COCHABAMBA en la década de los ’80 era más romántica y apegada a la felicidad de las cosas simples, pero en esa simplicidad broto, como brota una flor en el duraznero, un impulso que se moría por hacer música. En este valle, los inspirados tienen su cuartel y semillero de la música, los laredistas, los egresados del Instituto Eduardo Laredo. Por aquellos años, en sus aulas llenas de cabelleras Madonna Style, anchas poleras con estampados surrealistas, jeans y tennis. En ese ambiente despreocupado por estereotipos, un joven se destacaba entre sus compañeros y mostraba un estilo musical diferente, fresco y atrayente, Huáscar Bolívar, que entre otros de sus afanes compartía momentos con amigos y su talentosa hermana Grissel, los hermanos hijos de la escritora Gaby Vallejo; mas tarde, sin pensarlo o quizá deseándolo más que pensarlo, serían parte de un proyecto que marcaría un antes y un después en la música cochabambina.
En la ciudad, en las tantas noches de bohemia, en las bancas de algunas plazas, se escucha: -Toca ese tema…ese de los chicos cochabambinos-. Y con la tosca pero fiel guitarra se escucha corear: -Detente, un momento ahí- y luego -Si hay otra mujer, hay otra ilusión-, y la magia chorreó, a borbotones
La nostalgia imborrable, el romanticismo de SOLOCANTO
Pero este proyecto nace en otros espacios. Allá por 1987 el músico cochabambino Gastón Gonzales, que integraba el grupo Canto Popular da un giro en su carrera musical y deja esta agrupación para internarse en el deseo de formar generaciones, producir música y hacerla llegar a todo el público que esperaba más de su talento. Y entre los avatares un día cayó en el Instituto Eduardo Laredo y escuchó a Huáscar Bolívar tocar en el órgano electrónico una canción del quinteto Menudo, -Pa’ que tengas idea lo que nos gustaba- ironiza Huáscar 30 años después. El eslabón es Gastón Gonzales, su influencia musical y su recorrido con Canto Popular son la base que proyecta la nueva agrupación.
El encuentro no fue casual, era parte de una serie de reuniones que se hicieron más frecuentes, Huáscar mostraba su talento, Gastón lo motiva a componer y empiezan a forjar lo que sería “Solocanto”, Huáscar tenía 17 años; y entre reuniones, ensayos, anochecidas y amanecidas conciben una estructura musical distinta, equilibrada, armónica vocalmente y dispuesta a incursionar en el competitivo género romántico. Les va bien, cosechan modestos lauros y empiezan a presentarse en escenario conocidos en su momento. Por enero de 1987 comparten escenario en el Chaplin Show junto a Savia Andina, conocen al Gato Mejía y van dando forma a la estructura donde hasta participo la conocida cantante Gilka Gutiérrez. Pero deben atravesar por muchos cambios entre este inicio y lo que sería la primera grabación, alrededor de un año y medio.
Un primer disco y rompen esquemas
-Tienes que componer- insistía Gastón y nace “Otra mujer” la canción insignia de Solocanto, se avanza en una primera parte de la pieza y en 1988 se animan y participan de un Festival OTI en La Paz, luego Gastón pide a Huáscar terminar la canción, -un poco la decepción de no haber ganado hace que termine la segunda parte-, comenta. Terminada la pieza y otras del disco, graban y se lanzan a un espectro bueno para hacer música.
Tres solistas de frente: Grissel Bolívar, Huáscar Bolívar y Jorge Ferrel; en segunda línea: Daniel Khatib en la batería, Wilson Quiroga (Surubí) en la guitarra y Gastón Gonzales el fundador. -Una estructura que tenía una característica de grupo vocal e instrumental pero no era un solo solista, todos cantaban, todos aportaban con su equilibrio vocal y tocaban instrumentos-, recuerda Grissel.
