SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL: OTRA PRESENTACIÓN DE MALTRATO INFANTIL
SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL: OTRA PRESENTACIÓN DE MALTRATO INFANTIL
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El síndrome de alienación parental (SAP) es un fenómeno cada vez más frecuente en las rupturas matrimoniales. Una de las consecuencias de esta patología es que hace "hijos huérfanos de padres vivos".
Fernando Leguizamón Sanzetenea
9 de diciembre de 2018
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SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL: OTRA PRESENTACIÓN DE MALTRATO INFANTIL

En los últimos años los modelos tradicionales de familia han sufrido cambios que muestran un gran aumento de separaciones y divorcios en nuestros días. Si este hecho ocurre, es importante garantizar la relación adecuada de los hijos tanto con el padre como con la madre porque constituye un derecho fundamental de los niños expresada hace muchos años en el artículo 9 de la Convención de los Derechos del Niño. Sin embargo en muchas ocasiones existe la tendencia de obstaculizar estas relaciones saludables por parte de uno de los progenitores provocando el Síndrome de Alienación Parental.

El síndrome de alienación parental (SAP) es un fenómeno cada vez más frecuente en las rupturas matrimoniales. La idea de que un progenitor manipule a sus hijos con la intención de predisponerlos contra el otro puede resultar difícil de aceptar; cuando el padre o la madre ha logrado inculcar en los hijos que el otro es muy malo, los niños pasan a la situación de ataque hacia el progenitor con el que no viven, hasta llegar a odiarle. Una de las consecuencias de esta patología es que hace “hijos huérfanos de padres vivos”.

La primera definición sobre esta entidad fue de Richard Gardner, profesor de psiquiatría infantil de La Universidad de Columbia, que en 1985 formuló el concepto de Síndrome de Alienación Parental (SAP) en el artículo titulado “Tendencias recientes en el divorcio y la litigación por la custodia” 1, definiéndolo como:

“El síndrome de alienación parental es un trastorno de la infancia que surge casi exclusivamente en el pos-divorcio en el contexto de conflictos de guarda o custodia. Su manifestación primaria es la injustificada campaña de denigración emprendida por el niño contra uno de sus progenitores. Esto resulta de la combinación de una programación (lavado de cerebro) por cuenta del otro progenitor, por una parte, y de las propias contribuciones del niño a la difamación del progenitor alienado, por la otra”. Cuando existe abuso y/o negligencia verdadera por parte de este progenitor, la conducta del niño puede estar justificada y el síndrome de alienación parental no es aplicable en este caso1.

En los años ochenta, Gardner llevo a observar durante las valuaciones de niños para definir la custodia en los juzgados de su país, el creciente número de hijos que denigraban a uno de sus progenitores, hasta el punto de expresar en ocasiones odio hacia el padre al que una vez amaron. En este estudio, Gardner reconoce a la “Madre” como al progenitor alienador y al “Padre” como el progenitor alienado; reconociendo también que en algunos casos el padre puede suscitar el SAP1.

En 1992 en el libro "El Síndrome de Alienación Parental, Gardner afirma: "...muchos de estos chicos orgullosamente declaran, que la decisión de rechazar a sus padres, es únicamente suya. Ellos niegan cualquier contribución de sus madres.

En realidad sus madres muy a menudo declaran que ellas quieren que sus hijos vean a sus padres, y reconocen incluso la importancia de esta relación. Estos niños aprecian que asumiendo que la decisión es suya, eliminan la culpa de sus madres y las protegen de la crítica. Tales expresiones de pensamiento independiente son apoyadas por la madre quien con frecuencia ensalza a estos chicos por ser la clase de gente que tiene pensamientos propios y son francos y suficientemente valientes como para expresar sus opiniones. Con frecuencia, tales madres exhortan a sus hijos a decirles la verdad mirando si quieren o no ver a sus padres. El chico generalmente apreciará que "la verdad", es la expresión de que ellos odian al padre, y no quieren verle nunca más. Ellos por tanto aportan esa contestación preparada... como "la verdad" que les protegerá de la ira de su madre, si tuvieran que manifestar lo que realmente quieren hacer, que es ver a su padres".

Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienador pone en juego suelen ser sutiles. Algunos más frecuentes son: Nos pasar llamadas telefónicas a los hijos.- Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente su derechos de visita.- Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.- Desvalorizar a e insultar al otro progenitor delante de los hijos.- Rehusar informar al otro progenitor de las actividades en las cuales están implicados los hijos (actividades deportivas, actuaciones teatrales, actividades escolares).- “Olvidar” avisar al otro progenitor citas importantes de su hijo (dentista, médico, psicólogo).- Implicar a su entorno familiar propio (nuevo cónyuge, abuelos, tíos) en el lavado de cerebro de los hijos.- Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela).-Cambiar (o intentar cambiar)sus apellidos y sus nombres.- Impedir al otro progenitor acceder a los expedientes escolares y/o médicos de los hijos.- Irse de vacaciones sin los hijos dejándolos al cuidado de otra gente, aunque el otro progenitor esté disponible o desee ocuparse de ellos.- Decir a los hijos que, que la ropa que el otro progenitor les ha comprado, es fea, y prohibirles ponérselo.- Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle, contactarse con el otro progenitor de la manera que sea.- Premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre.- Presentar falsas alegaciones de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor.- Cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos.

IMPORTANCIA DEL LIBRO

Segura, Gil y Sepúlveda (psicólogos forenses) afirman que las consecuencias que puede producir el SAP en los niños, coinciden con los síntomas descritos en niños que sufren maltrato emocional, extensamente sustentados en la literatura médica. Entre ellos podemos citar:

Trastornos de ansiedad: producto del fuerte estrés provocada por la visita del padre no aceptado, que pueden traducirse en respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y finalizar en un desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad.

Trastornos del sueño y la alimentación: derivado de la situación anterior, los niños(as) a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del niño(a) por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que les está produciendo. Conductas agresivas: en caso de SAP severo, donde las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los niños problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas.

Conductas de evitación: conductas que el niño(a) despliega para evitar enfrentarse a la visita, como por ejemplo somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.

Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: verbalizan palabras y posturas del progenitor alienador y de términos judiciales que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto.

Dependencia emocional: los niños(as) sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo(a).

Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.

Exploraciones innecesarias: en casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato físico o sexual hacia los niños(as), por lo que son expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producirán una fuerte situación de estrés en el niño(a). También hace que adopten un rol de "víctimas" de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienador, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico.

Ante la presencia de la sintomatología descrita, dichos autores aconsejan que los niños(as) continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Recomendando al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los niños(as), ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos; dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el niño (SAP leve o moderado), centrar las visitas en un ambiente lúdico para ambos, buscar actividades que sean del agrado del niño y posteriormente tareas más personales.

El síndrome de alienación parental se está revelando como una nueva forma de maltrato infantil en nuestro país y muchos países del mundo, sin que los padres y los profesionales implicados en el cuidado y defensa de los derechos del niño cuenten con los conocimientos suficientes sobre este tipo de maltrato psicológico.

Abrigamos la esperanza que este trabajo resulte útil para concienciarnos en la necesidad de contar con profesionales médicos que se capaciten debidamente en la problemática del síndrome del niño maltratado para promover y defender sus derecho, contribuyendo a que las familias que afronten el proceso de separación o divorcio, asuman el desafío de privilegiar, siempre, y por encima de todo, el bienestar de los niños.

CONSECUENCIAS DEL SAP

En 1992 en el libro "El Síndrome de Alienación Parental, Gardner afirma: "...muchos de estos chicos orgullosamente declaran, que la decisión de rechazar a sus padres, es únicamente suya. Ellos niegan cualquier contribución de sus madres.

