UNA JULIETA PARA ROMEO, La hazaña científica que podría salvar especies bolivianas en peligro extinción
UNA JULIETA PARA ROMEO, La hazaña científica que podría salvar especies bolivianas en peligro extinción
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“Me canse de besar sapos”, es un dicho muy popular entre mujeres cuando las malas relaciones las decepcionan; pero este no es el caso, para nada. Con Romeo, una Rana Acuática de Sehuencas, especie endémica de Bolivia, la historia podría ser diferente y con un final feliz.
Marcos Figueroa Candia
12 de febrero de 2019
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UNA JULIETA PARA ROMEO, La hazaña científica que podría salvar especies bolivianas en peligro extinción

Cuando se presenta la oportunidad, todavía al equipo de científicos cochabambinos se les llenan los ojos de emoción y sus sonrisas dibujan orgullo por cumplir con su labor de conservar especies en peligro de extinción, ellos trabajan en el Centro K’ayra (Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia) del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny. Y no es para menos, ellos mismos han roto los canones tradicionales de la ciencia para atreverse a comunicar la buena noticia con elementos comunicacionales ajenos a la difusión de la investigación científica.

Sus esfuerzos, que no están para nada improvisados sino rigurosamente planificados, han permitido tener resultados alentadores; más de 10 expediciones cada una de 6 días (promedio) desde noviembre de 2018 hasta marzo de 2019, permitieron hasta ahora hallar en buen estado de salud a 5 ejemplares (tres machos y dos hembras) de la Rana Acuática de Sehuencas, un anfibio de lomo pigmentado entre cafes y marrones, ojos expresivos con líneas fluorescentes y su característico vientre naranja. Cuando la ves con más interés y detenimiento resulta ser un hermoso espécimen, muy dócil y vital, coqueto y orgulloso, verdadera obra de la naturaleza; y que para orgullo nuestro tiene su hábitat en el territorio cochabambino, en los bosques nublados de ceja de monte, dentro los límites del Parque Nacional Carrasco…una Rana muy Cochabambina.

Pero esta importante cruzada nace hace 10 años, en un proyecto expedicionario de caracterización de anfibios en los bosques nublados; ese 2008 el investigador Oliver Quinteros junto a otros biólogos bolivianos recolectaron a Romeo sabiendo que la Rana Acuática de Sehuencas, como otros anfibios en Bolivia, estaba en problemas. Ni ellos imaginaban que no podrían encontrar ninguna otra rana acuática para un centro de cría para su conservación, mientras Romeo vive en un acuario en el Centro K’ayra en el Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Cuando hallan a Romeo y luego de infructíferas expediciones, determinan temporalmente que era el único ejemplar de su especie; ya en cautiverio Romeo esperaba pacientemente se integren a su grupo nuevos ejemplares y mejor aún una hembra, una Julieta, que permita entender su forma de apareamiento y cría, planificar un repoblamiento de la especie, comprender las amenazas de su hábitat y sacar a la Rana Acuática de Sehuencas de la lista de especies vulnerables de Bolivia.

El 2018, después de tantos intentos sin resultado, el Centro K’ayra, con el apoyo de Global Wildlife Conservation, abre una página de citas en el conocido portal Match.com para el Galán Anfibio de Cochabamba. Romeo se convirtió en una celebridad internacional el día de San Valentín en 2018 con un perfil de citas en la página de la compañía de citas más grande del mundo y se inicia la campaña de buscarle una novia, una Julieta; el objetivo reunir recursos de donantes internacionales para planificar nuevas expediciones y financiar el trabajo científico de búsqueda de una hembra para la última, y hasta ese momento, única Rana Acuática de Sehuencas.

La experiencia en la red Internet fue, sin dudas, significativa y muy aleccionadora. “Nuestra comunidad entera de Match se unió detrás de Romeo y su búsqueda de amor el año pasado”, dijo Hesam Hosseini, CEO de Match. “Estamos encantados con este resultado para Romeo y su especie. Ahora se une a la lista de millones de -miembros- que han encontrado relaciones significativas en Match”. Las nuevas expediciones fueron posibles gracias a las personas que en más de 32 países hicieron donaciones el año 2018 y fueron recaudadas por Match por un total de $us 25,000.

LA RANA ACUÁTICA DE SEHUENCAS (Telmatobius yuracare)

Este Embajador de la conservación es conocida localmente como Rana Acuática Yuracare y a nivel internacional como Sehuencas Water Frog; sigue siendo una especie endémica de Bolivia, conocida solamente en algunas localidades: Sehuencas, Jatun Potrero, La Siberia y Karahuasi del departamento de Cochabamba al límite con el departamento de Santa Cruz, entre 2050-3600 msnm, dentro la eco región de los Yungas de bosques nublados.

El LIBRO ROJO de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia la describe como una especie grande que mide hasta 57,6 mm en machos y 46,0 mm de LHC en hembras. El iris de los ojos es de color verduzco-café, con pequeños puntos amarillos; cuerpo robusto, más ancho que la cabeza; hocico corto y aplanado, no se distingue membrana timpánica; piel dorsal y ventral lisas; dorso de color café verdoso, café grisáceo o beige, con manchas irregulares oscuras; superficies ventrales anaranjadas o amarillentas con o sin manchas difusas de color café; Machos con antebrazos robustos y espinas humeral sobresalientes muy evidentes; manos sin membranas interdigitales y patas con extensa membrana interdigital que llega hasta la punta de los dedos.

Los registros, con monitoreo de al menos 3 años dentro del Parque Nacional Carrasco y la Siberia, han registrado 3 individuos; y eso que el territorio tiene los sitios donde fue abundante en otros tiempos, mostrando una drástica disminución. Además, antes de estos estudios intensivos, varios herpetólogos han visitado estos lugares y ya se percibía esta disminución. El rápido decrecimiento que pueden sufrir las poblaciones de Telmatobius afectadas por quitridios, cuya presencia ya fue confirmada en Bolivia, es hoy una gran preocupación científica y motivo de amplios estudios. En la Evaluación Global de los Anfibios (GAA), está categorizada como Vulnerable (VU).

La Rana acuática Sehuencas es totalmente acuática y fue abundante en el fondo de pequeños arroyos o ríos, y en pozas en el bosque montano de Bolivia. El cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación, el patógeno quitridio que es mortal en anfibios y la introducción de truchas invasoras han provocado una disminución abrupta de especies de ranas acuáticas en Bolivia, Ecuador y Perú.

El estado de conservación de la Telmatobius yuracare es crítico, pero la naturaleza es sabia y te regala momentos inspiradores e importantes oportunidades, si las intenciones son buenas. Luego de 10 años se pudieron obtener resultados.

“TENEMOS ALGO MUY IMPORTANTE QUE DECIRLES…TENEMOS OTRO ROMEO”

Fue lo que le salió entre emociones a Teresa Camacho Badani, Jefa del Departamento de Herpetología del Museo frente a la cámara del celular para grabar un video que enviaron a los especialistas de Global Wildlife Conservation y al Director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, Ricardo Céspedes. Eran las 16:30 de un frio y lluvioso día de diciembre del 2018; a esa hora y luego de varios días de internación a los páramos del bosque nublado, el frio y la humedad juntos les hacía efecto al equipo de la expedición que incluía a la bióloga Camacho Badani, Jefe del Departamento de Herpetología del Museo; el veterinario especializado en anfibios, Ricardo Zurita Urgarte; la bióloga Sophia Barrón Lavayén, Jefa de cría en cautiverio del Centro K’ayra; y el investigador Stephane Knoll.