El disco tiene un tipo de música que marcó la diferencia en el medio e hizo que Solocanto progrese, en una ciudad que a diferencia de La Paz donde el rock fusión se imponía y otros géneros que motivaban a las juventudes en el país entero, la música romántica de Solocanto se diferenció y gustó.
En su debut en Cochabamba, en ocasión de la 8va Feria Internacional, tras una brillante actuación, fueron merecedores del reconocimiento como “Grupo Revelación”. De ahí en más y por 5 años consecutivos participaron en los stands más cotizados de la Feria Internacional de Cochabamba, mientras sus éxitos como: Otra mujer, Libertad sin ira, Después de ti qué, La otra España, Un pueblo es, Debajo de la piel y Traicionero amor, ingresaban en los primeros lugares de los éxitos semanales en las principales FM de la ciudad.
Con la Feria internacional de Cochabamba como catapulta y contando con producciones discográficas propias, en diversas oportunidades se presentaron en Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, Sucre y Oruro, compartiendo escenarios con artistas como “Los Cinco Latinos”, “Pasaporte”, “Los 4 de Córdova”, “Los Kjarkas”, “Zulma Yugar”, “Savia Andina”, “Charles Suárez”, “Los Masis”, “Enriqueta Ulloa” y muchos más. Era Solocanto de Cochabamba, los talentosos jóvenes que hicieron que muchos corazones se estrujen escuchando sus románticos sencillos.
Pero este proyecto nace en otros espacios. Allá por 1987 el músico cochabambino Gastón Gonzales, que integraba el grupo Canto Popular da un giro en su carrera musical y deja esta agrupación para internarse en el deseo de formar generaciones, producir música y hacerla llegar a todo el público que esperaba más de su talento. Y entre los avatares un día cayó en el Instituto Eduardo Laredo y escuchó a Huáscar Bolívar tocar en el órgano electrónico una canción del quinteto Menudo, -Pa’ que tengas idea lo que nos gustaba- ironiza Huáscar 30 años después. El eslabón es Gastón Gonzales, su influencia musical y su recorrido con Canto Popular son la base que proyecta la nueva agrupación.
El encuentro no fue casual, era parte de una serie de reuniones que se hicieron más frecuentes, Huáscar mostraba su talento, Gastón lo motiva a componer y empiezan a forjar lo que sería “Solocanto”, Huáscar tenía 17 años; y entre reuniones, ensayos, anochecidas y amanecidas conciben una estructura musical distinta, equilibrada, armónica vocalmente y dispuesta a incursionar en el competitivo género romántico. Les va bien, cosechan modestos lauros y empiezan a presentarse en escenario conocidos en su momento. Por enero de 1987 comparten escenario en el Chaplin Show junto a Savia Andina, conocen al Gato Mejía y van dando forma a la estructura donde hasta participo la conocida cantante Gilka Gutiérrez. Pero deben atravesar por muchos cambios entre este inicio y lo que sería la primera grabación, alrededor de un año y medio.
Un primer disco y rompen esquemas
-Tienes que componer- insistía Gastón y nace “Otra mujer” la canción insignia de Solocanto, se avanza en una primera parte de la pieza y en 1988 se animan y participan de un Festival OTI en La Paz, luego Gastón pide a Huáscar terminar la canción, -un poco la decepción de no haber ganado hace que termine la segunda parte-, comenta. Terminada la pieza y otras del disco, graban y se lanzan a un espectro bueno para hacer música.
Tres solistas de frente: Grissel Bolívar, Huáscar Bolívar y Jorge Ferrel; en segunda línea: Daniel Khatib en la batería, Wilson Quiroga (Surubí) en la guitarra y Gastón Gonzales el fundador. -Una estructura que tenía una característica de grupo vocal e instrumental pero no era un solo solista, todos cantaban, todos aportaban con su equilibrio vocal y tocaban instrumentos-, recuerda Grissel.
El disco tiene un tipo de música que marcó la diferencia en el medio e hizo que Solocanto progrese, en una ciudad que a diferencia de La Paz donde el rock fusión se imponía y otros géneros que motivaban a las juventudes en el país entero, la música romántica de Solocanto se diferenció y gustó.