En realidad sus madres muy a menudo declaran que ellas quieren que sus hijos vean a sus padres, y reconocen incluso la importancia de esta relación. Estos niños aprecian que asumiendo que la decisión es suya, eliminan la culpa de sus madres y las protegen de la crítica. Tales expresiones de pensamiento independiente son apoyadas por la madre quien con frecuencia ensalza a estos chicos por ser la clase de gente que tiene pensamientos propios y son francos y suficientemente valientes como para expresar sus opiniones. Con frecuencia, tales madres exhortan a sus hijos a decirles la verdad mirando si quieren o no ver a sus padres. El chico generalmente apreciará que "la verdad", es la expresión de que ellos odian al padre, y no quieren verle nunca más. Ellos por tanto aportan esa contestación preparada... como "la verdad" que les protegerá de la ira de su madre, si tuvieran que manifestar lo que realmente quieren hacer, que es ver a su padres".

Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienador pone en juego suelen ser sutiles. Algunos más frecuentes son: Nos pasar llamadas telefónicas a los hijos.- Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente su derechos de visita.- Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.- Desvalorizar a e insultar al otro progenitor delante de los hijos.- Rehusar informar al otro progenitor de las actividades en las cuales están implicados los hijos (actividades deportivas, actuaciones teatrales, actividades escolares).- “Olvidar” avisar al otro progenitor citas importantes de su hijo (dentista, médico, psicólogo).- Implicar a su entorno familiar propio (nuevo cónyuge, abuelos, tíos) en el lavado de cerebro de los hijos.- Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela).-Cambiar (o intentar cambiar)sus apellidos y sus nombres.- Impedir al otro progenitor acceder a los expedientes escolares y/o médicos de los hijos.- Irse de vacaciones sin los hijos dejándolos al cuidado de otra gente, aunque el otro progenitor esté disponible o desee ocuparse de ellos.- Decir a los hijos que, que la ropa que el otro progenitor les ha comprado, es fea, y prohibirles ponérselo.- Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle, contactarse con el otro progenitor de la manera que sea.- Premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre.- Presentar falsas alegaciones de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor.- Cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos.

Segura, Gil y Sepúlveda (psicólogos forenses) afirman que las consecuencias que puede producir el SAP en los niños, coinciden con los síntomas descritos en niños que sufren maltrato emocional, extensamente sustentados en la literatura médica. Entre ellos podemos citar:

Trastornos de ansiedad: producto del fuerte estrés provocada por la visita del padre no aceptado, que pueden traducirse en respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y finalizar en un desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad.

Trastornos del sueño y la alimentación: derivado de la situación anterior, los niños(as) a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del niño(a) por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que les está produciendo. Conductas agresivas: en caso de SAP severo, donde las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los niños problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas.

Conductas de evitación: conductas que el niño(a) despliega para evitar enfrentarse a la visita, como por ejemplo somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.

Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: verbalizan palabras y posturas del progenitor alienador y de términos judiciales que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto.

Dependencia emocional: los niños(as) sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo(a).

Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.

Exploraciones innecesarias: en casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato físico o sexual hacia los niños(as), por lo que son expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producirán una fuerte situación de estrés en el niño(a). También hace que adopten un rol de "víctimas" de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienador, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico.

Ante la presencia de la sintomatología descrita, dichos autores aconsejan que los niños(as) continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Recomendando al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los niños(as), ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos; dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el niño (SAP leve o moderado), centrar las visitas en un ambiente lúdico para ambos, buscar actividades que sean del agrado del niño y posteriormente tareas más personales.

El síndrome de alienación parental se está revelando como una nueva forma de maltrato infantil en nuestro país y muchos países del mundo, sin que los padres y los profesionales implicados en el cuidado y defensa de los derechos del niño cuenten con los conocimientos suficientes sobre este tipo de maltrato psicológico.

Abrigamos la esperanza que este trabajo resulte útil para concienciarnos en la necesidad de contar con profesionales médicos que se capaciten debidamente en la problemática del síndrome del niño maltratado para promover y defender sus derecho, contribuyendo a que las familias que afronten el proceso de separación o divorcio, asuman el desafío de privilegiar, siempre, y por encima de todo, el bienestar de los niños.

