¿RÉQUIEM PARA EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA?
¿RÉQUIEM PARA EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA?
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La Casa Grande del Pueblo simboliza al Estado Plurinacional, incluye símbolos del oriente, occidente y valle boliviano. El edificio rescata características de la arquitectura Tiwanakota de solidez, sencillez y simetría. Toma como base el templo de Kalasasaya. ((Xinhuanet)
Desiderio Paredes
21 de abril de 2023
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¿RÉQUIEM PARA EL ESTADO PLURINACIONAL DE BOLIVIA?

El reloj marca las 10.30 de la mañana y sol pleno en La Paz, es el 10 de noviembre de 2019.

Día fatídico para el primer presidente indígena en América Latina, Evo Morales, arquitecto del primer Estado Plurinacional de Bolivia, conductor icónico del proceso de cambio político, social y económico inaugurado el 22 de enero de 2006, fruto de una larga lucha de los sindicatos obreros revolucionarios y del movimiento campesino-indígena-originario organizado con sus propias peculiaridades ancestrales.

La gente movilizada cerca de la Casa Grande del Pueblo, escucha la noticia de último momento transmitida por radio Panamericana, la emisora con mayor sintonía en el país. Alegría para muchos y crisis de espanto para otros fue el dramático entorno de la fatal declaración del secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana, COB, Juan Carlos Huarachi, en conferencia de prensa:

El pueblo está pidiendo. Por eso le pedimos al presidente que reflexione. Si es por el bien del país, si es por la salud del país, que renuncie nuestro presidente”. (1)

Cientos de seguidores del presidente, mineros, fabriles, universitarios y campesinos custodian en vigilia día y noche desde el 20 de octubre, la Casa Grande del Pueblo, el gigante edificio de arquitectura “brutalista” recién inaugurada como símbolo del Estado Plurinacional de Bolivia. Allí funcionan el despacho presidencial y ministerios claves.

Los movilizados defienden la victoria electoral del “hermano presidente” en los comicios nacionales del 20 de octubre de 2019.

“¡El Presidente no puede renunciar!… Es insólito y desalentador este pedido…Huarachi es un traidor y debe irse de inmediato de la COB”, se escucha gritar a la gente en respuesta a preguntas de reporteros de radio presentes en el lugar.

El desconocimiento al resultado de las elecciones presidenciales del 20 de octubre, impugnado y rechazado de plano por la oposición política, comités cívicos y plataformas ciudadanas movilizadas en las calles, abría de par en par las compuertas de un gigantesco turbión de bronca acumulada.

El fraude es monumental y descarado, había dicho un día antes el ex presidente Carlos Mesa, candidato de Comunidad Ciudadana. Mesa logró importante segundo lugar y esperaba disputar la Presidencia en una segunda ronda electoral. “Confiamos que la ciudadanía no va a aceptar este resultado tergiversado y amañado”. Mesa, califica como “fraude escandaloso”. (2).

Mesa denuncia “fraude monumental” y llama a “movilización permanente” en el afán de conseguir una segunda vuelta electoral que derivan en actos de violencia, quema de tribunales electorales, persecuciones a vocales y representantes del MAS hasta consumar un golpe de Estado. (3)

(1) https://urgente.bo/noticia/10/11/19/

(2) https://www.bbc.com/

(3) https://www.abi.bo/index.php/noticias/

El informe de la OEA leído personalmente por su presidente, el uruguayo Luis Almagro, se conoce muy de madrugada, el día 10 de noviembre. Bolivia, estaba semiparalizada y frente a una insostenible presión cívica y política favorable a las fuerzas opositoras en el frágil equilibrio de poderes.

Almagro comunica al mundo que existe “manipulación dolosa” en el manejo de datos del escrutinio de votos. Así, con suficiente premeditación precipita los acontecimientos para forzar la renuncia del presidente y del vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

La conclusión de auditoría de la OEA revela indicios de irregularidades en el proceso final del recuento de votos después de las elecciones del 20 de octubre de 2019 propiciando un vuelco de campana. Sin pérdida de tiempo los opositores agarran de voleada la palabra de Almagro; acusan al Presidente de consumar un fraude, cuestionan la imparcialidad del Órgano Electoral Plurinacional, OEP, y sindican a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, de ser militante del MAS.

El Presidente conocía con anticipación, por medios diplomáticos afines a su persona, sobre la posición ya definida por Almagro y habla con él por teléfono en la madrugada del fatídico día. Confiado en una supuesta vieja amistad de ser hombres de izquierda (Almagro estuvo ligado al socialista Tabaré Vázques y fue Canciller de José Mojica) le pide retrasar su informe recordándole que aún faltaban tres días para finalizar el trabajo de auditoría de la OEA y le advierte de un posible enfrentamiento sangriento entre bolivianos de no aceptar su solicitud. Además, Evo, le responsabilizaría a Luis Almagro de las graves consecuencias por venir.

Casi al borde del precipicio, sin claros mecanismos de defensa legal y a sabiendas de la traición de una parte de los mandos superiores de las FF.AA y Policía Boliviana, el Presidente asume con responsabilidad propia el camino del auto sacrificio conjunto y anuncia medidas adoptadas por su gobierno. Decide alejarse del poder no sin antes utilizar sus últimos esfuerzos estratégicos con la ilusión de un cambio de timón.

Desde la base aérea de la FAB de El Alto, informa al país la anulación de las elecciones del 20 de octubre, convocatoria a nuevas elecciones con nuevos actores políticos dejando claramente sentada su decisión de no ser candidato y concluir su mandato como establece la Constitución, además de la conformación de un nuevo Tribunal Electoral. Todo nuevo. Pero, ya es tarde, las propuestas del arquitecto del Estado Plurinacional, ya no tienen asidero.

En el centro de la Sede de Gobierno, se escucha por doquier estallidos de cartuchos de dinamita lanzados al aire por los mineros con el fin de intimidar a grupos violentos, en su mayoría jóvenes de las plataformas ciudadanas y cívicos contrarios al régimen, ahora, dispuestos a tomar la Casa Grande del Pueblo.