Algo les decía, a pesar del agotamiento físico, que debían hacer un último intento en una quebrada con cascadas de agua…el equipo en pleno anima a Camacho Badani y avanza introduciendo las manos, una vez más, con cuidado entre las piedras sumergidas y reconoce un cuerpo característico y viscoso, era un Telmatobius yuracare; sus colores y tamaño inconfundibles, los gritos y las manos en alto celebran un triunfo, rápidamente lo introducen en una bolsa plástica con agua del mismo lugar, medida estudiada para evitar el estrés del animalito capturado y confirman el feliz hallazgo…“He encontrado un Telmatobius” y se abrazaron entre científicos ahí, en pleno bosque nublado; mientras en las ciudades del departamento de Cochabamba nos preparábamos para las fiestas de fin de año, a muchos kilómetros monte adentro cuatro investigadores científicos le daban oxígeno y aliento a esta especie amenazada y estaban por escribir una nueva página para Romeo.

El equipo, que anticipada y cuidadosamente había determinado los mejores lugares para buscar a esta especie de rana, después de días de sensibilizar a los pobladores del lugar y meterse en lo recóndito del monte húmedo cochabambino, encontró a la Rana Acuática de Sehuencas en hábitats que lucían perfectos para estos anfibios, arroyos bien conservados en los bosques nublados de Bolivia. “Tu llegas a un lugar que tiene las condiciones óptimas y es a las claras un arroyo de Telmatobius yuracare y muchas veces no encuentras nada”, explica Sophia Barrón y agrega “No conocemos la biología de reproducción y en eso se basa nuestro trabajo, entender a la especie”.

Un nuevo ejemplar, después de 10 años, era un soplido de aliento a la investigación de esta especie; por ello deciden descansar y reponer fuerzas, aunque las emociones del día los mantenían en actividad; a la mañana siguiente se internan nuevamente al monte desde su campamento base y en otra quebrada de similares características logran hallar 4 ejemplares más, dos hembras y dos machos, que sumados al primero completan 5 nuevos ejemplares de la Rana Acuática de Sehuencas. Romeo ya tenía su Julieta y 4 nuevos amigos de su especie. Ricardo Céspedes, Director del Museo, recomienda el retorno del Equipo de inmediato para cuidar los ejemplares hallados y transportaron cuidadosamente las cinco ranas a las instalaciones del centro de cría, en el Centro K’ayra donde se encuentran en cuarentena mientras se aclimatan a un entorno que reproduce las condiciones en la naturaleza.

El 14 de febrero -Día de San Valentín- o de los enamorados en muchas partes del Globo, si todo sale como se está planificando y si las condiciones de recuperación y salida de cuarentena arrojan resultados óptimos, Romero y Julieta tendrán su feliz y esperado encuentro; que con los buenos augurios que seguramente la sociedad científica mundial y la prensa les darán, podremos testimoniar que tuvieron un idilio en pro de su especie.

Los ejemplares encontrados serán las fundadoras de un programa de cría de conservación en el Centro K’ayra, como parte de una iniciativa más amplia para que esta especie vuelva del borde de la extinción. "Siempre existe el riesgo de traer animales de la naturaleza para iniciar una población en cautiverio, y no es un paso que deba tomarse a la ligera", dijo Chris Jordan, coordinador de Global Wildlife Conservation para América Central y los Andes Tropicales. “Pero en este punto, parece que hay muy pocas ranas acuáticas en la naturaleza para que puedan mantener una población viable a largo plazo, por lo que hay un mayor riesgo si no hacemos nada. Tenemos una oportunidad real de salvar a la Rana Acuática de Sehuencas, restaurando una parte fundamental de los bosques de Bolivia, y generando información importante sobre cómo restaurar especies similares que también están en grave riesgo de extinción".

El equipo de la expedición continuará buscando más ejemplares para determinar si la especie se encuentra en otros lugares de la naturaleza y en qué número, aprender sobre sus preferencias de hábitat y continuar pruebas que detecten la presencia de quitridiomicosis, además de otras amenazas. El programa de cría de conservación arrojará resultados para desarrollar un plan de protección y restauración de su hábitat, tanto para anfibios que todavía viven allí como para preparar los arroyos para el regreso de la descendencia de Romeo y Julieta, cuando las amenazas a la especie se hayan mitigado.

EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL “ALCIDE D’ORBIGNY”, UN GIGANTE EN MEDIO DE UNA CIUDAD

Los programas de conservación de cría en cautiverio y reintroducción han funcionado para otras especies en esta misma posición, incluido el sapo Mallorquín en España, al menos 10 poblaciones de esta especie han sido reintroducidas con éxito en la naturaleza. En Tanzania, el sapo pulverizador Kihansi, considerado extinto en la naturaleza por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, se ha criado con éxito en los zoológicos de los Estados Unidos y forma parte de algunas liberaciones y un programa para su completa reintroducción.

Sophia Barrón, explica: “La Rana Acuática de Sehuencas, como sus primos, puede vivir hasta 30 años en condiciones medio ambientales óptimas. Romeo llegó al Centro K’ayra siendo adulto y ya está viviendo con nosotros 10 años. Son 10 años de estudiar la especie y todavía nos falta mucho por entender a la Telmatobius yuracare y otras especies vulnerables”.

LA RANA ACUÁTICA DE SEHUENCAS (Telmatobius yuracare)

Este Embajador de la conservación es conocida localmente como Rana Acuática Yuracare y a nivel internacional como Sehuencas Water Frog; sigue siendo una especie endémica de Bolivia, conocida solamente en algunas localidades: Sehuencas, Jatun Potrero, La Siberia y Karahuasi del departamento de Cochabamba al límite con el departamento de Santa Cruz, entre 2050-3600 msnm, dentro la eco región de los Yungas de bosques nublados.

El LIBRO ROJO de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia la describe como una especie grande que mide hasta 57,6 mm en machos y 46,0 mm de LHC en hembras. El iris de los ojos es de color verduzco-café, con pequeños puntos amarillos; cuerpo robusto, más ancho que la cabeza; hocico corto y aplanado, no se distingue membrana timpánica; piel dorsal y ventral lisas; dorso de color café verdoso, café grisáceo o beige, con manchas irregulares oscuras; superficies ventrales anaranjadas o amarillentas con o sin manchas difusas de color café; Machos con antebrazos robustos y espinas humeral sobresalientes muy evidentes; manos sin membranas interdigitales y patas con extensa membrana interdigital que llega hasta la punta de los dedos.

Los registros, con monitoreo de al menos 3 años dentro del Parque Nacional Carrasco y la Siberia, han registrado 3 individuos; y eso que el territorio tiene los sitios donde fue abundante en otros tiempos, mostrando una drástica disminución. Además, antes de estos estudios intensivos, varios herpetólogos han visitado estos lugares y ya se percibía esta disminución. El rápido decrecimiento que pueden sufrir las poblaciones de Telmatobius afectadas por quitridios, cuya presencia ya fue confirmada en Bolivia, es hoy una gran preocupación científica y motivo de amplios estudios. En la Evaluación Global de los Anfibios (GAA), está categorizada como Vulnerable (VU).

La Rana acuática Sehuencas es totalmente acuática y fue abundante en el fondo de pequeños arroyos o ríos, y en pozas en el bosque montano de Bolivia. El cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación, el patógeno quitridio que es mortal en anfibios y la introducción de truchas invasoras han provocado una disminución abrupta de especies de ranas acuáticas en Bolivia, Ecuador y Perú.

El estado de conservación de la Telmatobius yuracare es crítico, pero la naturaleza es sabia y te regala momentos inspiradores e importantes oportunidades, si las intenciones son buenas. Luego de 10 años se pudieron obtener resultados.

