
INTERPELACIÓN AL SISTEMA: En la crisis del empleo, la aberración de ayer puede ser herramienta útil hoy, aunque parezca un razonamiento absurdo.
La economía informal genera empleo
LAS corrientes socio-económicas contemporáneas, buscan entenderse con la economía informal creciente, a raíz del fracaso de sistemas antagónicos que crearon solo espejismos, frente a la expectativa de contingentes de desempleados, cada vez más numerosos.
La Organización Internacional del Trabajo O.I.T. acuñó en 1971 la definición de sector informal para distinguir toda actividad no registrada oficial-legalmente pero que produzca empleo. El concepto que apareció en una de las conclusiones del Programa Mundial de Empleo que se realizó ese año en Kenia se generalizó principalmente en los países subdesarrollados identificando no solamente la falta de registro, si no también, la precariedad del empleo.
La situación actual es que la informalidad está presente y es un fenómeno de orden estructural, el cual, no obstante las campañas que se desarrollan para eliminarlo, continúa creciendo, y ha permitido que las estadísticas del desempleo muestren tasas menores a épocas anteriores a su influencia.
Por supuesto, el empleo originado en la informalidad está al margen de toda protección social y estabilidad. Es el punto neurálgico de todos los especialistas que sugieren aprovechar lo positivo de la informalidad en lugar de combatirla. Pero nadie aún tiene la fórmula, en ninguna de las opciones -socialista o neoliberal- que examinan el tema, mientras ven de cerca la asombrosa dimensión que el sector va adquiriendo en un continente que no vislumbra proyecto alguno con soluciones razonables.
La situación en Bolivia
La organización Ayuda Obrera Suiza (AOS) en un estudio sobre el tema, afirma que en nuestro país de cada 100 personas económicamente activas, 73 corresponden al sector informal, carentes de seguridad social y de otras coberturas importantes. Existen aproximadamente 3 millones 600 mil empleos del sector informal de un total –también aproximado- de 5 millones de personas activas.
La conclusión del estudio advierte que, solo mediante políticas públicas eficaces, la informalidad podrá ser atenuada, pero esto no significa que desaparezca del mercado laboral, lo que asegura que el sector seguirá vigente en el escenario social, arrastrando pobreza con sus gravísimas consecuencias.
Los jóvenes siguen siendo los más afectados.
Los posibles empleadores no los contratan aduciendo que “no tienen experiencia”, sin tomar en cuenta capacidad y aptitud de rápida familiarización con las responsabilidades del puesto, condiciones que, lamentablemente no pueden documentarse. Por otro lado, algunos profesionales jóvenes con cierta experiencia, tampoco tienen acceso por falta de puestos vacantes. Al círculo vicioso hay que agregar las exigencias ideológicas o políticas que constituyen moneda corriente en las empresas del Estado y también en muchas privadas.
Entre la espada y la pared
El incremento del desempleo en proporciones que alarman –como en el ejemplo de España- pone en jaque a los gobiernos y a los sistemas.
El movimiento denominado los indignados que se ha desarrollado en toda Europa y saltó a Estados Unidos, es una interpelación al sistema capitalista.
Por su parte, el sector informal en América Latina con el papel de “movimiento social” se ha atrincherado exigiendo status reconocido y respetado en esa condición, interpelando en conjunto al sistema socialista, y a otros formatos económicos que fluctúan alegóricos en el continente.
Los favorables porcentajes de crecimiento, atribuidos a varios de los países latinoamericanos, están anotados con resaltador en el contexto de sus macroeconomías, como resultado de factores generalmente externos que han robustecido sus reservas internacionales, las cuales, desafortunadamente no pueden ser re-direccionadas en beneficio de los pueblos.
Este beneficio solo puede provenir de la inversión pública para concentrar una máxima oferta de fuentes de trabajo (empleo) con la mayor sostenibilidad posible.

El comercio informal en Cochabamba
La Cancha espejismo no es. Los turistas dicen no haber visto un supermercado --mitad cubierto y mitad al aire libre- tan grande y desorganizado como la Cancha. La observación incluye el uso de calzadas y vías peatonales que están atestadas de comerciantes.
Solo hay que ver las estructuras de los escaparates portátiles, de las sombrillas (llantuchas), los carritos de mano, las carretillas, canastas, maniquíes, exhibidores, mesas, taburetes, medidores de energía eléctrica en cualquier parte, carteles publicitarios, mesones, kioscos, casetas y cortinas metálicas, para intentar contabilizar la mano de obra (empleo eventual) contratada para tener esos miles de objetos que hacen posible que el llamado “cuentapropista” se instale, digamos, incómodamente.

Más actores
A este escenario ingresan otros protagonistas del sector informal: los proveedores directos y los intermediarios. El conjunto de las actividades informales es un tejido completo y en cada uno de sus hilos existen varios empleos más o menos estables.
Obreros(as) de la confección
Cientos de confeccionistas de Huayra Kasa han instalado pequeñas y medianas factorías familiares en las que fabrican ropa a pedido (modelos), principalmente jeans. Alrededor, los fabricantes de etiquetas, trabajan sin horario. Los productos son comercializados en las casetas de La Cancha, con sabor a “importados” para estar a la orden de la preferencia de los clientes.
Un ejemplo
Karina N.N. es una joven que interrumpió sus estudios de secundaria (como muchas otras) para aprender corte y confección en la calle Ladislao Cabrera. Luego pasó varias semanas al lado de un confeccionista experimentado para imitar su destreza. Ahora está a cargo de una máquina en un grupo numeroso, trabaja diez a doce horas, recibe almuerzo ahí mismo y descansa el fin de semana. No quiere hablar de cuánto gana. Si se enferma todos los gastos son por su cuenta. No acumula antigüedad de servicios y jamás se jubilará.
El ejemplo vale absolutamente para todas las actividades que hacen la tremenda dinámica de La Cancha y que otorga suculentos ingresos –por el uso de espacios- a la Municipalidad que es la primera, directa y exigente beneficiaria de la informalidad.
Perspectiva
En La Cancha todo tiene cabida menos la legalidad en orden a los preceptos de la Ley General del Trabajo y de las normas del comercio legalmente establecido. Esta característica es la que, define con precisión al llamado “sector informal”, que en los últimos tiempos ha subido a la categoría de factor económico trascendente por su capacidad de generar empleo interpelando a todas las políticas que con ese mismo propósito han logrado muy poquito.
Como se ha demostrado que lo informal no tendrá equivalente en la solución del problema del empleo a corto plazo, la discusión correrá intensa, y ojalá, inteligente. +
<El presente artículo ha sido realizado con investigación propia>