Las cadenas de televisión, radios y redes sociales de internet, anticipan minuto tras minuto una inminente renuncia del presidente Evo. Politólogos, sociólogos, abogados y otros circunstanciales periodistas “opinadores” analizan complejas soluciones sobre la futura transición constitucional en caso de efectivizarse la dimisión del Jefe de Estado.

Defensores del presidente en las calles ignoran los fundamentos del pedido de Huarachi y reaccionan iracundos contra el ejecutivo cobista a quien acusan de propiciar un desastre político y zozobra social. En horas de la madrugada, Huarachi, había desayunado con el Presidente. ¿Qué se habló? ¿Se adoptó una línea estratégica? El fatídico pedido de la COB, a media mañana, era concluyente.

AL BORDE DEL PRECIPICIO

El conjunto de la oposición política, cívica y ciudadana, rechaza las propuestas del Presidente, calificándolas de inaceptables e indignas, recordándole haberse burlado de los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016 cuando en la consulta popular convocada por su propio gobierno, ganó el NO a la reelección de Evo y Álvaro. Para el Comité Cívico de Santa Cruz que encabeza la desobediencia civil, tras el pronunciamiento oficial de la OEA, sólo queda un camino: la renuncia inmediata de los dos primeros mandatarios y el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Desde la noche 20 de octubre, cuando deja de funcionar el TREP, al amanecer del 10 de noviembre, se registran choques violentos entre parciales de la oposición y del oficialismo en varias ciudades del país, dejando como saldo, recintos electorales y viviendas particulares de familiares de ministros y legisladores del gobierno destruidos e incendiados. En Montero hay tres muertos y heridos en un enfrentamientos entre militantes del MAS y grupos del Comité Pro Santa Cruz.

Aumenta la consigna a viva voz en cuello de miles de manifestantes de las plataformas del 21F. El fenómeno social-político llamado factor “21F”, es un novedoso experimento reticular aglutinado como si fuera por capilaridad en diversas formas de protesta en las calles: “...¡¡Quién se cansa…nadie se cansa!! ¡¡Quien se rinde... nadie se rinde!!…Evo de nuevo….huevo carajo...”.

Los cánticos de guerra al paso de las plataformas cada vez más estridentes parecen replicar un terremoto amenazando mover cimientos del suelo paceño. “¡Debe caer el dictador!” (4)

Para Bolivia confrontada, ya no significa sorpresa, cuando desde el trópico de Cochabamba, territorio dominado por los poderosos sindicatos de productores de coca, Evo Morales, se dirige a la nación por radio y televisión y presenta su dimisión:

Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes. La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”. (5)

Alejar del poder al primer presidente indígena de América Latina, significa para la oposición política y cívica la victoria total y objetivo cumplido con apoyo de un motín policial y pronunciamiento sin atenuantes de las FF.AA.

Prominentes dirigentes del MAS, acompañan la decisión del Presidente con resignada solidaridad y actitud ineludible e inexorable para despejar un posible enfrentamiento sangriento entre grupos radicales trasmutados por una ciega obsesión de evitar, por un lado, la caída de Evo, por otro, su derrota final, aún a costa de sus propias vidas. Estrategas del régimen plantean neutralizar a la oposición con tácticas de combate y extremas medidas como el Estado de Sitio y detención de cabecillas visibles de la asonada golpista. El vicepresidente García Linera defiende la tesis de la continuidad del proceso de cambio en marcha y pide no jugar al martirologio. En un encuentro esporádico dirigentes de la organización sindical Bartolina Sisa, les dice: “Sin Evo, el proceso de cambio se muere”.

La visión de Álvaro García Linera, es salvar la vida del Presidente frente a cualquier contingencia de valores revolucionarios. No acepta la idea de promover la resistencia armada, construir mártires ideológicos, tampoco glorificar nombres. El avance revolucionario de las masas desposeídas en los últimos 14 años era irreversible y sería un error desmovilizar esa fuerza social y política, calificada por él, como los nuevos patriotas históricos.

Evo regresará a Bolivia”, fue su consigna.

Se busca alternativas para garantizar la salida de Evo hacia el exterior. Una salida forzada en busca de exilio al estar en peligro su vida, según sus defensores; una huida vergonzosa en busca de una guarida, según sus detractores.

En esa hora crucial y dramática, Evo está junto con su leal ministra de Salud, Gabriela Montaño y Álvaro García linera. No están junto al líder, los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, de Defensa, Javier Zavaleta, de Gobierno, Carlos Romero, de Minería, Cesar Navarro y del viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, sus más cercanos colaboradores. Nadie sabe su paradero. Días después se conoce que varios de ellos se encuentran asilados en la Embajada de México, entre ellos, el ex ministro de Justicia, Héctor Arce Zaconeta, y la ex ministra de Comunicación, Vilma Alanoca.

Y desde la misma sede sindical del Chapare, cuna política de Evo Morales, el país también escucha por radio Kausachuncoca conectada a una red de televisión, la renuncia del vicepresidente Álvaro García Linera:

“Hemos levantado Bolivia. El 20 de octubre casi la mitad de los bolivianos votó por nosotros. Fuerzas extrañas y oscuras, desde ese momento, empezaron a conspirar. Quemaron instituciones y sedes sindicales. Formaron bandas paramilitares para intimidar a los campesinos, amenazaron a nuestros compañeros. Fue un golpe de Estado. Yo también renuncio. Siempre le he sido leal al presidente, estoy orgulloso de haber sido el vicepresidente de un indígena y lo acompañaré en las buenas y en las malas”. (6)

El día 10 de noviembre de 2019 finaliza como jornada histórica y festiva sin precedentes para la oposición política y la consigna del dirigente cruceño, Luis Fernando Camacho, héroe del momento, enemigo mortal de Evo Morales, ahora, es exterminar al MAS del escenario político electoral cancelando su personería jurídica para siempre.

La renuncia de Evo significa para los militares sublevados, policías amotinados y plataformas movilizadas, es el acabose del primer experimento socialista indígena de América Latina y su modelo de Estado Plurinacional, vigente desde 2006 al 2019, casi 14 años de poder popular.