En su debut en Cochabamba, en ocasión de la 8va Feria Internacional, tras una brillante actuación, fueron merecedores del reconocimiento como “Grupo Revelación”. De ahí en más y por 5 años consecutivos participaron en los stands más cotizados de la Feria Internacional de Cochabamba, mientras sus éxitos como: Otra mujer, Libertad sin ira, Después de ti qué, La otra España, Un pueblo es, Debajo de la piel y Traicionero amor, ingresaban en los primeros lugares de los éxitos semanales en las principales FM de la ciudad.
Con la Feria internacional de Cochabamba como catapulta y contando con producciones discográficas propias, en diversas oportunidades se presentaron en Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, Sucre y Oruro, compartiendo escenarios con artistas como “Los Cinco Latinos”, “Pasaporte”, “Los 4 de Córdova”, “Los Kjarkas”, “Zulma Yugar”, “Savia Andina”, “Charles Suárez”, “Los Masis”, “Enriqueta Ulloa” y muchos más. Era Solocanto de Cochabamba, los talentosos jóvenes que hicieron que muchos corazones se estrujen escuchando sus románticos sencillos.
El desafío internacional de OTI
En 1988 los componentes de Solocanto representaron a Cochabamba en la XVII versión nacional del Festival OTI de la Canción Internacional y representaron a nuestro país en la XX versión internacional de dicho festival, llevado a cabo en 1991 en Acapulco (México). Este aliciente, el roce internacional inspira y un año después graban en Santiago de Chile el programa “Y Vero a América va”, de la conductora Verónica Castro, participando junto a Charles Suárez y Los Kjarkas como lo mejor de Bolivia.
Hoy, el festival ha quedado en el recuerdo de muchos países, porque fueron los únicos artistas bolivianos en ser invitados en varias oportunidades para representar la calidad de las composiciones bolivianas, no solo en el folklor sino en la música contemporánea y de otros géneros. Y con los años, Huáscar y Grissel representarían individualmente al país. El portal youtube perenniza en la Internet esta destaca presencia.
En diversas oportunidades, los chicos de Solocanto participaron en eventos de apoyo a la comunidad, los más destacados y recordados fueron: las IV Olimpiadas de niños especiales organizada por ABOPANE en 1990, con el tema “No estoy solo” que fue considerado como Himno del evento y replicado el 2005 en la XIV versión de la Tele maratón, el “Plan Libertad”, la Teletón de 1991 y la campaña “Un boliviano para un niño boliviano” de Aldeas Infantiles SOS - Cochabamba, entre otros.
Luis Carlos Castillo, el guitarrista y vientista de Solocanto, que también formó parte del Grupo Amaru y se integró al grupo en la segunda etapa, recuerda con nostalgia -No hubiéramos gustado si no proponíamos algo diferente, nosotros éramos esa generación cochabambina que vivió los ‘80 y ’90, le cantábamos a nuestras propias experiencias-.
El 2008 ante un chispazo de Wilson y los telefonazos respectivos a los integrantes para soplarles la idea, se concibió el reencuentro; como era de esperarse no se resistieron y cayeron al estudio de siempre, donde ensayaban, donde nacía todo. Volvieron a las andanzas y ofrecieron a Cochabamba un concierto del recuerdo, acompañados por la Orquesta del Instituto Eduardo Laredo. En esas dos noches de octubre en el Teatro Achá de Cochabamba y ocho días después en el Centro de Eventos El Campo, muchos cachetes recibieron generosas lágrimas, había sonrisas que no se borraban y la emoción llegó hasta el escenario en varias ocasiones, fue un reencuentro inolvidable.
Dejó mucha nostalgia desparramada, entonces era casi obligatorio preguntar si disfrutaríamos pronto de otro reencuentro, Huáscar miro a los reunidos en su estudio y resignado termino diciendo -No sé, no muy pronto, pero cuando salga la idea, aunque no queramos, caeremos a este estudio y nos aventuraremos de nuevo en esta cosa-.
