Parecía una simple ilusión, una cruel oferta política demagógica electoral cuando fue presentado al pueblo de Cochabamba el proyecto Tren Ecológico Metropolitano, ciertamente, porque la idea había sido concebida por el gobierno del MAS y se convertía en principal bandera del periodista Iván Canelas en su campaña a la Gobernación el 2015; y como era de esperar fueron más los adversarios desde los vecinos que viven a pocos metros a lo largo de la ferrovía existente entre Suticollo y la ciudad de Cochabamba, los comerciantes del mercado San Antonio que ilegalmente detentaban los terrenos de la Estación Central y los transportistas sindicalizados de buses, micros y trufis.
Felizmente los obstáculos fueron solucionados paulatinamente. La nueva ferrovía con carriles de ida y vuelta está en construcción y acaba de verificarse en Bielorrusia la fabricación de partes y ensamblado de locomotoras y vagones conforme a protocolo que señala el contrato suscrito entre el Estado de Bolivia y la Empresa Joca Molinares (consorcio suizo-alemán) que tiene como contratista local la Asociación Accidental Tunari.
El prototipo del Tren Ecológico (un simulador para adiestramiento de personal) fue presentado durante varios días en la explanada del Estadio Félix Capriles. Ahora está en Colcapirhua, después será Quillacollo. Estuve en el interior del Tren y escuché explicaciones sobre las herramientas tecnológicas incorporadas en cada vagón. Fue una alegría sentir que no se trata de cualquier vagón. “Es un compartimiento cómodo, será un orgullo más de nuestra Llajta”, me dijo el señor Joaquín Ramírez, un jubilado, precisamente de la ex Empresa Nacional de Ferrocarriles, ENDE. Cada vagón tiene asientos para dos pasajeros en dos filas, derecha e izquierda, un pasillo al centro con correas emplazadas en el techo llamados “agarradores” para personas que viajarán de pie. “Cada vagón está dotado de un cámara web interconectada a una central de monitoreo. Tiene enchufes en sus paredes para cargar energía a los celulares y cuenta con sistema Wi Fi interconectada a las redes de internet, además se escuchará música ambiental”, nos explicó Milton Moreno, operador de la Asociación Accidental Tunari.
Luego prosiguió destacando algo muy importante: “Tendrán preferencia los ancianos y niños, quienes ocuparán asiento con mayor derecho. Si hay jóvenes sentados con celulares y audífonos y no ceden su lugar serán filmados por la cámara Web que reportará esa imagen a la central de monitoreo. En la próxima parada, ese pasajero será invitado a bajarse del tren por infringir la norma”, aseveró Moreno. “Qué maravilla”, dijo la señora Margarita Candia en respuesta a esta explicación que anticipa que prevalecerá el buen comportamiento.
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