IMPORTANCIA DEL LIBRO
CONSECUENCIAS DEL SAP
EXPLORACIONES INNECESARIAS

En 1992 en el libro "El Síndrome de Alienación Parental, Gardner afirma: "...muchos de estos chicos orgullosamente declaran, que la decisión de rechazar a sus padres, es únicamente suya. Ellos niegan cualquier contribución de sus madres.

En realidad sus madres muy a menudo declaran que ellas quieren que sus hijos vean a sus padres, y reconocen incluso la importancia de esta relación. Estos niños aprecian que asumiendo que la decisión es suya, eliminan la culpa de sus madres y las protegen de la crítica. Tales expresiones de pensamiento independiente son apoyadas por la madre quien con frecuencia ensalza a estos chicos por ser la clase de gente que tiene pensamientos propios y son francos y suficientemente valientes como para expresar sus opiniones. Con frecuencia, tales madres exhortan a sus hijos a decirles la verdad mirando si quieren o no ver a sus padres. El chico generalmente apreciará que "la verdad", es la expresión de que ellos odian al padre, y no quieren verle nunca más. Ellos por tanto aportan esa contestación preparada... como "la verdad" que les protegerá de la ira de su madre, si tuvieran que manifestar lo que realmente quieren hacer, que es ver a su padres".

Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienador pone en juego suelen ser sutiles. Algunos más frecuentes son: Nos pasar llamadas telefónicas a los hijos.- Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente su derechos de visita.- Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.- Desvalorizar a e insultar al otro progenitor delante de los hijos.- Rehusar informar al otro progenitor de las actividades en las cuales están implicados los hijos (actividades deportivas, actuaciones teatrales, actividades escolares).- “Olvidar” avisar al otro progenitor citas importantes de su hijo (dentista, médico, psicólogo).- Implicar a su entorno familiar propio (nuevo cónyuge, abuelos, tíos) en el lavado de cerebro de los hijos.- Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela).-Cambiar (o intentar cambiar)sus apellidos y sus nombres.- Impedir al otro progenitor acceder a los expedientes escolares y/o médicos de los hijos.- Irse de vacaciones sin los hijos dejándolos al cuidado de otra gente, aunque el otro progenitor esté disponible o desee ocuparse de ellos.- Decir a los hijos que, que la ropa que el otro progenitor les ha comprado, es fea, y prohibirles ponérselo.- Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle, contactarse con el otro progenitor de la manera que sea.- Premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre.- Presentar falsas alegaciones de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor.- Cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos.

IMPORTANCIA DEL LIBRO

Segura, Gil y Sepúlveda (psicólogos forenses) afirman que las consecuencias que puede producir el SAP en los niños, coinciden con los síntomas descritos en niños que sufren maltrato emocional, extensamente sustentados en la literatura médica. Entre ellos podemos citar:

Trastornos de ansiedad: producto del fuerte estrés provocada por la visita del padre no aceptado, que pueden traducirse en respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y finalizar en un desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad.

Trastornos del sueño y la alimentación: derivado de la situación anterior, los niños(as) a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del niño(a) por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que les está produciendo. Conductas agresivas: en caso de SAP severo, donde las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los niños problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas.

Conductas de evitación: conductas que el niño(a) despliega para evitar enfrentarse a la visita, como por ejemplo somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.

Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: verbalizan palabras y posturas del progenitor alienador y de términos judiciales que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto.

Dependencia emocional: los niños(as) sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo(a).

Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.

Exploraciones innecesarias: en casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato físico o sexual hacia los niños(as), por lo que son expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producirán una fuerte situación de estrés en el niño(a). También hace que adopten un rol de "víctimas" de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienador, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico.