Fue lo que le salió entre emociones a Teresa Camacho Badani, Jefa del Departamento de Herpetología del Museo frente a la cámara del celular para grabar un video que enviaron a los especialistas de Global Wildlife Conservation y al Director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, Ricardo Céspedes. Eran las 16:30 de un frio y lluvioso día de diciembre del 2018; a esa hora y luego de varios días de internación a los páramos del bosque nublado, el frio y la humedad juntos les hacía efecto al equipo de la expedición que incluía a la bióloga Camacho Badani, Jefe del Departamento de Herpetología del Museo; el veterinario especializado en anfibios, Ricardo Zurita Urgarte; la bióloga Sophia Barrón Lavayén, Jefa de cría en cautiverio del Centro K’ayra; y el investigador Stephane Knoll.

Algo les decía, a pesar del agotamiento físico, que debían hacer un último intento en una quebrada con cascadas de agua…el equipo en pleno anima a Camacho Badani y avanza introduciendo las manos, una vez más, con cuidado entre las piedras sumergidas y reconoce un cuerpo característico y viscoso, era un Telmatobius yuracare; sus colores y tamaño inconfundibles, los gritos y las manos en alto celebran un triunfo, rápidamente lo introducen en una bolsa plástica con agua del mismo lugar, medida estudiada para evitar el estrés del animalito capturado y confirman el feliz hallazgo…“He encontrado un Telmatobius” y se abrazaron entre científicos ahí, en pleno bosque nublado; mientras en las ciudades del departamento de Cochabamba nos preparábamos para las fiestas de fin de año, a muchos kilómetros monte adentro cuatro investigadores científicos le daban oxígeno y aliento a esta especie amenazada y estaban por escribir una nueva página para Romeo.

El equipo, que anticipada y cuidadosamente había determinado los mejores lugares para buscar a esta especie de rana, después de días de sensibilizar a los pobladores del lugar y meterse en lo recóndito del monte húmedo cochabambino, encontró a la Rana Acuática de Sehuencas en hábitats que lucían perfectos para estos anfibios, arroyos bien conservados en los bosques nublados de Bolivia. “Tu llegas a un lugar que tiene las condiciones óptimas y es a las claras un arroyo de Telmatobius yuracare y muchas veces no encuentras nada”, explica Sophia Barrón y agrega “No conocemos la biología de reproducción y en eso se basa nuestro trabajo, entender a la especie”.

Un nuevo ejemplar, después de 10 años, era un soplido de aliento a la investigación de esta especie; por ello deciden descansar y reponer fuerzas, aunque las emociones del día los mantenían en actividad; a la mañana siguiente se internan nuevamente al monte desde su campamento base y en otra quebrada de similares características logran hallar 4 ejemplares más, dos hembras y dos machos, que sumados al primero completan 5 nuevos ejemplares de la Rana Acuática de Sehuencas. Romeo ya tenía su Julieta y 4 nuevos amigos de su especie. Ricardo Céspedes, Director del Museo, recomienda el retorno del Equipo de inmediato para cuidar los ejemplares hallados y transportaron cuidadosamente las cinco ranas a las instalaciones del centro de cría, en el Centro K’ayra donde se encuentran en cuarentena mientras se aclimatan a un entorno que reproduce las condiciones en la naturaleza.

El 14 de febrero -Día de San Valentín- o de los enamorados en muchas partes del Globo, si todo sale como se está planificando y si las condiciones de recuperación y salida de cuarentena arrojan resultados óptimos, Romero y Julieta tendrán su feliz y esperado encuentro; que con los buenos augurios que seguramente la sociedad científica mundial y la prensa les darán, podremos testimoniar que tuvieron un idilio en pro de su especie.

“TENEMOS ALGO MUY IMPORTANTE QUE DECIRLES…TENEMOS OTRO ROMEO”

Los ejemplares encontrados serán las fundadoras de un programa de cría de conservación en el Centro K’ayra, como parte de una iniciativa más amplia para que esta especie vuelva del borde de la extinción. "Siempre existe el riesgo de traer animales de la naturaleza para iniciar una población en cautiverio, y no es un paso que deba tomarse a la ligera", dijo Chris Jordan, coordinador de Global Wildlife Conservation para América Central y los Andes Tropicales. “Pero en este punto, parece que hay muy pocas ranas acuáticas en la naturaleza para que puedan mantener una población viable a largo plazo, por lo que hay un mayor riesgo si no hacemos nada. Tenemos una oportunidad real de salvar a la Rana Acuática de Sehuencas, restaurando una parte fundamental de los bosques de Bolivia, y generando información importante sobre cómo restaurar especies similares que también están en grave riesgo de extinción".

El equipo de la expedición continuará buscando más ejemplares para determinar si la especie se encuentra en otros lugares de la naturaleza y en qué número, aprender sobre sus preferencias de hábitat y continuar pruebas que detecten la presencia de quitridiomicosis, además de otras amenazas. El programa de cría de conservación arrojará resultados para desarrollar un plan de protección y restauración de su hábitat, tanto para anfibios que todavía viven allí como para preparar los arroyos para el regreso de la descendencia de Romeo y Julieta, cuando las amenazas a la especie se hayan mitigado.

Los programas de conservación de cría en cautiverio y reintroducción han funcionado para otras especies en esta misma posición, incluido el sapo Mallorquín en España, al menos 10 poblaciones de esta especie han sido reintroducidas con éxito en la naturaleza. En Tanzania, el sapo pulverizador Kihansi, considerado extinto en la naturaleza por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, se ha criado con éxito en los zoológicos de los Estados Unidos y forma parte de algunas liberaciones y un programa para su completa reintroducción.

Sophia Barrón, explica: “La Rana Acuática de Sehuencas, como sus primos, puede vivir hasta 30 años en condiciones medio ambientales óptimas. Romeo llegó al Centro K’ayra siendo adulto y ya está viviendo con nosotros 10 años. Son 10 años de estudiar la especie y todavía nos falta mucho por entender a la Telmatobius yuracare y otras especies vulnerables”.

En el ajetreado barrio de Queru Queru de la ciudad de Cochabamba, en medio de un entorno verde esta una casa de tipo antiguo que alberga los repositorios, oficinas y espacios de investigación del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny; en otros tiempos debía erigirse ahí un Centro Internacional de Convenciones para Cochabamba, pero las falsas promesas llegaron más rápido que la decisión de ejecutarlo. Hoy este espacio tiene otras connotaciones y por la gran labor que realiza, el 30 de Octubre de 2014 fue declarado como "Patrimonio Cultural y Natural del Estado Plurinacional de Bolivia", además de ser reconocido por la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia como repositorio nacional. Ahí se hace ciencia y sus responsables trabajan con entusiasmo, cada día, para que todos entendamos más sobre las especies endémicas de Bolivia, muchas de ellas en peligro de extinción.

Su Director, el paleontólogo Ricardo Céspedes Paz, recuerda que en Cochabamba no se hacía paleontología, solo arqueología; es así que a finales de los ’80 junto a Juan Pablo Barrenechea, Marcelo Rodríguez Veltze, Ramiro Suárez, Mario Suárez y otros, un 13 de Septiembre de 1987 crean la Fundación para la Ciencia, cuyo objetivo era fomentar campañas de estudios paleontológicos en Bolivia con registro de fósiles. Hasta 1997 trabajaron en oficinas de YPFB y años más tarde a través de un Convenio Interinstitucional entre Alcaldía de Cochabamba, la Universidad Mayor de San Simón y la Fundación, se instalan en la ex oficina de deportes municipales. Su interés crear el Museo de Historia Natural.

El año 2003, se festejaba en todo el mundo el bicentenario del nacimiento de Alcide d’Orbigny -si hasta Avenida con su nombre tenemos en Cochabamba- y se crea, con apertura de puertas, el Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny un 23 de enero, dedicado a la investigación científica en paleontología, en un inicio, y posteriormente a formar colecciones paleontológicas; se reciben donaciones de colecciones científicas de muchas partes y se inician varios proyectos de investigaciones como el programa de estudios en herpetofauna que estudia las ranas acuáticas del Lago Titicaca, programa que ya acumula 10 años de investigación.

