UNCÍA DE HOY: AQUÍ SE FUNDÓ EL PRIMER SINDICATO DE MINEROS EN 1923. (Foto Gobierno Autónomo Municipal de Uncía)
UNCÍA DE HOY: AQUÍ SE FUNDÓ EL PRIMER SINDICATO DE MINEROS EN 1923. (Foto Gobierno Autónomo Municipal de Uncía)
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Gumercindo Rivera López, nacido en Sacaba, fue un cochabambino insurgente e inalienable defensor de la justicia social que contribuyó a la formación del primer sindicato revolucionario de trabajadores mineros de Bolivia en 1923.
Desiderio Paredes
4 de junio de 2024
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COCHABAMBINO INSURGENTE

El 1 de mayo de 1923 en Uncía, capital de la provincia Rafael Bustillo del norte de Potosí, surge el primer sindicato de esencia proletaria organizado como Federación Obrera Central Uncía, FOCU, presidido por el minero Guillermo Gamarra Barragán, oriundo de La Paz y el cochabambino Gumercindo Rivera López, en homenaje a los Mártires de Chicago de 1886, quienes después de este acto de reivindicación fueron apresados y confinados.

FOCU cobró vida en respuesta a los abusos de los administradores de la Patiño Mines y de la Compañía Minera Llallagua, esta última, propiedad de un consorcio chileno. Ambas empresas contaban con la complicidad y protección del gobierno de Bautista Saavedra,

El poder minero-feudal de ese entonces respondió con furia desatando una ola de represión contra los sindicalistas como señal de escarmiento por su afrenta y perpetró la primera gran masacre de mineros un día como hoy, 4 de junio de 1923 en la plaza Alonso de Ibáñez.

“Gumercindo Rivera López, pionero de las luchas sociales, impulsor de las 8 horas de trabajo y dirigente insobornable, fue confinado a Corque (Oruro). sin derecho a retornar a Uncía o Llallagua. Vivió en humildad en Oruro. Allí escribió su trayectoria sindical y la memoria del movimiento obrero, un libro testimonial sobre La Masacre de Uncía, publicado por la Universidad Técnica de Oruro, el 26 de junio de 1967. Falleció el 20 de junio de 1968”, escribe Edgar “Huracán” Ramírez, exdirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia y de la Central Obrera Boliviana. https://www.la-epoca.com.bo/.

Bautista Saavedra, temía el surgimiento de un movimiento sindical combativo muy peligroso para las empresas mineras bajo su protección. Tanto la Patiño Mines como la Empresa Minera Llallagua realizaban contribuciones económicas a su gobierno.

El escritor e ideólogo trotskista, Guillermo Lora, sostiene: “Ningún acontecimiento ha tenido tanta influencia en la estructuración del movimiento sindical y revolucionario boliviano como la masacre de l923. Antes de esta fecha ha habido huelgas y enfrentamientos de las masas con las fuerzas gubernamentales, pero ninguno ha tenido como objetivo la lucha por el derecho de sindicalización. Tampoco se puede pasar por alto que en 1923 el ejército demuestra, de modo indiscutible, su decisión de servir incondicionalmente los negros designios de las grandes empresas mineras”. (Historia del Movimiento Obrero Boliviano, Tomo II, pág. 371, Editorial Los Amigos del Libro, 1969)

UNCIA Y LLALLAGUA, 1923

Con el auge del estaño en el mercado internacional, en las primeras décadas del siglo veinte, Uncía era una pequeña urbe cosmopolita. Había comerciantes yugoslavos, israelitas, palestinos en busca de fortuna mezclándose con artesanos de diferente oficio más ilustrados proveniente de Chile, Argentina y europeos con ideas políticas avanzadas bajo influencia de la victoria de la revolución rusa de 1917.

Desde 1905, los trabajadores mineros de Uncía y Llallagua iniciaron sistemática resistencia contra las injusticias de las dos empresas soportando dura represión con muertos y heridos.

El antropólogo y escritor Freddy Arancibia Andrade, recuerda a Roberto Querejazu Calvo, quien cita (al gobierno de Montes) una referencia muy importante: “… el año 1905 arribó a Uncía la primera unidad militar, el Regimiento Sucre…” (Uncía y la masacre de 1923”, pág. 96, Grupo Editorial Kipus, 2021)

Según Arancibia, la Patiño Mines poseía andariveles en la mina la Salvadora, con su Ingenio Miraflores, Planta Diesel, campamentos y casas de administración, laboratorios metalúrgicos, depósitos de minerales, herramientas y dinamita, central de teléfonos, rieles, locomotoras eléctricas con carros metaleros y estaciones ferroviarias en interior y exterior mina, ingenios manuales de “veneros” de estaño en las riberas de los ríos, etc.

En ese período, Simón Patiño, conocido como “Rey del Estaño” controlaba el destino de Uncía desde en New York y Paris con fuertes nexos financieros ligados a bancos de Estados Unidos e Inglaterra.

La Patiño Mines de Uncía de Simón Patiño y la Compañía Minera Llallagua, regentada por el chileno Emilio Díaz, ocupaban en esa época a centenares de indígenas convertidos en masa proletaria minera con paupérrimos salarios y condiciones infrahumanas de explotación en los socavones. En medio de esa miseria surgen las primeras ideas revolucionarias de obreros bolivianos bajo influencia de teóricos del comunismo internacional.

La primera élite de dirigentes de la FOCU fue conformada por obreros capacitados ideológicamente desde trincheras marxistas para disgusto de los gobiernos ligados a los capitalistas mineros. A partir de la creación de la FOCU, por la extraordinaria insurgencia de líderes como Gumercindo Rivera y Guillermo Gamarra, comienza la epopeya de los sindicatos revolucionarios enfrentándose a los gobiernos anti obreros y proimperialistas hasta el presente.

Llallagua se hallaba gobernada por empresarios chilenos con sede en Valparaíso.

Después de la invasión armada y conquista del Litoral Boliviano con apoyo de Gran Bretaña, esa oligarquía chilena pretendía apoderarse de los ricos yacimientos de estaño de Oruro y Potosí en complicidad de presidentes antipatriotas y pro chilenos como Narciso Campero, Aniceto Arce, Gregorio Pacheco, Ismael Montes, Bautista Saavedra y quizá, otros más. Ese poder fáctico extranjero hacía flamear la bandera chilena en dependencias de su empresa y en las pocas escuelas rústicas.

“Las Memorias Anuales de la Compañía Estañífera Llallagua (1912–1924), reportan en sus anales, balances, utilidades, dividendos, inversiones, y su escondido propósito de permanecer para siempre en Llallagua, imponiendo respeto a la Constitución y bandera de Chile en todas las instituciones”. (José Antonio Loayza Portocarrero, Bolivia en Imágenes #Potosí, Facebook)

El primigenio sindicalismo minero de Uncía de 1923 organizado por Gamarra y Rivera alcanzó en más de cien años excepcional capacidad orgánica, política-ideológica y ascendencia revolucionaria dentro del proletariado boliviano con victorias, derrotas y mártires en sus filas. Hoy los mineros siguen siendo vanguardia de la histórica Central Obrera Boliviana, COB.

. Redacción:
Desiderio Paredes

Sociólogo, miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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