Solocanto para siempre
Solocanto se constituye en una de las agrupaciones musicales que marcó época en nuestro país a fines de los 80 y principios de los 90, por su estilo fresco que conjugó la calidad vocal con la balada y ritmo fusión, lo que le permitió avanzar vertiginosamente, destacándose en el ámbito artístico musical.
Solocanto es el romanticismo de Cochabamba, es el recuerdo de la pareja en el Jardín Botánico, en la Colón o en el Prado, de noche en el Parque la Torre o en la Costanera, de la estudiante del Laredo o de San Simón en su cuarto suspirando o enamorando por teléfono. La música de Solocanto era Cochabamba y encajaba en la realidad, pero osadamente logró escalar en el escenario internacional para llenar de orgullo al país.
Hoy sigue siendo un clásico de las reuniones de guitarra tocar “Otra Mujer”, a los hoy adultos que integraron Solocanto les sigue sorprendiendo gratamente que la juventud cochabambina recuerde y suspire con esta pieza; quizás pasen muchos años y seguiremos escuchando sus canciones. Pero eso sí, ellos nos seguirán debiendo un nuevo reencuentro, total caerán al estudio de siempre y lo harán con gusto y pasión. +
OTRA MUJER · Huáscar Bolívar (Solocanto)
Detente, un momento ahí
No puede esperar, tengo que hablar
Esta angustia me viene arrastrando, me viene comiendo
Tengo que ponerle fin
Cuelga el saco en la pared, siéntate a escuchar
Que lo que tengo que decirte nos concierne a los dos
Entiéndeme, no puedo seguir, no puedo luchar
Por tí
Sí…hay otra mujer
Hay otra ilusión, que me hace vivir,
Que me hace sentir, que aún puedo dar mucho más
Que aún puedo querer, que aún puedo amar
Sí…hay otra mujer
Que lucha por mí, que siente por mí
Sí hay otra mujer
Que me hace sentir, un hombre
El tiempo, no podrá cambiar
Ese mi querer, por esa mujer
Sé que esta pasión, me viene alentando, me viene empujando
Tengo que recomenzar
Es su risa, su calor, su aroma y su piel
Que cuando estamos abrazados, forman parte de mi ser
Es su sabor, es su amor, que me entregó
Sin vacilar
Sí…hay otra mujer (Bis)
<Este reportaje se hizo posible gracias a Grissel Bolívar, la dulce voz de Solocanto, quien reunió al grupo en el estudio de siempre, en la zona noreste de la ciudad de Cochabamba, ahí donde brotaron sus inspiraciones, donde hoy suspiran recuerdos>
Pero este proyecto nace en otros espacios. Allá por 1987 el músico cochabambino Gastón Gonzales, que integraba el grupo Canto Popular da un giro en su carrera musical y deja esta agrupación para internarse en el deseo de formar generaciones, producir música y hacerla llegar a todo el público que esperaba más de su talento. Y entre los avatares un día cayó en el Instituto Eduardo Laredo y escuchó a Huáscar Bolívar tocar en el órgano electrónico una canción del quinteto Menudo, -Pa’ que tengas idea lo que nos gustaba- ironiza Huáscar 30 años después. El eslabón es Gastón Gonzales, su influencia musical y su recorrido con Canto Popular son la base que proyecta la nueva agrupación.
El encuentro no fue casual, era parte de una serie de reuniones que se hicieron más frecuentes, Huáscar mostraba su talento, Gastón lo motiva a componer y empiezan a forjar lo que sería “Solocanto”, Huáscar tenía 17 años; y entre reuniones, ensayos, anochecidas y amanecidas conciben una estructura musical distinta, equilibrada, armónica vocalmente y dispuesta a incursionar en el competitivo género romántico. Les va bien, cosechan modestos lauros y empiezan a presentarse en escenario conocidos en su momento. Por enero de 1987 comparten escenario en el Chaplin Show junto a Savia Andina, conocen al Gato Mejía y van dando forma a la estructura donde hasta participo la conocida cantante Gilka Gutiérrez. Pero deben atravesar por muchos cambios entre este inicio y lo que sería la primera grabación, alrededor de un año y medio.