El Museo es un tríptico muy importante basado en Investigación, Conservación y Difusión. En sus ambientes se hace verdadera ciencia con productos que están ayudando a conservar especies en peligro de extinción. Más de 57000 piezas es el número aproximado de su gran colección y ni siquiera el 0,5 % es exhibido, “No se puede exponer todo. Acá en los repositorios se tiene resguardo del patrimonio de Bolivia. Piezas valiosas en fauna y ramas de ciencias como mineralogía, entomología, paleontología, herpetología, ornitología, mastozoología y otros”, explica Ricardo Céspedes. Y los ojos del mundo ya se posan en el Museo y su labor. Con el lema #juntosconservamos, tuvieron la grata visita, debidamente solicitada, de Joel Sartore, uno de los fotógrafos más renombrados de National Geographic NATGEO, quien junto con su proyecto Photo Ark, realizó una espectacular sesión de fotos a las ranas del Centro K'ayra, así como a varias aves e insectos de Cochabamba. Él y Robin Moore son los únicos fotógrafos que capturaron para la posteridad las fotos de Romeo y Julieta, algunas de esas valiosas imágenes son las que compartimos en este reportaje.

Hoy el Museo es una institución dinámica que trabaja para conservar la biodiversidad en Bolivia, a través de proyectos de investigación, conservación de colecciones científicas y programas de difusión y comunicación a la sociedad. Sus áreas de acción son la paleontología, cambios climáticos, estudio de invertebrados y vertebrados, estudios de plantas, biología molecular y apoyo a la educación. Ha cumplido 16 años de vida y durante este tiempo ha llevado a cabo cerca de 70 proyectos de investigación y conservación de la biodiversidad boliviana, colaborando en la formación de cerca de 315 profesionales y actualmente cuenta con 57 investigadores asociados.

Adecuándose a sus propias necesidades; Primero, están logrando el interés de la sociedad científica global, canalizando financiamientos para proyectos científicos bajo una renovada óptica, pues todo cambia con la campaña de Romeo. “La dinámica de los medios nos hace abrirnos al mundo, hoy somos visualizados y no estamos solos, pues varios centros de investigación en Cochabamba, en Bolivia y en el extranjero están atentos a nuestro trabajo”, asevera Ricardo Céspedes; Segundo, están convencidos de la precisión a la hora de manejar con responsabilidad la comunicación, como recuerda Teresa Camacho “Tuvimos que guardar celosamente la noticia para que diseñemos su forma adecuada de difusión, y esto se hizo en estrecha coordinación con Global Wildlife Conservation hasta su anuncio oficial en enero de 2018”; Tercero, se enfocan en la realidad y van a la carga, tomando decisiones para seguir investigando a esta y otras especies, “Nadie conoce o a veces no se entiende que la logística para estos trabajos de investigación cuesta. Se debe pedir permiso a la Dirección General de Biodiversidad, a las comunidades, preparar los ambientes, el agua, desarrollar los planes de acción, alquilar vehículos, insumos, comprar equipos sofisticados y precisos y al final, muchas veces, los lugares ideales para encontrar las especies no te arrojan resultados, no se encuentra nada y es un mal parámetro para la conservación, es la señal de que las especies endémicas de Bolivia están en peligro”.

Con todo, ya han sentado las bases y construido parámetros de conservación, así lo detalla Ricardo Zurita, responsable de la salud de los ejemplares de la Rana Acuática de Sehuencas “Hay un plan de acción para la conservación de la especie y con el plan, las experiencias acumuladas y la voluntad queremos ayudar a que otras especies se salven. Estamos transfiriendo buenas practicas a otros centros de conservación del mundo, ya hemos creado protocolos de crianza en cautiverio y tenemos confianza de poder lograr el propósito”.

Precisamente el Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia, es el único con categoría de centro de custodia de anfibios en el país, otorgado por el Viceministerio de Medio Ambiente y la Dirección General de Biodiversidad. Por su trabajo ya se han establecido protocolos de crianza en cautiverio de varias especies de ranas de Bolivia, algunas que habitan las ciudades, “Ranas semi acuáticas en la ciudad de Cochabamba si, acá también hay Telmatobius, allí en pleno canal de la torrentera de agua de la Avenida Ricardo Jaimes Freire, donde está el Salón de Eventos El Portal”, nos dice Sophia Barrón y agrega “En el Centro K’ayra tenemos una guardería de Ranas del Titicaca, esa experiencia lograda nos permite trabajar mejor la conservación de la Telmatobius yuracare”.

¿POR QUÉ DEBE INTERESARNOS SALVAR Y PROTEGER NUESTRAS ESPECIES?

“Porque estamos generando información importante sobre cómo restaurar especies similares que también están en grave riesgo de extinción" diría Chris Jordan de Global Wildlife Conservation. Y este es el meollo del asunto.

La experiencia de convertir a Romeo en un Embajador de la conservación le ha ampliado a los responsables e investigadores del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny la visión de proyectar su labor científica hacia la comunicación global y para la Aldea Global. El mundo entero, que esta intercomunicado en el espacio cibernético y más en redes sociales, se ha inspirado con la historia de la Rana Acuática de Sehuencas y hemos tenido resultados todos, porque todos hemos leído, todos hemos entendido, todos hemos interactuado con la información y todos hemos compartido la gran noticia, haciéndonos parte activa de esta cruzada.

Y estamos cerca de un final feliz, o comienzo feliz para su especie pues el galán Romeo de ojos grandes y atentos, de carácter apacible y algo “tímido”, como lo describen los investigadores a cargo de su cuidado, se ha llevado el corazón de las redes sociales en menos de un año y es hoy un símbolo bandera de la conservación de especies amenazadas con la esperanza de repoblar la foresta de su hábitat natural. Y la doncella Julieta una hembra de edad adulta, que a diferencia de su futuro par, “Es una ranita de ojitos vibrantes y de personalidad activa, enérgica y hambrienta”, como la describe la Jefa de Herpetología del Museo -si es enérgica y hambrienta buena cochabambina ha de ser- y es ahora donde están puestas muchas de las expectativas para que la especie Telmatobius yuracare salga de las listas de especies vulnerables y en peligro de extinción.

Le pregunte a Ricardo Céspedes, Director del Museo si “¿Estamos en condiciones de ser una Cancillería de la conservación?” Y respondió entusiasmado “Tenemos en lista y en puerta a varios Embajadores de otras especies en peligro crítico, como el Oso Andino o la Chinchilla, quienes con sus historias inspiraran al mundo como se hizo con Romeo”. El camino esta trazado y la responsabilidad de formar parte de grandes cruzadas, será de todos.

Y es por eso que debe interesarnos a todos y sobre todo a las Autoridades responsables de la conservación del medio ambiente del país. Acá no debe haber envidias ni competiciones, pues la verdadera competencia es contra el tiempo y el cambio climático que afecta a las especies endémicas de Bolivia y sus hábitats. Las decisiones a futuro serán importantes y las inversiones también, pues se requieren nuevos y renovados ambientes, y totalmente equipados, para que nuestros científicos bolivianos sigan investigando en condiciones óptimas, aportando a la ciencia con importantes noticias como esta; y ello solo es posible con voluntad política de verdad.