La revuelta ciudadana bautizada como “Revolución de las pititas” dirigida por la oposición cívico-política alcanza su clímax tras 21 días de violentos enfrentamientos con muertos, heridos, asalto, quema de recintos electorales y tortura de dirigentes proclives al gobierno. Finalmente se resuelve suspender el prolongado bloqueo de calles, avenidas, carreteras y levantar el cierre parcial de fronteras dejando al frente daños irreversibles y graves secuelas para la economía del país. Pero el bloqueo nacional, se prolonga por 48 horas más por decisión de Fernando Camacho quien muy seguro de su victoria, necesita dos días adicionales para estructurar el nuevo poder en Bolivia. (Capítulo II del libro REBATO)

OPOSICION APRIETA LA TENAZA

El informe de la OEA leído personalmente por su presidente, el uruguayo Luis Almagro, se conoce muy de madrugada, el día 10 de noviembre. Bolivia, estaba semiparalizada y frente a una insostenible presión cívica y política favorable a las fuerzas opositoras en el frágil equilibrio de poderes.

Almagro comunica al mundo que existe “manipulación dolosa” en el manejo de datos del escrutinio de votos. Así, con suficiente premeditación precipita los acontecimientos para forzar la renuncia del presidente y del vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

La conclusión de auditoría de la OEA revela indicios de irregularidades en el proceso final del recuento de votos después de las elecciones del 20 de octubre de 2019 propiciando un vuelco de campana. Sin pérdida de tiempo los opositores agarran de voleada la palabra de Almagro; acusan al Presidente de consumar un fraude, cuestionan la imparcialidad del Órgano Electoral Plurinacional, OEP, y sindican a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, de ser militante del MAS.

El Presidente conocía con anticipación, por medios diplomáticos afines a su persona, sobre la posición ya definida por Almagro y habla con él por teléfono en la madrugada del fatídico día. Confiado en una supuesta vieja amistad de ser hombres de izquierda (Almagro estuvo ligado al socialista Tabaré Vázques y fue Canciller de José Mojica) le pide retrasar su informe recordándole que aún faltaban tres días para finalizar el trabajo de auditoría de la OEA y le advierte de un posible enfrentamiento sangriento entre bolivianos de no aceptar su solicitud. Además, Evo, le responsabilizaría a Luis Almagro de las graves consecuencias por venir.

Casi al borde del precipicio, sin claros mecanismos de defensa legal y a sabiendas de la traición de una parte de los mandos superiores de las FF.AA y Policía Boliviana, el Presidente asume con responsabilidad propia el camino del auto sacrificio conjunto y anuncia medidas adoptadas por su gobierno. Decide alejarse del poder no sin antes utilizar sus últimos esfuerzos estratégicos con la ilusión de un cambio de timón.

Desde la base aérea de la FAB de El Alto, informa al país la anulación de las elecciones del 20 de octubre, convocatoria a nuevas elecciones con nuevos actores políticos dejando claramente sentada su decisión de no ser candidato y concluir su mandato como establece la Constitución, además de la conformación de un nuevo Tribunal Electoral. Todo nuevo. Pero, ya es tarde, las propuestas del arquitecto del Estado Plurinacional, ya no tienen asidero.

En el centro de la Sede de Gobierno, se escucha por doquier estallidos de cartuchos de dinamita lanzados al aire por los mineros con el fin de intimidar a grupos violentos, en su mayoría jóvenes de las plataformas ciudadanas y cívicos contrarios al régimen, ahora, dispuestos a tomar la Casa Grande del Pueblo.

Las cadenas de televisión, radios y redes sociales de internet, anticipan minuto tras minuto una inminente renuncia del presidente Evo. Politólogos, sociólogos, abogados y otros circunstanciales periodistas “opinadores” analizan complejas soluciones sobre la futura transición constitucional en caso de efectivizarse la dimisión del Jefe de Estado.

Defensores del presidente en las calles ignoran los fundamentos del pedido de Huarachi y reaccionan iracundos contra el ejecutivo cobista a quien acusan de propiciar un desastre político y zozobra social. En horas de la madrugada, Huarachi, había desayunado con el Presidente. ¿Qué se habló? ¿Se adoptó una línea estratégica? El fatídico pedido de la COB, a media mañana, era concluyente.

El conjunto de la oposición política, cívica y ciudadana, rechaza las propuestas del Presidente, calificándolas de inaceptables e indignas, recordándole haberse burlado de los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016 cuando en la consulta popular convocada por su propio gobierno, ganó el NO a la reelección de Evo y Álvaro. Para el Comité Cívico de Santa Cruz que encabeza la desobediencia civil, tras el pronunciamiento oficial de la OEA, sólo queda un camino: la renuncia inmediata de los dos primeros mandatarios y el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Desde la noche 20 de octubre, cuando deja de funcionar el TREP, al amanecer del 10 de noviembre, se registran choques violentos entre parciales de la oposición y del oficialismo en varias ciudades del país, dejando como saldo, recintos electorales y viviendas particulares de familiares de ministros y legisladores del gobierno destruidos e incendiados. En Montero hay tres muertos y heridos en un enfrentamientos entre militantes del MAS y grupos del Comité Pro Santa Cruz.

Aumenta la consigna a viva voz en cuello de miles de manifestantes de las plataformas del 21F. El fenómeno social-político llamado factor “21F”, es un novedoso experimento reticular aglutinado como si fuera por capilaridad en diversas formas de protesta en las calles: “...¡¡Quién se cansa…nadie se cansa!! ¡¡Quien se rinde... nadie se rinde!!…Evo de nuevo….huevo carajo...”.

Los cánticos de guerra al paso de las plataformas cada vez más estridentes parecen replicar un terremoto amenazando mover cimientos del suelo paceño. “¡Debe caer el dictador!” (4)

Para Bolivia confrontada, ya no significa sorpresa, cuando desde el trópico de Cochabamba, territorio dominado por los poderosos sindicatos de productores de coca, Evo Morales, se dirige a la nación por radio y televisión y presenta su dimisión:

Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes. La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”. (5)

Alejar del poder al primer presidente indígena de América Latina, significa para la oposición política y cívica la victoria total y objetivo cumplido con apoyo de un motín policial y pronunciamiento sin atenuantes de las FF.AA.