Un primer disco y rompen esquemas
-Tienes que componer- insistía Gastón y nace “Otra mujer” la canción insignia de Solocanto, se avanza en una primera parte de la pieza y en 1988 se animan y participan de un Festival OTI en La Paz, luego Gastón pide a Huáscar terminar la canción, -un poco la decepción de no haber ganado hace que termine la segunda parte-, comenta. Terminada la pieza y otras del disco, graban y se lanzan a un espectro bueno para hacer música.
Tres solistas de frente: Grissel Bolívar, Huáscar Bolívar y Jorge Ferrel; en segunda línea: Daniel Khatib en la batería, Wilson Quiroga (Surubí) en la guitarra y Gastón Gonzales el fundador. -Una estructura que tenía una característica de grupo vocal e instrumental pero no era un solo solista, todos cantaban, todos aportaban con su equilibrio vocal y tocaban instrumentos-, recuerda Grissel.
El disco tiene un tipo de música que marcó la diferencia en el medio e hizo que Solocanto progrese, en una ciudad que a diferencia de La Paz donde el rock fusión se imponía y otros géneros que motivaban a las juventudes en el país entero, la música romántica de Solocanto se diferenció y gustó.
En su debut en Cochabamba, en ocasión de la 8va Feria Internacional, tras una brillante actuación, fueron merecedores del reconocimiento como “Grupo Revelación”. De ahí en más y por 5 años consecutivos participaron en los stands más cotizados de la Feria Internacional de Cochabamba, mientras sus éxitos como: Otra mujer, Libertad sin ira, Después de ti qué, La otra España, Un pueblo es, Debajo de la piel y Traicionero amor, ingresaban en los primeros lugares de los éxitos semanales en las principales FM de la ciudad.
Con la Feria internacional de Cochabamba como catapulta y contando con producciones discográficas propias, en diversas oportunidades se presentaron en Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, Sucre y Oruro, compartiendo escenarios con artistas como “Los Cinco Latinos”, “Pasaporte”, “Los 4 de Córdova”, “Los Kjarkas”, “Zulma Yugar”, “Savia Andina”, “Charles Suárez”, “Los Masis”, “Enriqueta Ulloa” y muchos más. Era Solocanto de Cochabamba, los talentosos jóvenes que hicieron que muchos corazones se estrujen escuchando sus románticos sencillos.
El desafío internacional de OTI
En 1988 los componentes de Solocanto representaron a Cochabamba en la XVII versión nacional del Festival OTI de la Canción Internacional y representaron a nuestro país en la XX versión internacional de dicho festival, llevado a cabo en 1991 en Acapulco (México). Este aliciente, el roce internacional inspira y un año después graban en Santiago de Chile el programa “Y Vero a América va”, de la conductora Verónica Castro, participando junto a Charles Suárez y Los Kjarkas como lo mejor de Bolivia.
Hoy, el festival ha quedado en el recuerdo de muchos países, porque fueron los únicos artistas bolivianos en ser invitados en varias oportunidades para representar la calidad de las composiciones bolivianas, no solo en el folklor sino en la música contemporánea y de otros géneros. Y con los años, Huáscar y Grissel representarían individualmente al país. El portal youtube perenniza en la Internet esta destaca presencia.
Pero este proyecto nace en otros espacios. Allá por 1987 el músico cochabambino Gastón Gonzales, que integraba el grupo Canto Popular da un giro en su carrera musical y deja esta agrupación para internarse en el deseo de formar generaciones, producir música y hacerla llegar a todo el público que esperaba más de su talento. Y entre los avatares un día cayó en el Instituto Eduardo Laredo y escuchó a Huáscar Bolívar tocar en el órgano electrónico una canción del quinteto Menudo, -Pa’ que tengas idea lo que nos gustaba- ironiza Huáscar 30 años después. El eslabón es Gastón Gonzales, su influencia musical y su recorrido con Canto Popular son la base que proyecta la nueva agrupación.