Y ya que están de moda los nuevos cortes de billetes del Estado Plurinacional de Bolivia, algún amigo cochabambino muy suelto de cuerpo y de pensamiento me dijo entre charla y charla: “La ranita esa pues, Romeo creo que se llama, ella debería estar pues en los nuevos billetes…no ve que se muestran especies en peligro de extinción de Bolivia. En mi casa hasta mis hijos me han contado la historia de la ranita de pecho naranja y hemos aprendido que debemos cuidarla”. Así podremos experimentar cambios positivos con el uso responsable de las herramientas comunicacionales globales. Y si un equipo inspirador logró movilizar a la sociedad con la hazaña científica de Romeo, la emblemática Rana Acuática de Sehuencas, cuanto más podremos hacer todos sí nos inspiramos y comprometemos con la conservación del medio ambiente. El ejemplo empieza por casa y seguramente el amigo cochabambino ya está inspirado asumiendo su responsabilidad con el planeta, contaminando positivamente.

Salud por ello…por los científicos cochabambinos inspiradores, por el Gigante Museo de la ciudad, por el feliz hallazgo, por Romeo y su Julieta…ojala pronto celebremos la llegada de los Romeitos y las Julietitas.

EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL “ALCIDE D’ORBIGNY”, UN GIGANTE EN MEDIO DE UNA CIUDAD

LA RANA ACUÁTICA DE SEHUENCAS (Telmatobius yuracare)

Este Embajador de la conservación es conocida localmente como Rana Acuática Yuracare y a nivel internacional como Sehuencas Water Frog; sigue siendo una especie endémica de Bolivia, conocida solamente en algunas localidades: Sehuencas, Jatun Potrero, La Siberia y Karahuasi del departamento de Cochabamba al límite con el departamento de Santa Cruz, entre 2050-3600 msnm, dentro la eco región de los Yungas de bosques nublados.

El LIBRO ROJO de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia la describe como una especie grande que mide hasta 57,6 mm en machos y 46,0 mm de LHC en hembras. El iris de los ojos es de color verduzco-café, con pequeños puntos amarillos; cuerpo robusto, más ancho que la cabeza; hocico corto y aplanado, no se distingue membrana timpánica; piel dorsal y ventral lisas; dorso de color café verdoso, café grisáceo o beige, con manchas irregulares oscuras; superficies ventrales anaranjadas o amarillentas con o sin manchas difusas de color café; Machos con antebrazos robustos y espinas humeral sobresalientes muy evidentes; manos sin membranas interdigitales y patas con extensa membrana interdigital que llega hasta la punta de los dedos.

Los registros, con monitoreo de al menos 3 años dentro del Parque Nacional Carrasco y la Siberia, han registrado 3 individuos; y eso que el territorio tiene los sitios donde fue abundante en otros tiempos, mostrando una drástica disminución. Además, antes de estos estudios intensivos, varios herpetólogos han visitado estos lugares y ya se percibía esta disminución. El rápido decrecimiento que pueden sufrir las poblaciones de Telmatobius afectadas por quitridios, cuya presencia ya fue confirmada en Bolivia, es hoy una gran preocupación científica y motivo de amplios estudios. En la Evaluación Global de los Anfibios (GAA), está categorizada como Vulnerable (VU).

La Rana acuática Sehuencas es totalmente acuática y fue abundante en el fondo de pequeños arroyos o ríos, y en pozas en el bosque montano de Bolivia. El cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación, el patógeno quitridio que es mortal en anfibios y la introducción de truchas invasoras han provocado una disminución abrupta de especies de ranas acuáticas en Bolivia, Ecuador y Perú.

El estado de conservación de la Telmatobius yuracare es crítico, pero la naturaleza es sabia y te regala momentos inspiradores e importantes oportunidades, si las intenciones son buenas. Luego de 10 años se pudieron obtener resultados.

“TENEMOS ALGO MUY IMPORTANTE QUE DECIRLES…TENEMOS OTRO ROMEO”

Fue lo que le salió entre emociones a Teresa Camacho Badani, Jefa del Departamento de Herpetología del Museo frente a la cámara del celular para grabar un video que enviaron a los especialistas de Global Wildlife Conservation y al Director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, Ricardo Céspedes. Eran las 16:30 de un frio y lluvioso día de diciembre del 2018; a esa hora y luego de varios días de internación a los páramos del bosque nublado, el frio y la humedad juntos les hacía efecto al equipo de la expedición que incluía a la bióloga Camacho Badani, Jefe del Departamento de Herpetología del Museo; el veterinario especializado en anfibios, Ricardo Zurita Urgarte; la bióloga Sophia Barrón Lavayén, Jefa de cría en cautiverio del Centro K’ayra; y el investigador Stephane Knoll.

Algo les decía, a pesar del agotamiento físico, que debían hacer un último intento en una quebrada con cascadas de agua…el equipo en pleno anima a Camacho Badani y avanza introduciendo las manos, una vez más, con cuidado entre las piedras sumergidas y reconoce un cuerpo característico y viscoso, era un Telmatobius yuracare; sus colores y tamaño inconfundibles, los gritos y las manos en alto celebran un triunfo, rápidamente lo introducen en una bolsa plástica con agua del mismo lugar, medida estudiada para evitar el estrés del animalito capturado y confirman el feliz hallazgo…“He encontrado un Telmatobius” y se abrazaron entre científicos ahí, en pleno bosque nublado; mientras en las ciudades del departamento de Cochabamba nos preparábamos para las fiestas de fin de año, a muchos kilómetros monte adentro cuatro investigadores científicos le daban oxígeno y aliento a esta especie amenazada y estaban por escribir una nueva página para Romeo.

El equipo, que anticipada y cuidadosamente había determinado los mejores lugares para buscar a esta especie de rana, después de días de sensibilizar a los pobladores del lugar y meterse en lo recóndito del monte húmedo cochabambino, encontró a la Rana Acuática de Sehuencas en hábitats que lucían perfectos para estos anfibios, arroyos bien conservados en los bosques nublados de Bolivia. “Tu llegas a un lugar que tiene las condiciones óptimas y es a las claras un arroyo de Telmatobius yuracare y muchas veces no encuentras nada”, explica Sophia Barrón y agrega “No conocemos la biología de reproducción y en eso se basa nuestro trabajo, entender a la especie”.

Un nuevo ejemplar, después de 10 años, era un soplido de aliento a la investigación de esta especie; por ello deciden descansar y reponer fuerzas, aunque las emociones del día los mantenían en actividad; a la mañana siguiente se internan nuevamente al monte desde su campamento base y en otra quebrada de similares características logran hallar 4 ejemplares más, dos hembras y dos machos, que sumados al primero completan 5 nuevos ejemplares de la Rana Acuática de Sehuencas. Romeo ya tenía su Julieta y 4 nuevos amigos de su especie. Ricardo Céspedes, Director del Museo, recomienda el retorno del Equipo de inmediato para cuidar los ejemplares hallados y transportaron cuidadosamente las cinco ranas a las instalaciones del centro de cría, en el Centro K’ayra donde se encuentran en cuarentena mientras se aclimatan a un entorno que reproduce las condiciones en la naturaleza.

El 14 de febrero -Día de San Valentín- o de los enamorados en muchas partes del Globo, si todo sale como se está planificando y si las condiciones de recuperación y salida de cuarentena arrojan resultados óptimos, Romero y Julieta tendrán su feliz y esperado encuentro; que con los buenos augurios que seguramente la sociedad científica mundial y la prensa les darán, podremos testimoniar que tuvieron un idilio en pro de su especie.

Los ejemplares encontrados serán las fundadoras de un programa de cría de conservación en el Centro K’ayra, como parte de una iniciativa más amplia para que esta especie vuelva del borde de la extinción. "Siempre existe el riesgo de traer animales de la naturaleza para iniciar una población en cautiverio, y no es un paso que deba tomarse a la ligera", dijo Chris Jordan, coordinador de Global Wildlife Conservation para América Central y los Andes Tropicales. “Pero en este punto, parece que hay muy pocas ranas acuáticas en la naturaleza para que puedan mantener una población viable a largo plazo, por lo que hay un mayor riesgo si no hacemos nada. Tenemos una oportunidad real de salvar a la Rana Acuática de Sehuencas, restaurando una parte fundamental de los bosques de Bolivia, y generando información importante sobre cómo restaurar especies similares que también están en grave riesgo de extinción".