Prominentes dirigentes del MAS, acompañan la decisión del Presidente con resignada solidaridad y actitud ineludible e inexorable para despejar un posible enfrentamiento sangriento entre grupos radicales trasmutados por una ciega obsesión de evitar, por un lado, la caída de Evo, por otro, su derrota final, aún a costa de sus propias vidas. Estrategas del régimen plantean neutralizar a la oposición con tácticas de combate y extremas medidas como el Estado de Sitio y detención de cabecillas visibles de la asonada golpista. El vicepresidente García Linera defiende la tesis de la continuidad del proceso de cambio en marcha y pide no jugar al martirologio. En un encuentro esporádico dirigentes de la organización sindical Bartolina Sisa, les dice: “Sin Evo, el proceso de cambio se muere”.

La visión de Álvaro García Linera, es salvar la vida del Presidente frente a cualquier contingencia de valores revolucionarios. No acepta la idea de promover la resistencia armada, construir mártires ideológicos, tampoco glorificar nombres. El avance revolucionario de las masas desposeídas en los últimos 14 años era irreversible y sería un error desmovilizar esa fuerza social y política, calificada por él, como los nuevos patriotas históricos.

Evo regresará a Bolivia”, fue su consigna.

Se busca alternativas para garantizar la salida de Evo hacia el exterior. Una salida forzada en busca de exilio al estar en peligro su vida, según sus defensores; una huida vergonzosa en busca de una guarida, según sus detractores.

En esa hora crucial y dramática, Evo está junto con su leal ministra de Salud, Gabriela Montaño y Álvaro García linera. No están junto al líder, los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, de Defensa, Javier Zavaleta, de Gobierno, Carlos Romero, de Minería, Cesar Navarro y del viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, sus más cercanos colaboradores. Nadie sabe su paradero. Días después se conoce que varios de ellos se encuentran asilados en la Embajada de México, entre ellos, el ex ministro de Justicia, Héctor Arce Zaconeta, y la ex ministra de Comunicación, Vilma Alanoca.

Y desde la misma sede sindical del Chapare, cuna política de Evo Morales, el país también escucha por radio Kausachuncoca conectada a una red de televisión, la renuncia del vicepresidente Álvaro García Linera:

“Hemos levantado Bolivia. El 20 de octubre casi la mitad de los bolivianos votó por nosotros. Fuerzas extrañas y oscuras, desde ese momento, empezaron a conspirar. Quemaron instituciones y sedes sindicales. Formaron bandas paramilitares para intimidar a los campesinos, amenazaron a nuestros compañeros. Fue un golpe de Estado. Yo también renuncio. Siempre le he sido leal al presidente, estoy orgulloso de haber sido el vicepresidente de un indígena y lo acompañaré en las buenas y en las malas”. (6)

El día 10 de noviembre de 2019 finaliza como jornada histórica y festiva sin precedentes para la oposición política y la consigna del dirigente cruceño, Luis Fernando Camacho, héroe del momento, enemigo mortal de Evo Morales, ahora, es exterminar al MAS del escenario político electoral cancelando su personería jurídica para siempre.

La renuncia de Evo significa para los militares sublevados, policías amotinados y plataformas movilizadas, es el acabose del primer experimento socialista indígena de América Latina y su modelo de Estado Plurinacional, vigente desde 2006 al 2019, casi 14 años de poder popular.

La revuelta ciudadana bautizada como “Revolución de las pititas” dirigida por la oposición cívico-política alcanza su clímax tras 21 días de violentos enfrentamientos con muertos, heridos, asalto, quema de recintos electorales y tortura de dirigentes proclives al gobierno. Finalmente se resuelve suspender el prolongado bloqueo de calles, avenidas, carreteras y levantar el cierre parcial de fronteras dejando al frente daños irreversibles y graves secuelas para la economía del país. Pero el bloqueo nacional, se prolonga por 48 horas más por decisión de Fernando Camacho quien muy seguro de su victoria, necesita dos días adicionales para estructurar el nuevo poder en Bolivia. (Capítulo II del libro REBATO)

AL BORDE DEL PRECIPICIO
OPOSICION APRIETA LA TENAZA
SALVAR LA VIDA DEL PRESIDENTE

El informe de la OEA leído personalmente por su presidente, el uruguayo Luis Almagro, se conoce muy de madrugada, el día 10 de noviembre. Bolivia, estaba semiparalizada y frente a una insostenible presión cívica y política favorable a las fuerzas opositoras en el frágil equilibrio de poderes.

Almagro comunica al mundo que existe “manipulación dolosa” en el manejo de datos del escrutinio de votos. Así, con suficiente premeditación precipita los acontecimientos para forzar la renuncia del presidente y del vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

La conclusión de auditoría de la OEA revela indicios de irregularidades en el proceso final del recuento de votos después de las elecciones del 20 de octubre de 2019 propiciando un vuelco de campana. Sin pérdida de tiempo los opositores agarran de voleada la palabra de Almagro; acusan al Presidente de consumar un fraude, cuestionan la imparcialidad del Órgano Electoral Plurinacional, OEP, y sindican a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, de ser militante del MAS.

El Presidente conocía con anticipación, por medios diplomáticos afines a su persona, sobre la posición ya definida por Almagro y habla con él por teléfono en la madrugada del fatídico día. Confiado en una supuesta vieja amistad de ser hombres de izquierda (Almagro estuvo ligado al socialista Tabaré Vázques y fue Canciller de José Mojica) le pide retrasar su informe recordándole que aún faltaban tres días para finalizar el trabajo de auditoría de la OEA y le advierte de un posible enfrentamiento sangriento entre bolivianos de no aceptar su solicitud. Además, Evo, le responsabilizaría a Luis Almagro de las graves consecuencias por venir.

Casi al borde del precipicio, sin claros mecanismos de defensa legal y a sabiendas de la traición de una parte de los mandos superiores de las FF.AA y Policía Boliviana, el Presidente asume con responsabilidad propia el camino del auto sacrificio conjunto y anuncia medidas adoptadas por su gobierno. Decide alejarse del poder no sin antes utilizar sus últimos esfuerzos estratégicos con la ilusión de un cambio de timón.