El encuentro no fue casual, era parte de una serie de reuniones que se hicieron más frecuentes, Huáscar mostraba su talento, Gastón lo motiva a componer y empiezan a forjar lo que sería “Solocanto”, Huáscar tenía 17 años; y entre reuniones, ensayos, anochecidas y amanecidas conciben una estructura musical distinta, equilibrada, armónica vocalmente y dispuesta a incursionar en el competitivo género romántico. Les va bien, cosechan modestos lauros y empiezan a presentarse en escenario conocidos en su momento. Por enero de 1987 comparten escenario en el Chaplin Show junto a Savia Andina, conocen al Gato Mejía y van dando forma a la estructura donde hasta participo la conocida cantante Gilka Gutiérrez. Pero deben atravesar por muchos cambios entre este inicio y lo que sería la primera grabación, alrededor de un año y medio.
Un primer disco y rompen esquemas
-Tienes que componer- insistía Gastón y nace “Otra mujer” la canción insignia de Solocanto, se avanza en una primera parte de la pieza y en 1988 se animan y participan de un Festival OTI en La Paz, luego Gastón pide a Huáscar terminar la canción, -un poco la decepción de no haber ganado hace que termine la segunda parte-, comenta. Terminada la pieza y otras del disco, graban y se lanzan a un espectro bueno para hacer música.
Tres solistas de frente: Grissel Bolívar, Huáscar Bolívar y Jorge Ferrel; en segunda línea: Daniel Khatib en la batería, Wilson Quiroga (Surubí) en la guitarra y Gastón Gonzales el fundador. -Una estructura que tenía una característica de grupo vocal e instrumental pero no era un solo solista, todos cantaban, todos aportaban con su equilibrio vocal y tocaban instrumentos-, recuerda Grissel.
El disco tiene un tipo de música que marcó la diferencia en el medio e hizo que Solocanto progrese, en una ciudad que a diferencia de La Paz donde el rock fusión se imponía y otros géneros que motivaban a las juventudes en el país entero, la música romántica de Solocanto se diferenció y gustó.
Pero este proyecto nace en otros espacios. Allá por 1987 el músico cochabambino Gastón Gonzales, que integraba el grupo Canto Popular da un giro en su carrera musical y deja esta agrupación para internarse en el deseo de formar generaciones, producir música y hacerla llegar a todo el público que esperaba más de su talento. Y entre los avatares un día cayó en el Instituto Eduardo Laredo y escuchó a Huáscar Bolívar tocar en el órgano electrónico una canción del quinteto Menudo, -Pa’ que tengas idea lo que nos gustaba- ironiza Huáscar 30 años después. El eslabón es Gastón Gonzales, su influencia musical y su recorrido con Canto Popular son la base que proyecta la nueva agrupación.
El encuentro no fue casual, era parte de una serie de reuniones que se hicieron más frecuentes, Huáscar mostraba su talento, Gastón lo motiva a componer y empiezan a forjar lo que sería “Solocanto”, Huáscar tenía 17 años; y entre reuniones, ensayos, anochecidas y amanecidas conciben una estructura musical distinta, equilibrada, armónica vocalmente y dispuesta a incursionar en el competitivo género romántico. Les va bien, cosechan modestos lauros y empiezan a presentarse en escenario conocidos en su momento. Por enero de 1987 comparten escenario en el Chaplin Show junto a Savia Andina, conocen al Gato Mejía y van dando forma a la estructura donde hasta participo la conocida cantante Gilka Gutiérrez. Pero deben atravesar por muchos cambios entre este inicio y lo que sería la primera grabación, alrededor de un año y medio.
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