El equipo de la expedición continuará buscando más ejemplares para determinar si la especie se encuentra en otros lugares de la naturaleza y en qué número, aprender sobre sus preferencias de hábitat y continuar pruebas que detecten la presencia de quitridiomicosis, además de otras amenazas. El programa de cría de conservación arrojará resultados para desarrollar un plan de protección y restauración de su hábitat, tanto para anfibios que todavía viven allí como para preparar los arroyos para el regreso de la descendencia de Romeo y Julieta, cuando las amenazas a la especie se hayan mitigado.

Los programas de conservación de cría en cautiverio y reintroducción han funcionado para otras especies en esta misma posición, incluido el sapo Mallorquín en España, al menos 10 poblaciones de esta especie han sido reintroducidas con éxito en la naturaleza. En Tanzania, el sapo pulverizador Kihansi, considerado extinto en la naturaleza por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN, se ha criado con éxito en los zoológicos de los Estados Unidos y forma parte de algunas liberaciones y un programa para su completa reintroducción.

Sophia Barrón, explica: “La Rana Acuática de Sehuencas, como sus primos, puede vivir hasta 30 años en condiciones medio ambientales óptimas. Romeo llegó al Centro K’ayra siendo adulto y ya está viviendo con nosotros 10 años. Son 10 años de estudiar la especie y todavía nos falta mucho por entender a la Telmatobius yuracare y otras especies vulnerables”.

EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL “ALCIDE D’ORBIGNY”, UN GIGANTE EN MEDIO DE UNA CIUDAD

En el ajetreado barrio de Queru Queru de la ciudad de Cochabamba, en medio de un entorno verde esta una casa de tipo antiguo que alberga los repositorios, oficinas y espacios de investigación del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny; en otros tiempos debía erigirse ahí un Centro Internacional de Convenciones para Cochabamba, pero las falsas promesas llegaron más rápido que la decisión de ejecutarlo. Hoy este espacio tiene otras connotaciones y por la gran labor que realiza, el 30 de Octubre de 2014 fue declarado como "Patrimonio Cultural y Natural del Estado Plurinacional de Bolivia", además de ser reconocido por la Academia Nacional de Ciencias de Bolivia como repositorio nacional. Ahí se hace ciencia y sus responsables trabajan con entusiasmo, cada día, para que todos entendamos más sobre las especies endémicas de Bolivia, muchas de ellas en peligro de extinción.

Su Director, el paleontólogo Ricardo Céspedes Paz, recuerda que en Cochabamba no se hacía paleontología, solo arqueología; es así que a finales de los ’80 junto a Juan Pablo Barrenechea, Marcelo Rodríguez Veltze, Ramiro Suárez, Mario Suárez y otros, un 13 de Septiembre de 1987 crean la Fundación para la Ciencia, cuyo objetivo era fomentar campañas de estudios paleontológicos en Bolivia con registro de fósiles. Hasta 1997 trabajaron en oficinas de YPFB y años más tarde a través de un Convenio Interinstitucional entre Alcaldía de Cochabamba, la Universidad Mayor de San Simón y la Fundación, se instalan en la ex oficina de deportes municipales. Su interés crear el Museo de Historia Natural.

El año 2003, se festejaba en todo el mundo el bicentenario del nacimiento de Alcide d’Orbigny -si hasta Avenida con su nombre tenemos en Cochabamba- y se crea, con apertura de puertas, el Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny un 23 de enero, dedicado a la investigación científica en paleontología, en un inicio, y posteriormente a formar colecciones paleontológicas; se reciben donaciones de colecciones científicas de muchas partes y se inician varios proyectos de investigaciones como el programa de estudios en herpetofauna que estudia las ranas acuáticas del Lago Titicaca, programa que ya acumula 10 años de investigación.

El Museo es un tríptico muy importante basado en Investigación, Conservación y Difusión. En sus ambientes se hace verdadera ciencia con productos que están ayudando a conservar especies en peligro de extinción. Más de 57000 piezas es el número aproximado de su gran colección y ni siquiera el 0,5 % es exhibido, “No se puede exponer todo. Acá en los repositorios se tiene resguardo del patrimonio de Bolivia. Piezas valiosas en fauna y ramas de ciencias como mineralogía, entomología, paleontología, herpetología, ornitología, mastozoología y otros”, explica Ricardo Céspedes. Y los ojos del mundo ya se posan en el Museo y su labor. Con el lema #juntosconservamos, tuvieron la grata visita, debidamente solicitada, de Joel Sartore, uno de los fotógrafos más renombrados de National Geographic NATGEO, quien junto con su proyecto Photo Ark, realizó una espectacular sesión de fotos a las ranas del Centro K'ayra, así como a varias aves e insectos de Cochabamba. Él y Robin Moore son los únicos fotógrafos que capturaron para la posteridad las fotos de Romeo y Julieta, algunas de esas valiosas imágenes son las que compartimos en este reportaje.

Hoy el Museo es una institución dinámica que trabaja para conservar la biodiversidad en Bolivia, a través de proyectos de investigación, conservación de colecciones científicas y programas de difusión y comunicación a la sociedad. Sus áreas de acción son la paleontología, cambios climáticos, estudio de invertebrados y vertebrados, estudios de plantas, biología molecular y apoyo a la educación. Ha cumplido 16 años de vida y durante este tiempo ha llevado a cabo cerca de 70 proyectos de investigación y conservación de la biodiversidad boliviana, colaborando en la formación de cerca de 315 profesionales y actualmente cuenta con 57 investigadores asociados.

Adecuándose a sus propias necesidades; Primero, están logrando el interés de la sociedad científica global, canalizando financiamientos para proyectos científicos bajo una renovada óptica, pues todo cambia con la campaña de Romeo. “La dinámica de los medios nos hace abrirnos al mundo, hoy somos visualizados y no estamos solos, pues varios centros de investigación en Cochabamba, en Bolivia y en el extranjero están atentos a nuestro trabajo”, asevera Ricardo Céspedes; Segundo, están convencidos de la precisión a la hora de manejar con responsabilidad la comunicación, como recuerda Teresa Camacho “Tuvimos que guardar celosamente la noticia para que diseñemos su forma adecuada de difusión, y esto se hizo en estrecha coordinación con Global Wildlife Conservation hasta su anuncio oficial en enero de 2018”; Tercero, se enfocan en la realidad y van a la carga, tomando decisiones para seguir investigando a esta y otras especies, “Nadie conoce o a veces no se entiende que la logística para estos trabajos de investigación cuesta. Se debe pedir permiso a la Dirección General de Biodiversidad, a las comunidades, preparar los ambientes, el agua, desarrollar los planes de acción, alquilar vehículos, insumos, comprar equipos sofisticados y precisos y al final, muchas veces, los lugares ideales para encontrar las especies no te arrojan resultados, no se encuentra nada y es un mal parámetro para la conservación, es la señal de que las especies endémicas de Bolivia están en peligro”.

Con todo, ya han sentado las bases y construido parámetros de conservación, así lo detalla Ricardo Zurita, responsable de la salud de los ejemplares de la Rana Acuática de Sehuencas “Hay un plan de acción para la conservación de la especie y con el plan, las experiencias acumuladas y la voluntad queremos ayudar a que otras especies se salven. Estamos transfiriendo buenas practicas a otros centros de conservación del mundo, ya hemos creado protocolos de crianza en cautiverio y tenemos confianza de poder lograr el propósito”.