Desde la base aérea de la FAB de El Alto, informa al país la anulación de las elecciones del 20 de octubre, convocatoria a nuevas elecciones con nuevos actores políticos dejando claramente sentada su decisión de no ser candidato y concluir su mandato como establece la Constitución, además de la conformación de un nuevo Tribunal Electoral. Todo nuevo. Pero, ya es tarde, las propuestas del arquitecto del Estado Plurinacional, ya no tienen asidero.

En el centro de la Sede de Gobierno, se escucha por doquier estallidos de cartuchos de dinamita lanzados al aire por los mineros con el fin de intimidar a grupos violentos, en su mayoría jóvenes de las plataformas ciudadanas y cívicos contrarios al régimen, ahora, dispuestos a tomar la Casa Grande del Pueblo.

Las cadenas de televisión, radios y redes sociales de internet, anticipan minuto tras minuto una inminente renuncia del presidente Evo. Politólogos, sociólogos, abogados y otros circunstanciales periodistas “opinadores” analizan complejas soluciones sobre la futura transición constitucional en caso de efectivizarse la dimisión del Jefe de Estado.

Defensores del presidente en las calles ignoran los fundamentos del pedido de Huarachi y reaccionan iracundos contra el ejecutivo cobista a quien acusan de propiciar un desastre político y zozobra social. En horas de la madrugada, Huarachi, había desayunado con el Presidente. ¿Qué se habló? ¿Se adoptó una línea estratégica? El fatídico pedido de la COB, a media mañana, era concluyente.

AL BORDE DEL PRECIPICIO

El conjunto de la oposición política, cívica y ciudadana, rechaza las propuestas del Presidente, calificándolas de inaceptables e indignas, recordándole haberse burlado de los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016 cuando en la consulta popular convocada por su propio gobierno, ganó el NO a la reelección de Evo y Álvaro. Para el Comité Cívico de Santa Cruz que encabeza la desobediencia civil, tras el pronunciamiento oficial de la OEA, sólo queda un camino: la renuncia inmediata de los dos primeros mandatarios y el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Desde la noche 20 de octubre, cuando deja de funcionar el TREP, al amanecer del 10 de noviembre, se registran choques violentos entre parciales de la oposición y del oficialismo en varias ciudades del país, dejando como saldo, recintos electorales y viviendas particulares de familiares de ministros y legisladores del gobierno destruidos e incendiados. En Montero hay tres muertos y heridos en un enfrentamientos entre militantes del MAS y grupos del Comité Pro Santa Cruz.

Aumenta la consigna a viva voz en cuello de miles de manifestantes de las plataformas del 21F. El fenómeno social-político llamado factor “21F”, es un novedoso experimento reticular aglutinado como si fuera por capilaridad en diversas formas de protesta en las calles: “...¡¡Quién se cansa…nadie se cansa!! ¡¡Quien se rinde... nadie se rinde!!…Evo de nuevo….huevo carajo...”.

Los cánticos de guerra al paso de las plataformas cada vez más estridentes parecen replicar un terremoto amenazando mover cimientos del suelo paceño. “¡Debe caer el dictador!” (4)

Para Bolivia confrontada, ya no significa sorpresa, cuando desde el trópico de Cochabamba, territorio dominado por los poderosos sindicatos de productores de coca, Evo Morales, se dirige a la nación por radio y televisión y presenta su dimisión:

Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes. La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”. (5)

Alejar del poder al primer presidente indígena de América Latina, significa para la oposición política y cívica la victoria total y objetivo cumplido con apoyo de un motín policial y pronunciamiento sin atenuantes de las FF.AA.

Prominentes dirigentes del MAS, acompañan la decisión del Presidente con resignada solidaridad y actitud ineludible e inexorable para despejar un posible enfrentamiento sangriento entre grupos radicales trasmutados por una ciega obsesión de evitar, por un lado, la caída de Evo, por otro, su derrota final, aún a costa de sus propias vidas. Estrategas del régimen plantean neutralizar a la oposición con tácticas de combate y extremas medidas como el Estado de Sitio y detención de cabecillas visibles de la asonada golpista. El vicepresidente García Linera defiende la tesis de la continuidad del proceso de cambio en marcha y pide no jugar al martirologio. En un encuentro esporádico dirigentes de la organización sindical Bartolina Sisa, les dice: “Sin Evo, el proceso de cambio se muere”.

La visión de Álvaro García Linera, es salvar la vida del Presidente frente a cualquier contingencia de valores revolucionarios. No acepta la idea de promover la resistencia armada, construir mártires ideológicos, tampoco glorificar nombres. El avance revolucionario de las masas desposeídas en los últimos 14 años era irreversible y sería un error desmovilizar esa fuerza social y política, calificada por él, como los nuevos patriotas históricos.

Evo regresará a Bolivia”, fue su consigna.

Se busca alternativas para garantizar la salida de Evo hacia el exterior. Una salida forzada en busca de exilio al estar en peligro su vida, según sus defensores; una huida vergonzosa en busca de una guarida, según sus detractores.

En esa hora crucial y dramática, Evo está junto con su leal ministra de Salud, Gabriela Montaño y Álvaro García linera. No están junto al líder, los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, de Defensa, Javier Zavaleta, de Gobierno, Carlos Romero, de Minería, Cesar Navarro y del viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, sus más cercanos colaboradores. Nadie sabe su paradero. Días después se conoce que varios de ellos se encuentran asilados en la Embajada de México, entre ellos, el ex ministro de Justicia, Héctor Arce Zaconeta, y la ex ministra de Comunicación, Vilma Alanoca.