Ante la presencia de la sintomatología descrita, dichos autores aconsejan que los niños(as) continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Recomendando al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los niños(as), ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos; dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el niño (SAP leve o moderado), centrar las visitas en un ambiente lúdico para ambos, buscar actividades que sean del agrado del niño y posteriormente tareas más personales.

El síndrome de alienación parental se está revelando como una nueva forma de maltrato infantil en nuestro país y muchos países del mundo, sin que los padres y los profesionales implicados en el cuidado y defensa de los derechos del niño cuenten con los conocimientos suficientes sobre este tipo de maltrato psicológico.

Abrigamos la esperanza que este trabajo resulte útil para concienciarnos en la necesidad de contar con profesionales médicos que se capaciten debidamente en la problemática del síndrome del niño maltratado para promover y defender sus derecho, contribuyendo a que las familias que afronten el proceso de separación o divorcio, asuman el desafío de privilegiar, siempre, y por encima de todo, el bienestar de los niños.

CONSECUENCIAS DEL SAP
IMPORTANCIA DEL LIBRO

En 1992 en el libro "El Síndrome de Alienación Parental, Gardner afirma: "...muchos de estos chicos orgullosamente declaran, que la decisión de rechazar a sus padres, es únicamente suya. Ellos niegan cualquier contribución de sus madres.

En realidad sus madres muy a menudo declaran que ellas quieren que sus hijos vean a sus padres, y reconocen incluso la importancia de esta relación. Estos niños aprecian que asumiendo que la decisión es suya, eliminan la culpa de sus madres y las protegen de la crítica. Tales expresiones de pensamiento independiente son apoyadas por la madre quien con frecuencia ensalza a estos chicos por ser la clase de gente que tiene pensamientos propios y son francos y suficientemente valientes como para expresar sus opiniones. Con frecuencia, tales madres exhortan a sus hijos a decirles la verdad mirando si quieren o no ver a sus padres. El chico generalmente apreciará que "la verdad", es la expresión de que ellos odian al padre, y no quieren verle nunca más. Ellos por tanto aportan esa contestación preparada... como "la verdad" que les protegerá de la ira de su madre, si tuvieran que manifestar lo que realmente quieren hacer, que es ver a su padres".

Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienador pone en juego suelen ser sutiles. Algunos más frecuentes son: Nos pasar llamadas telefónicas a los hijos.- Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente su derechos de visita.- Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.- Desvalorizar a e insultar al otro progenitor delante de los hijos.- Rehusar informar al otro progenitor de las actividades en las cuales están implicados los hijos (actividades deportivas, actuaciones teatrales, actividades escolares).- “Olvidar” avisar al otro progenitor citas importantes de su hijo (dentista, médico, psicólogo).- Implicar a su entorno familiar propio (nuevo cónyuge, abuelos, tíos) en el lavado de cerebro de los hijos.- Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela).-Cambiar (o intentar cambiar)sus apellidos y sus nombres.- Impedir al otro progenitor acceder a los expedientes escolares y/o médicos de los hijos.- Irse de vacaciones sin los hijos dejándolos al cuidado de otra gente, aunque el otro progenitor esté disponible o desee ocuparse de ellos.- Decir a los hijos que, que la ropa que el otro progenitor les ha comprado, es fea, y prohibirles ponérselo.- Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle, contactarse con el otro progenitor de la manera que sea.- Premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre.- Presentar falsas alegaciones de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor.- Cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos.

CONSECUENCIAS DEL SAP

Segura, Gil y Sepúlveda (psicólogos forenses) afirman que las consecuencias que puede producir el SAP en los niños, coinciden con los síntomas descritos en niños que sufren maltrato emocional, extensamente sustentados en la literatura médica. Entre ellos podemos citar:

Trastornos de ansiedad: producto del fuerte estrés provocada por la visita del padre no aceptado, que pueden traducirse en respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y finalizar en un desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad.

Trastornos del sueño y la alimentación: derivado de la situación anterior, los niños(as) a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del niño(a) por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que les está produciendo. Conductas agresivas: en caso de SAP severo, donde las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los niños problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas.

