Fue un humanista en el sentido de afirmar la dignidad humana y la racionalidad como el fin del hombre. Propugnó, escribió y luchó por la libertad del ser humano y su capacidad transformadora de la sociedad y la historia.
Intelectual, a partir de su búsqueda del conocimiento y de cuestionamientos sobre la vida, el destino de las personas y de sus valores. Su misma formación le permitía un pensamiento abstracto y el entendimiento de lo complejo.
Trasuntó el trabajo cotidiano, reflexionando y enseñando a meditar sobre los hechos, desde los más trascendentales hasta los cotidianos.
Hace 37 años fundamos con Edwin Tapia Frontanilla, el diario OPINIÓN, junto con su creador Jaime Méndez Quiroga, el visionario que le dio vida a este diario y a otras empresas productivas del sistema COBOCE.
Antes, incursionó en la política, la enalteció con su inteligencia y honestidad.
En un país donde abunda la mezquindad y la envidia, cierta canalla trató de defenestrarlo, pero esos, con el tiempo, se ahogaron en su fango y despreciable mediocridad.
En el periodismo, que quizá, fue el acápite más importante de su vida, se destacó por su aporte intelectual, por los profundos análisis sobre la realidad nacional y mundial. También en esos espacios reflejaba su pasión por la filosofía.
Ahí quedan, como ejemplo, los centenares de editoriales y ensayos escritos, que son lectura altamente recomendable para los periodistas de hoy.
No concebía el periodismo si no de la mano del conocimiento. La ética para él, era más que la simple Deontología, es decir, de aquél listado de los códigos.
No se puede, decía, escribir sobre un tema, si no lo conocemos. Para escribir sobre economía o política, hay que saber algo de esas materias.
Edwin Tapia, fue un director de lujo, los que lo conocimos y convivimos con él desde los años de la fundación, en su oficina, en los pasillos, en la redacción del diario, aprendimos más de lo que se aprende o lo que no se enseña en el aula universitaria. Generoso y tolerante, dos conceptos tan ausentes, ahora, en estos tiempos de desasosiego y anomia social.
Un hombre de gran cerebro y noble corazón, transitó en esta vida, practicando lo que predicaba.
Su pensamiento nos hace pensar que estos seres son invalorables y que resulta casi imposible encontrar cuadros de reemplazo.
La gratitud, que es un sentimiento superior, que se evade con frecuencia, la expresamos en este último adiós, con sinceridad. Pues, se la merece.
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