Y desde la misma sede sindical del Chapare, cuna política de Evo Morales, el país también escucha por radio Kausachuncoca conectada a una red de televisión, la renuncia del vicepresidente Álvaro García Linera:

“Hemos levantado Bolivia. El 20 de octubre casi la mitad de los bolivianos votó por nosotros. Fuerzas extrañas y oscuras, desde ese momento, empezaron a conspirar. Quemaron instituciones y sedes sindicales. Formaron bandas paramilitares para intimidar a los campesinos, amenazaron a nuestros compañeros. Fue un golpe de Estado. Yo también renuncio. Siempre le he sido leal al presidente, estoy orgulloso de haber sido el vicepresidente de un indígena y lo acompañaré en las buenas y en las malas”. (6)

El día 10 de noviembre de 2019 finaliza como jornada histórica y festiva sin precedentes para la oposición política y la consigna del dirigente cruceño, Luis Fernando Camacho, héroe del momento, enemigo mortal de Evo Morales, ahora, es exterminar al MAS del escenario político electoral cancelando su personería jurídica para siempre.

La renuncia de Evo significa para los militares sublevados, policías amotinados y plataformas movilizadas, es el acabose del primer experimento socialista indígena de América Latina y su modelo de Estado Plurinacional, vigente desde 2006 al 2019, casi 14 años de poder popular.

La revuelta ciudadana bautizada como “Revolución de las pititas” dirigida por la oposición cívico-política alcanza su clímax tras 21 días de violentos enfrentamientos con muertos, heridos, asalto, quema de recintos electorales y tortura de dirigentes proclives al gobierno. Finalmente se resuelve suspender el prolongado bloqueo de calles, avenidas, carreteras y levantar el cierre parcial de fronteras dejando al frente daños irreversibles y graves secuelas para la economía del país. Pero el bloqueo nacional, se prolonga por 48 horas más por decisión de Fernando Camacho quien muy seguro de su victoria, necesita dos días adicionales para estructurar el nuevo poder en Bolivia. (Capítulo II del libro REBATO)

OPOSICION APRIETA LA TENAZA
AL BORDE DEL PRECIPICIO

El informe de la OEA leído personalmente por su presidente, el uruguayo Luis Almagro, se conoce muy de madrugada, el día 10 de noviembre. Bolivia, estaba semiparalizada y frente a una insostenible presión cívica y política favorable a las fuerzas opositoras en el frágil equilibrio de poderes.

Almagro comunica al mundo que existe “manipulación dolosa” en el manejo de datos del escrutinio de votos. Así, con suficiente premeditación precipita los acontecimientos para forzar la renuncia del presidente y del vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

La conclusión de auditoría de la OEA revela indicios de irregularidades en el proceso final del recuento de votos después de las elecciones del 20 de octubre de 2019 propiciando un vuelco de campana. Sin pérdida de tiempo los opositores agarran de voleada la palabra de Almagro; acusan al Presidente de consumar un fraude, cuestionan la imparcialidad del Órgano Electoral Plurinacional, OEP, y sindican a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, de ser militante del MAS.

El Presidente conocía con anticipación, por medios diplomáticos afines a su persona, sobre la posición ya definida por Almagro y habla con él por teléfono en la madrugada del fatídico día. Confiado en una supuesta vieja amistad de ser hombres de izquierda (Almagro estuvo ligado al socialista Tabaré Vázques y fue Canciller de José Mojica) le pide retrasar su informe recordándole que aún faltaban tres días para finalizar el trabajo de auditoría de la OEA y le advierte de un posible enfrentamiento sangriento entre bolivianos de no aceptar su solicitud. Además, Evo, le responsabilizaría a Luis Almagro de las graves consecuencias por venir.

Casi al borde del precipicio, sin claros mecanismos de defensa legal y a sabiendas de la traición de una parte de los mandos superiores de las FF.AA y Policía Boliviana, el Presidente asume con responsabilidad propia el camino del auto sacrificio conjunto y anuncia medidas adoptadas por su gobierno. Decide alejarse del poder no sin antes utilizar sus últimos esfuerzos estratégicos con la ilusión de un cambio de timón.

Desde la base aérea de la FAB de El Alto, informa al país la anulación de las elecciones del 20 de octubre, convocatoria a nuevas elecciones con nuevos actores políticos dejando claramente sentada su decisión de no ser candidato y concluir su mandato como establece la Constitución, además de la conformación de un nuevo Tribunal Electoral. Todo nuevo. Pero, ya es tarde, las propuestas del arquitecto del Estado Plurinacional, ya no tienen asidero.

En el centro de la Sede de Gobierno, se escucha por doquier estallidos de cartuchos de dinamita lanzados al aire por los mineros con el fin de intimidar a grupos violentos, en su mayoría jóvenes de las plataformas ciudadanas y cívicos contrarios al régimen, ahora, dispuestos a tomar la Casa Grande del Pueblo.

Las cadenas de televisión, radios y redes sociales de internet, anticipan minuto tras minuto una inminente renuncia del presidente Evo. Politólogos, sociólogos, abogados y otros circunstanciales periodistas “opinadores” analizan complejas soluciones sobre la futura transición constitucional en caso de efectivizarse la dimisión del Jefe de Estado.

Defensores del presidente en las calles ignoran los fundamentos del pedido de Huarachi y reaccionan iracundos contra el ejecutivo cobista a quien acusan de propiciar un desastre político y zozobra social. En horas de la madrugada, Huarachi, había desayunado con el Presidente. ¿Qué se habló? ¿Se adoptó una línea estratégica? El fatídico pedido de la COB, a media mañana, era concluyente.

OPOSICION APRIETA LA TENAZA

El conjunto de la oposición política, cívica y ciudadana, rechaza las propuestas del Presidente, calificándolas de inaceptables e indignas, recordándole haberse burlado de los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016 cuando en la consulta popular convocada por su propio gobierno, ganó el NO a la reelección de Evo y Álvaro. Para el Comité Cívico de Santa Cruz que encabeza la desobediencia civil, tras el pronunciamiento oficial de la OEA, sólo queda un camino: la renuncia inmediata de los dos primeros mandatarios y el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Desde la noche 20 de octubre, cuando deja de funcionar el TREP, al amanecer del 10 de noviembre, se registran choques violentos entre parciales de la oposición y del oficialismo en varias ciudades del país, dejando como saldo, recintos electorales y viviendas particulares de familiares de ministros y legisladores del gobierno destruidos e incendiados. En Montero hay tres muertos y heridos en un enfrentamientos entre militantes del MAS y grupos del Comité Pro Santa Cruz.