Precisamente el Centro K’ayra de Investigación y Conservación de Anfibios Amenazados de Bolivia, es el único con categoría de centro de custodia de anfibios en el país, otorgado por el Viceministerio de Medio Ambiente y la Dirección General de Biodiversidad. Por su trabajo ya se han establecido protocolos de crianza en cautiverio de varias especies de ranas de Bolivia, algunas que habitan las ciudades, “Ranas semi acuáticas en la ciudad de Cochabamba si, acá también hay Telmatobius, allí en pleno canal de la torrentera de agua de la Avenida Ricardo Jaimes Freire, donde está el Salón de Eventos El Portal”, nos dice Sophia Barrón y agrega “En el Centro K’ayra tenemos una guardería de Ranas del Titicaca, esa experiencia lograda nos permite trabajar mejor la conservación de la Telmatobius yuracare”.

¿POR QUÉ DEBE INTERESARNOS SALVAR Y PROTEGER NUESTRAS ESPECIES?

“Porque estamos generando información importante sobre cómo restaurar especies similares que también están en grave riesgo de extinción" diría Chris Jordan de Global Wildlife Conservation. Y este es el meollo del asunto.

La experiencia de convertir a Romeo en un Embajador de la conservación le ha ampliado a los responsables e investigadores del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny la visión de proyectar su labor científica hacia la comunicación global y para la Aldea Global. El mundo entero, que esta intercomunicado en el espacio cibernético y más en redes sociales, se ha inspirado con la historia de la Rana Acuática de Sehuencas y hemos tenido resultados todos, porque todos hemos leído, todos hemos entendido, todos hemos interactuado con la información y todos hemos compartido la gran noticia, haciéndonos parte activa de esta cruzada.

Y estamos cerca de un final feliz, o comienzo feliz para su especie pues el galán Romeo de ojos grandes y atentos, de carácter apacible y algo “tímido”, como lo describen los investigadores a cargo de su cuidado, se ha llevado el corazón de las redes sociales en menos de un año y es hoy un símbolo bandera de la conservación de especies amenazadas con la esperanza de repoblar la foresta de su hábitat natural. Y la doncella Julieta una hembra de edad adulta, que a diferencia de su futuro par, “Es una ranita de ojitos vibrantes y de personalidad activa, enérgica y hambrienta”, como la describe la Jefa de Herpetología del Museo -si es enérgica y hambrienta buena cochabambina ha de ser- y es ahora donde están puestas muchas de las expectativas para que la especie Telmatobius yuracare salga de las listas de especies vulnerables y en peligro de extinción.

Le pregunte a Ricardo Céspedes, Director del Museo si “¿Estamos en condiciones de ser una Cancillería de la conservación?” Y respondió entusiasmado “Tenemos en lista y en puerta a varios Embajadores de otras especies en peligro crítico, como el Oso Andino o la Chinchilla, quienes con sus historias inspiraran al mundo como se hizo con Romeo”. El camino esta trazado y la responsabilidad de formar parte de grandes cruzadas, será de todos.

Y es por eso que debe interesarnos a todos y sobre todo a las Autoridades responsables de la conservación del medio ambiente del país. Acá no debe haber envidias ni competiciones, pues la verdadera competencia es contra el tiempo y el cambio climático que afecta a las especies endémicas de Bolivia y sus hábitats. Las decisiones a futuro serán importantes y las inversiones también, pues se requieren nuevos y renovados ambientes, y totalmente equipados, para que nuestros científicos bolivianos sigan investigando en condiciones óptimas, aportando a la ciencia con importantes noticias como esta; y ello solo es posible con voluntad política de verdad.

Y ya que están de moda los nuevos cortes de billetes del Estado Plurinacional de Bolivia, algún amigo cochabambino muy suelto de cuerpo y de pensamiento me dijo entre charla y charla: “La ranita esa pues, Romeo creo que se llama, ella debería estar pues en los nuevos billetes…no ve que se muestran especies en peligro de extinción de Bolivia. En mi casa hasta mis hijos me han contado la historia de la ranita de pecho naranja y hemos aprendido que debemos cuidarla”. Así podremos experimentar cambios positivos con el uso responsable de las herramientas comunicacionales globales. Y si un equipo inspirador logró movilizar a la sociedad con la hazaña científica de Romeo, la emblemática Rana Acuática de Sehuencas, cuanto más podremos hacer todos sí nos inspiramos y comprometemos con la conservación del medio ambiente. El ejemplo empieza por casa y seguramente el amigo cochabambino ya está inspirado asumiendo su responsabilidad con el planeta, contaminando positivamente.

Salud por ello…por los científicos cochabambinos inspiradores, por el Gigante Museo de la ciudad, por el feliz hallazgo, por Romeo y su Julieta…ojala pronto celebremos la llegada de los Romeitos y las Julietitas.

“TENEMOS ALGO MUY IMPORTANTE QUE DECIRLES…TENEMOS OTRO ROMEO”

LA RANA ACUÁTICA DE SEHUENCAS (Telmatobius yuracare)

Este Embajador de la conservación es conocida localmente como Rana Acuática Yuracare y a nivel internacional como Sehuencas Water Frog; sigue siendo una especie endémica de Bolivia, conocida solamente en algunas localidades: Sehuencas, Jatun Potrero, La Siberia y Karahuasi del departamento de Cochabamba al límite con el departamento de Santa Cruz, entre 2050-3600 msnm, dentro la eco región de los Yungas de bosques nublados.

El LIBRO ROJO de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia la describe como una especie grande que mide hasta 57,6 mm en machos y 46,0 mm de LHC en hembras. El iris de los ojos es de color verduzco-café, con pequeños puntos amarillos; cuerpo robusto, más ancho que la cabeza; hocico corto y aplanado, no se distingue membrana timpánica; piel dorsal y ventral lisas; dorso de color café verdoso, café grisáceo o beige, con manchas irregulares oscuras; superficies ventrales anaranjadas o amarillentas con o sin manchas difusas de color café; Machos con antebrazos robustos y espinas humeral sobresalientes muy evidentes; manos sin membranas interdigitales y patas con extensa membrana interdigital que llega hasta la punta de los dedos.

Los registros, con monitoreo de al menos 3 años dentro del Parque Nacional Carrasco y la Siberia, han registrado 3 individuos; y eso que el territorio tiene los sitios donde fue abundante en otros tiempos, mostrando una drástica disminución. Además, antes de estos estudios intensivos, varios herpetólogos han visitado estos lugares y ya se percibía esta disminución. El rápido decrecimiento que pueden sufrir las poblaciones de Telmatobius afectadas por quitridios, cuya presencia ya fue confirmada en Bolivia, es hoy una gran preocupación científica y motivo de amplios estudios. En la Evaluación Global de los Anfibios (GAA), está categorizada como Vulnerable (VU).

La Rana acuática Sehuencas es totalmente acuática y fue abundante en el fondo de pequeños arroyos o ríos, y en pozas en el bosque montano de Bolivia. El cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación, el patógeno quitridio que es mortal en anfibios y la introducción de truchas invasoras han provocado una disminución abrupta de especies de ranas acuáticas en Bolivia, Ecuador y Perú.

El estado de conservación de la Telmatobius yuracare es crítico, pero la naturaleza es sabia y te regala momentos inspiradores e importantes oportunidades, si las intenciones son buenas. Luego de 10 años se pudieron obtener resultados.

EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL “ALCIDE D’ORBIGNY”, UN GIGANTE EN MEDIO DE UNA CIUDAD

Fue lo que le salió entre emociones a Teresa Camacho Badani, Jefa del Departamento de Herpetología del Museo frente a la cámara del celular para grabar un video que enviaron a los especialistas de Global Wildlife Conservation y al Director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, Ricardo Céspedes. Eran las 16:30 de un frio y lluvioso día de diciembre del 2018; a esa hora y luego de varios días de internación a los páramos del bosque nublado, el frio y la humedad juntos les hacía efecto al equipo de la expedición que incluía a la bióloga Camacho Badani, Jefe del Departamento de Herpetología del Museo; el veterinario especializado en anfibios, Ricardo Zurita Urgarte; la bióloga Sophia Barrón Lavayén, Jefa de cría en cautiverio del Centro K’ayra; y el investigador Stephane Knoll.