Conductas de evitación: conductas que el niño(a) despliega para evitar enfrentarse a la visita, como por ejemplo somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.

Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: verbalizan palabras y posturas del progenitor alienador y de términos judiciales que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto.

Dependencia emocional: los niños(as) sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo(a).

Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.

EXPLORACIONES INNECESARIAS

Exploraciones innecesarias: en casos severos, pueden darse denuncias falsas por maltrato físico o sexual hacia los niños(as), por lo que son expuestos a numerosas exploraciones por parte de diversos profesionales, las cuales, además de ser innecesarias, producirán una fuerte situación de estrés en el niño(a). También hace que adopten un rol de "víctimas" de algo que no han sufrido pero que debido a la campaña de denigración del progenitor alienador, y a la autonomía de pensamiento, toman como algo real, teniendo consecuencias devastadoras para su desarrollo psicológico.

Ante la presencia de la sintomatología descrita, dichos autores aconsejan que los niños(as) continúen teniendo relación con el progenitor alienado, ya que una de las estrategias que va a utilizar el progenitor alienador va a ser que se suspenda el régimen de visitas utilizando tácticas como las descritas anteriormente. Recomendando al progenitor alienado para que durante los contactos no favorezca con su conducta o verbalizaciones, el mantenimiento del SAP. Dichas orientaciones van encaminadas a no realizar reproches a los niños(as), ni entrar en sus ataques, teniendo en cuenta que no hablan por ellos mismos; dar respuestas que satisfagan un reproche o necesidad que transmite el niño (SAP leve o moderado), centrar las visitas en un ambiente lúdico para ambos, buscar actividades que sean del agrado del niño y posteriormente tareas más personales.

El síndrome de alienación parental se está revelando como una nueva forma de maltrato infantil en nuestro país y muchos países del mundo, sin que los padres y los profesionales implicados en el cuidado y defensa de los derechos del niño cuenten con los conocimientos suficientes sobre este tipo de maltrato psicológico.

Abrigamos la esperanza que este trabajo resulte útil para concienciarnos en la necesidad de contar con profesionales médicos que se capaciten debidamente en la problemática del síndrome del niño maltratado para promover y defender sus derecho, contribuyendo a que las familias que afronten el proceso de separación o divorcio, asuman el desafío de privilegiar, siempre, y por encima de todo, el bienestar de los niños.

IMPORTANCIA DEL LIBRO

En 1992 en el libro "El Síndrome de Alienación Parental, Gardner afirma: "...muchos de estos chicos orgullosamente declaran, que la decisión de rechazar a sus padres, es únicamente suya. Ellos niegan cualquier contribución de sus madres.

En realidad sus madres muy a menudo declaran que ellas quieren que sus hijos vean a sus padres, y reconocen incluso la importancia de esta relación. Estos niños aprecian que asumiendo que la decisión es suya, eliminan la culpa de sus madres y las protegen de la crítica. Tales expresiones de pensamiento independiente son apoyadas por la madre quien con frecuencia ensalza a estos chicos por ser la clase de gente que tiene pensamientos propios y son francos y suficientemente valientes como para expresar sus opiniones. Con frecuencia, tales madres exhortan a sus hijos a decirles la verdad mirando si quieren o no ver a sus padres. El chico generalmente apreciará que "la verdad", es la expresión de que ellos odian al padre, y no quieren verle nunca más. Ellos por tanto aportan esa contestación preparada... como "la verdad" que les protegerá de la ira de su madre, si tuvieran que manifestar lo que realmente quieren hacer, que es ver a su padres".