Aumenta la consigna a viva voz en cuello de miles de manifestantes de las plataformas del 21F. El fenómeno social-político llamado factor “21F”, es un novedoso experimento reticular aglutinado como si fuera por capilaridad en diversas formas de protesta en las calles: “...¡¡Quién se cansa…nadie se cansa!! ¡¡Quien se rinde... nadie se rinde!!…Evo de nuevo….huevo carajo...”.

Los cánticos de guerra al paso de las plataformas cada vez más estridentes parecen replicar un terremoto amenazando mover cimientos del suelo paceño. “¡Debe caer el dictador!” (4)

Para Bolivia confrontada, ya no significa sorpresa, cuando desde el trópico de Cochabamba, territorio dominado por los poderosos sindicatos de productores de coca, Evo Morales, se dirige a la nación por radio y televisión y presenta su dimisión:

Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes. La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”. (5)

Alejar del poder al primer presidente indígena de América Latina, significa para la oposición política y cívica la victoria total y objetivo cumplido con apoyo de un motín policial y pronunciamiento sin atenuantes de las FF.AA.

Prominentes dirigentes del MAS, acompañan la decisión del Presidente con resignada solidaridad y actitud ineludible e inexorable para despejar un posible enfrentamiento sangriento entre grupos radicales trasmutados por una ciega obsesión de evitar, por un lado, la caída de Evo, por otro, su derrota final, aún a costa de sus propias vidas. Estrategas del régimen plantean neutralizar a la oposición con tácticas de combate y extremas medidas como el Estado de Sitio y detención de cabecillas visibles de la asonada golpista. El vicepresidente García Linera defiende la tesis de la continuidad del proceso de cambio en marcha y pide no jugar al martirologio. En un encuentro esporádico dirigentes de la organización sindical Bartolina Sisa, les dice: “Sin Evo, el proceso de cambio se muere”.

SALVAR LA VIDA DEL PRESIDENTE

La visión de Álvaro García Linera, es salvar la vida del Presidente frente a cualquier contingencia de valores revolucionarios. No acepta la idea de promover la resistencia armada, construir mártires ideológicos, tampoco glorificar nombres. El avance revolucionario de las masas desposeídas en los últimos 14 años era irreversible y sería un error desmovilizar esa fuerza social y política, calificada por él, como los nuevos patriotas históricos.

Evo regresará a Bolivia”, fue su consigna.

Se busca alternativas para garantizar la salida de Evo hacia el exterior. Una salida forzada en busca de exilio al estar en peligro su vida, según sus defensores; una huida vergonzosa en busca de una guarida, según sus detractores.

En esa hora crucial y dramática, Evo está junto con su leal ministra de Salud, Gabriela Montaño y Álvaro García linera. No están junto al líder, los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, de Defensa, Javier Zavaleta, de Gobierno, Carlos Romero, de Minería, Cesar Navarro y del viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, sus más cercanos colaboradores. Nadie sabe su paradero. Días después se conoce que varios de ellos se encuentran asilados en la Embajada de México, entre ellos, el ex ministro de Justicia, Héctor Arce Zaconeta, y la ex ministra de Comunicación, Vilma Alanoca.

Y desde la misma sede sindical del Chapare, cuna política de Evo Morales, el país también escucha por radio Kausachuncoca conectada a una red de televisión, la renuncia del vicepresidente Álvaro García Linera:

“Hemos levantado Bolivia. El 20 de octubre casi la mitad de los bolivianos votó por nosotros. Fuerzas extrañas y oscuras, desde ese momento, empezaron a conspirar. Quemaron instituciones y sedes sindicales. Formaron bandas paramilitares para intimidar a los campesinos, amenazaron a nuestros compañeros. Fue un golpe de Estado. Yo también renuncio. Siempre le he sido leal al presidente, estoy orgulloso de haber sido el vicepresidente de un indígena y lo acompañaré en las buenas y en las malas”. (6)

El día 10 de noviembre de 2019 finaliza como jornada histórica y festiva sin precedentes para la oposición política y la consigna del dirigente cruceño, Luis Fernando Camacho, héroe del momento, enemigo mortal de Evo Morales, ahora, es exterminar al MAS del escenario político electoral cancelando su personería jurídica para siempre.

La renuncia de Evo significa para los militares sublevados, policías amotinados y plataformas movilizadas, es el acabose del primer experimento socialista indígena de América Latina y su modelo de Estado Plurinacional, vigente desde 2006 al 2019, casi 14 años de poder popular.

La revuelta ciudadana bautizada como “Revolución de las pititas” dirigida por la oposición cívico-política alcanza su clímax tras 21 días de violentos enfrentamientos con muertos, heridos, asalto, quema de recintos electorales y tortura de dirigentes proclives al gobierno. Finalmente se resuelve suspender el prolongado bloqueo de calles, avenidas, carreteras y levantar el cierre parcial de fronteras dejando al frente daños irreversibles y graves secuelas para la economía del país. Pero el bloqueo nacional, se prolonga por 48 horas más por decisión de Fernando Camacho quien muy seguro de su victoria, necesita dos días adicionales para estructurar el nuevo poder en Bolivia. (Capítulo II del libro REBATO)

AL BORDE DEL PRECIPICIO

El informe de la OEA leído personalmente por su presidente, el uruguayo Luis Almagro, se conoce muy de madrugada, el día 10 de noviembre. Bolivia, estaba semiparalizada y frente a una insostenible presión cívica y política favorable a las fuerzas opositoras en el frágil equilibrio de poderes.

Almagro comunica al mundo que existe “manipulación dolosa” en el manejo de datos del escrutinio de votos. Así, con suficiente premeditación precipita los acontecimientos para forzar la renuncia del presidente y del vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

La conclusión de auditoría de la OEA revela indicios de irregularidades en el proceso final del recuento de votos después de las elecciones del 20 de octubre de 2019 propiciando un vuelco de campana. Sin pérdida de tiempo los opositores agarran de voleada la palabra de Almagro; acusan al Presidente de consumar un fraude, cuestionan la imparcialidad del Órgano Electoral Plurinacional, OEP, y sindican a la presidenta del Tribunal Supremo Electoral, María Eugenia Choque, de ser militante del MAS.