Algo les decía, a pesar del agotamiento físico, que debían hacer un último intento en una quebrada con cascadas de agua…el equipo en pleno anima a Camacho Badani y avanza introduciendo las manos, una vez más, con cuidado entre las piedras sumergidas y reconoce un cuerpo característico y viscoso, era un Telmatobius yuracare; sus colores y tamaño inconfundibles, los gritos y las manos en alto celebran un triunfo, rápidamente lo introducen en una bolsa plástica con agua del mismo lugar, medida estudiada para evitar el estrés del animalito capturado y confirman el feliz hallazgo…“He encontrado un Telmatobius” y se abrazaron entre científicos ahí, en pleno bosque nublado; mientras en las ciudades del departamento de Cochabamba nos preparábamos para las fiestas de fin de año, a muchos kilómetros monte adentro cuatro investigadores científicos le daban oxígeno y aliento a esta especie amenazada y estaban por escribir una nueva página para Romeo.

El equipo, que anticipada y cuidadosamente había determinado los mejores lugares para buscar a esta especie de rana, después de días de sensibilizar a los pobladores del lugar y meterse en lo recóndito del monte húmedo cochabambino, encontró a la Rana Acuática de Sehuencas en hábitats que lucían perfectos para estos anfibios, arroyos bien conservados en los bosques nublados de Bolivia. “Tu llegas a un lugar que tiene las condiciones óptimas y es a las claras un arroyo de Telmatobius yuracare y muchas veces no encuentras nada”, explica Sophia Barrón y agrega “No conocemos la biología de reproducción y en eso se basa nuestro trabajo, entender a la especie”.

Un nuevo ejemplar, después de 10 años, era un soplido de aliento a la investigación de esta especie; por ello deciden descansar y reponer fuerzas, aunque las emociones del día los mantenían en actividad; a la mañana siguiente se internan nuevamente al monte desde su campamento base y en otra quebrada de similares características logran hallar 4 ejemplares más, dos hembras y dos machos, que sumados al primero completan 5 nuevos ejemplares de la Rana Acuática de Sehuencas. Romeo ya tenía su Julieta y 4 nuevos amigos de su especie. Ricardo Céspedes, Director del Museo, recomienda el retorno del Equipo de inmediato para cuidar los ejemplares hallados y transportaron cuidadosamente las cinco ranas a las instalaciones del centro de cría, en el Centro K’ayra donde se encuentran en cuarentena mientras se aclimatan a un entorno que reproduce las condiciones en la naturaleza.

El 14 de febrero -Día de San Valentín- o de los enamorados en muchas partes del Globo, si todo sale como se está planificando y si las condiciones de recuperación y salida de cuarentena arrojan resultados óptimos, Romero y Julieta tendrán su feliz y esperado encuentro; que con los buenos augurios que seguramente la sociedad científica mundial y la prensa les darán, podremos testimoniar que tuvieron un idilio en pro de su especie.

“TENEMOS ALGO MUY IMPORTANTE QUE DECIRLES…TENEMOS OTRO ROMEO”

LA RANA ACUÁTICA DE SEHUENCAS (Telmatobius yuracare)

Este Embajador de la conservación es conocida localmente como Rana Acuática Yuracare y a nivel internacional como Sehuencas Water Frog; sigue siendo una especie endémica de Bolivia, conocida solamente en algunas localidades: Sehuencas, Jatun Potrero, La Siberia y Karahuasi del departamento de Cochabamba al límite con el departamento de Santa Cruz, entre 2050-3600 msnm, dentro la eco región de los Yungas de bosques nublados.

El LIBRO ROJO de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Bolivia la describe como una especie grande que mide hasta 57,6 mm en machos y 46,0 mm de LHC en hembras. El iris de los ojos es de color verduzco-café, con pequeños puntos amarillos; cuerpo robusto, más ancho que la cabeza; hocico corto y aplanado, no se distingue membrana timpánica; piel dorsal y ventral lisas; dorso de color café verdoso, café grisáceo o beige, con manchas irregulares oscuras; superficies ventrales anaranjadas o amarillentas con o sin manchas difusas de color café; Machos con antebrazos robustos y espinas humeral sobresalientes muy evidentes; manos sin membranas interdigitales y patas con extensa membrana interdigital que llega hasta la punta de los dedos.

Los registros, con monitoreo de al menos 3 años dentro del Parque Nacional Carrasco y la Siberia, han registrado 3 individuos; y eso que el territorio tiene los sitios donde fue abundante en otros tiempos, mostrando una drástica disminución. Además, antes de estos estudios intensivos, varios herpetólogos han visitado estos lugares y ya se percibía esta disminución. El rápido decrecimiento que pueden sufrir las poblaciones de Telmatobius afectadas por quitridios, cuya presencia ya fue confirmada en Bolivia, es hoy una gran preocupación científica y motivo de amplios estudios. En la Evaluación Global de los Anfibios (GAA), está categorizada como Vulnerable (VU).

La Rana acuática Sehuencas es totalmente acuática y fue abundante en el fondo de pequeños arroyos o ríos, y en pozas en el bosque montano de Bolivia. El cambio climático, la destrucción del hábitat, la contaminación, el patógeno quitridio que es mortal en anfibios y la introducción de truchas invasoras han provocado una disminución abrupta de especies de ranas acuáticas en Bolivia, Ecuador y Perú.

El estado de conservación de la Telmatobius yuracare es crítico, pero la naturaleza es sabia y te regala momentos inspiradores e importantes oportunidades, si las intenciones son buenas. Luego de 10 años se pudieron obtener resultados.

Fue lo que le salió entre emociones a Teresa Camacho Badani, Jefa del Departamento de Herpetología del Museo frente a la cámara del celular para grabar un video que enviaron a los especialistas de Global Wildlife Conservation y al Director del Museo de Historia Natural Alcide d’Orbigny, Ricardo Céspedes. Eran las 16:30 de un frio y lluvioso día de diciembre del 2018; a esa hora y luego de varios días de internación a los páramos del bosque nublado, el frio y la humedad juntos les hacía efecto al equipo de la expedición que incluía a la bióloga Camacho Badani, Jefe del Departamento de Herpetología del Museo; el veterinario especializado en anfibios, Ricardo Zurita Urgarte; la bióloga Sophia Barrón Lavayén, Jefa de cría en cautiverio del Centro K’ayra; y el investigador Stephane Knoll.

Algo les decía, a pesar del agotamiento físico, que debían hacer un último intento en una quebrada con cascadas de agua…el equipo en pleno anima a Camacho Badani y avanza introduciendo las manos, una vez más, con cuidado entre las piedras sumergidas y reconoce un cuerpo característico y viscoso, era un Telmatobius yuracare; sus colores y tamaño inconfundibles, los gritos y las manos en alto celebran un triunfo, rápidamente lo introducen en una bolsa plástica con agua del mismo lugar, medida estudiada para evitar el estrés del animalito capturado y confirman el feliz hallazgo…“He encontrado un Telmatobius” y se abrazaron entre científicos ahí, en pleno bosque nublado; mientras en las ciudades del departamento de Cochabamba nos preparábamos para las fiestas de fin de año, a muchos kilómetros monte adentro cuatro investigadores científicos le daban oxígeno y aliento a esta especie amenazada y estaban por escribir una nueva página para Romeo.

. Redacción:
Marcos Figueroa Candia

Director General de TEMAScbba y creador del concepto de la Revista. Miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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