Los comportamientos y estrategias que el progenitor alienador pone en juego suelen ser sutiles. Algunos más frecuentes son: Nos pasar llamadas telefónicas a los hijos.- Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente su derechos de visita.- Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.- Desvalorizar a e insultar al otro progenitor delante de los hijos.- Rehusar informar al otro progenitor de las actividades en las cuales están implicados los hijos (actividades deportivas, actuaciones teatrales, actividades escolares).- “Olvidar” avisar al otro progenitor citas importantes de su hijo (dentista, médico, psicólogo).- Implicar a su entorno familiar propio (nuevo cónyuge, abuelos, tíos) en el lavado de cerebro de los hijos.- Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar con el otro progenitor (elección de la religión, elección de la escuela).-Cambiar (o intentar cambiar)sus apellidos y sus nombres.- Impedir al otro progenitor acceder a los expedientes escolares y/o médicos de los hijos.- Irse de vacaciones sin los hijos dejándolos al cuidado de otra gente, aunque el otro progenitor esté disponible o desee ocuparse de ellos.- Decir a los hijos que, que la ropa que el otro progenitor les ha comprado, es fea, y prohibirles ponérselo.- Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle, contactarse con el otro progenitor de la manera que sea.- Premiar las conductas despectivas y de rechazo hacia el otro padre.- Presentar falsas alegaciones de abuso (físico y/o sexual) en los tribunales para separar a los niños del otro progenitor.- Cambiar de domicilio, incluso a miles de kilómetros, con el único fin de destruir la relación del padre ausente con sus hijos.

Segura, Gil y Sepúlveda (psicólogos forenses) afirman que las consecuencias que puede producir el SAP en los niños, coinciden con los síntomas descritos en niños que sufren maltrato emocional, extensamente sustentados en la literatura médica. Entre ellos podemos citar:

Trastornos de ansiedad: producto del fuerte estrés provocada por la visita del padre no aceptado, que pueden traducirse en respiración acelerada, enrojecimiento de la piel, sudoración, elevación del tono de voz, temblores y finalizar en un desbordamiento emocional, no pudiendo estar delante del progenitor rechazado con serenidad y normalidad.

Trastornos del sueño y la alimentación: derivado de la situación anterior, los niños(as) a menudo manifiestan que sufren pesadillas, así como problemas para conciliar o mantener el sueño. Por otro lado pueden sufrir trastornos alimenticios derivados de la situación que viven y no saben afrontar, ingiriendo alimentos compulsivamente o no alimentándose, hechos que el progenitor alienador suele utilizar para cargar contra el otro, haciendo ver que estos síntomas son debidos al sufrimiento del niño(a) por no querer ver al progenitor rechazado por el daño que les está produciendo. Conductas agresivas: en caso de SAP severo, donde las visitas se hacen imposibles; a menudo se observa en los niños problemas de control de impulsos, teniendo que ser contenidos en ocasiones por los profesionales. Las conductas agresivas pueden ser verbales como insultos, o incluso físicas.

Conductas de evitación: conductas que el niño(a) despliega para evitar enfrentarse a la visita, como por ejemplo somatizaciones de tipo ansioso que producen una llamada de atención en el progenitor alienador y que tienen como consecuencia no pasar a la visita.

Utilizan lenguaje y expresiones de adultos: verbalizan palabras y posturas del progenitor alienador y de términos judiciales que son un claro reflejo de la fuerte conflictividad que viven y de la postura que han tomado en el conflicto.

Dependencia emocional: los niños(as) sienten miedo a ser abandonados por el progenitor con el que conviven, ya que saben, y así lo sienten, que su cariño está condicionado. Tienen que odiar a uno para ser querido y aceptado por el otro, y ese odio tiene que ser sin ambivalencias; todo ello va a crear una fuerte dependencia emocional para el/la menor. Todo ello va a tener como consecuencia la creación de una relación patológica entre progenitor e hijo(a).

Dificultades en la expresión y comprensión de las emociones: suelen expresar sus emociones de forma errónea, centrándose excesivamente en aspectos negativos. Por otro lado muestran falta de capacidad empática, teniendo dificultades para ponerse en el lugar de otras personas, manteniendo una actitud rígida ante los distintos puntos de vista que ofrezca el progenitor rechazado.

. Redacción:
Fernando Leguizamón Sanzetenea

Médico Psiquiatra, Miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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