El Presidente conocía con anticipación, por medios diplomáticos afines a su persona, sobre la posición ya definida por Almagro y habla con él por teléfono en la madrugada del fatídico día. Confiado en una supuesta vieja amistad de ser hombres de izquierda (Almagro estuvo ligado al socialista Tabaré Vázques y fue Canciller de José Mojica) le pide retrasar su informe recordándole que aún faltaban tres días para finalizar el trabajo de auditoría de la OEA y le advierte de un posible enfrentamiento sangriento entre bolivianos de no aceptar su solicitud. Además, Evo, le responsabilizaría a Luis Almagro de las graves consecuencias por venir.

Casi al borde del precipicio, sin claros mecanismos de defensa legal y a sabiendas de la traición de una parte de los mandos superiores de las FF.AA y Policía Boliviana, el Presidente asume con responsabilidad propia el camino del auto sacrificio conjunto y anuncia medidas adoptadas por su gobierno. Decide alejarse del poder no sin antes utilizar sus últimos esfuerzos estratégicos con la ilusión de un cambio de timón.

Desde la base aérea de la FAB de El Alto, informa al país la anulación de las elecciones del 20 de octubre, convocatoria a nuevas elecciones con nuevos actores políticos dejando claramente sentada su decisión de no ser candidato y concluir su mandato como establece la Constitución, además de la conformación de un nuevo Tribunal Electoral. Todo nuevo. Pero, ya es tarde, las propuestas del arquitecto del Estado Plurinacional, ya no tienen asidero.

En el centro de la Sede de Gobierno, se escucha por doquier estallidos de cartuchos de dinamita lanzados al aire por los mineros con el fin de intimidar a grupos violentos, en su mayoría jóvenes de las plataformas ciudadanas y cívicos contrarios al régimen, ahora, dispuestos a tomar la Casa Grande del Pueblo.

Las cadenas de televisión, radios y redes sociales de internet, anticipan minuto tras minuto una inminente renuncia del presidente Evo. Politólogos, sociólogos, abogados y otros circunstanciales periodistas “opinadores” analizan complejas soluciones sobre la futura transición constitucional en caso de efectivizarse la dimisión del Jefe de Estado.

Defensores del presidente en las calles ignoran los fundamentos del pedido de Huarachi y reaccionan iracundos contra el ejecutivo cobista a quien acusan de propiciar un desastre político y zozobra social. En horas de la madrugada, Huarachi, había desayunado con el Presidente. ¿Qué se habló? ¿Se adoptó una línea estratégica? El fatídico pedido de la COB, a media mañana, era concluyente.

El conjunto de la oposición política, cívica y ciudadana, rechaza las propuestas del Presidente, calificándolas de inaceptables e indignas, recordándole haberse burlado de los resultados del referendo del 21 de febrero de 2016 cuando en la consulta popular convocada por su propio gobierno, ganó el NO a la reelección de Evo y Álvaro. Para el Comité Cívico de Santa Cruz que encabeza la desobediencia civil, tras el pronunciamiento oficial de la OEA, sólo queda un camino: la renuncia inmediata de los dos primeros mandatarios y el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Desde la noche 20 de octubre, cuando deja de funcionar el TREP, al amanecer del 10 de noviembre, se registran choques violentos entre parciales de la oposición y del oficialismo en varias ciudades del país, dejando como saldo, recintos electorales y viviendas particulares de familiares de ministros y legisladores del gobierno destruidos e incendiados. En Montero hay tres muertos y heridos en un enfrentamientos entre militantes del MAS y grupos del Comité Pro Santa Cruz.

Aumenta la consigna a viva voz en cuello de miles de manifestantes de las plataformas del 21F. El fenómeno social-político llamado factor “21F”, es un novedoso experimento reticular aglutinado como si fuera por capilaridad en diversas formas de protesta en las calles: “...¡¡Quién se cansa…nadie se cansa!! ¡¡Quien se rinde... nadie se rinde!!…Evo de nuevo….huevo carajo...”.

Los cánticos de guerra al paso de las plataformas cada vez más estridentes parecen replicar un terremoto amenazando mover cimientos del suelo paceño. “¡Debe caer el dictador!” (4)

Para Bolivia confrontada, ya no significa sorpresa, cuando desde el trópico de Cochabamba, territorio dominado por los poderosos sindicatos de productores de coca, Evo Morales, se dirige a la nación por radio y televisión y presenta su dimisión:

Renuncio para que Mesa y Camacho no sigan maltratando a los familiares de nuestros compañeros, no sigan atacando a los ministros y diputados, para que dejen de maltratar a los más humildes. La lucha no termina aquí. Los humildes, los patriotas, vamos a continuar luchando por la igualdad y la paz. Queremos que vuelva la paz social. Grupos oligárquicos conspiraron contra la democracia. Fue un golpe de Estado cívico y policial. Duele mucho lo que ha pasado”. (5)

Alejar del poder al primer presidente indígena de América Latina, significa para la oposición política y cívica la victoria total y objetivo cumplido con apoyo de un motín policial y pronunciamiento sin atenuantes de las FF.AA.

Prominentes dirigentes del MAS, acompañan la decisión del Presidente con resignada solidaridad y actitud ineludible e inexorable para despejar un posible enfrentamiento sangriento entre grupos radicales trasmutados por una ciega obsesión de evitar, por un lado, la caída de Evo, por otro, su derrota final, aún a costa de sus propias vidas. Estrategas del régimen plantean neutralizar a la oposición con tácticas de combate y extremas medidas como el Estado de Sitio y detención de cabecillas visibles de la asonada golpista. El vicepresidente García Linera defiende la tesis de la continuidad del proceso de cambio en marcha y pide no jugar al martirologio. En un encuentro esporádico dirigentes de la organización sindical Bartolina Sisa, les dice: “Sin Evo, el proceso de cambio se muere”.

. Redacción:
Desiderio Paredes

Sociólogo, miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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