El 4 de junio de 2023, habrá transcurrido cien años de la masacre de mineros en Uncía un 4 de junio de 1923 perpetrada por el ejército durante la presidencia de Bautista Saavedra del Partido Republicano, cuyo gobierno protegía capitales de la Patiño Mines y del consorcio chileno Compañía Minera LLallagua en competencia por apoderarse de los ricos yacimientos de estaño de Potosí y Oruro. Ambas empresas estaban controladas por corporaciones transnacionales de Estados Unidos y Gran Bretaña. (1)
Un primero de mayo de 1923, en Uncía, capital de la provincia Rafael Bustillo, al norte de Potosí, fue organizado el primer sindicato de trabajadores mineros de Bolivia y de América Latina en homenaje a los Mártires de Chicago (1886). La respuesta del gobierno de Saavedra, un mes después, fue la brutal represión y masacre en la plaza Alonso de Ibáñez.
El primigenio sindicalismo minero de Uncía alcanzó excepcional capacidad orgánica, política e ideológica a lo largo de un siglo. Hoy representa cien años de ascendencia revolucionaria del proletariado boliviano con victorias, derrotas y mártires en sus filas donde los mineros han sabido distinguirse como clase revolucionaria por excelencia y dirección política de los sectores oprimidos contra la oligarquía y la antinación, encadenando en cada ciclo histórico, incesante revolución permanente por instaurar en Bolivia un gobierno obrero-campesino y el socialismo.
Siendo verdadero fundamento de poder y definición en el proceso político, el sindicalismo minero enfrentó dramáticas jornadas de heroísmo, alcanzó clara ideología de izquierda y conciencia revolucionaria al resistir en carne propia las masacres de Uncía (1923) Catavi (1942) Siglo XX (1949) San Juan (1967) Amayapampa-Capasirca (1996) asumir autoría de la histórica Tesis de Pulacayo (1946) ser factor determinante para la victoria de la Revolución Boliviana (1952) y para el nacimiento de la Asamblea del Pueblo (1971) donde proclamó el socialismo.
Las dictaduras militares de René Barrientos (1964-1969) Hugo Banzer (1971-1978) Alberto Natusch Busch (1979-1979) y Luis García Meza Tejada (1980-1981) no pudieron doblegar la lucha de los mineros siempre perseguidos, desterrados, encarcelados, torturados y asesinados. El gobierno democrático de Víctor Paz Estenssoro (1985-1989) debilitó el poder del sindicalismo minero con el DS 21060 descentralizando COMIBOL y consumando la fatídica “relocalización” de miles de mineros. (1986). Pero, los mineros volverían en “Octubre Negro” y la “Guerra del Gas” en El Alto (2003) epicentro y génesis del cambio político fundamental que transformaría Bolivia.
En la segunda presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003), mineros, obreros, campesinos y juntas vecinales organizados en un solo movimiento, rechazaron el proyecto del gobierno del MNR-MIR-NFR para la exportación de gas a EE.UU. por puertos de Chile. Las fuerzas militares y policiales dejaron en las calles muertos y heridos en las sangrientas jornadas de octubre, sin ninguna posibilidad de contener la furia del pueblo organizado, que obligó al presidente neoliberal a presentar su renuncia irrevocable el 17 de octubre de 2003 y su salida a EE.UU. donde vive con un juicio penal en su contra desde Bolivia.
Ese día el movimiento popular, aprobó el Mandato de El Alto en homenaje a los mártires de la guerra del gas y juró movilizarse sin tregua hasta lograr la Asamblea Constituyente y recuperar las empresas estratégicas del Estado, pignoradas, privatizadas y capitalizadas a las corporaciones transnacionales. En el gobierno de Evo Morales (2006-2019), se recuperó la soberanía sobre los recursos naturales, control de las empresas estratégicas del Estado y se convocó a la Asamblea Constituyente para la fundación del Estado Plurinacional con una nueva Constitución Política. (2009)
Bolivia, hoy está gobernada por el presidente izquierdista, Luis Arce Catacora (2020-2025) economista de clase media dispuesto a profundizar la Revolución Democrática y Cultural; el Proceso de Cambio y las bases del Estado Plurinacional hacia el Bicentenario de la Fundación de Bolivia en 2025. Arce enfrenta una oposición radical en permanente apronte buscando volver al estado republicano y federal después del fracaso de la “Revolución de las Pititas” (2019-2020)
El texto fue tomado de la página PROPÓSITO, del libro “Rebato” (en revisión) escrito para rememorar la lucha de los combativos mineros, campesinos, indígenas y originarios protagonistas del cambio político en las últimas dos décadas como movimiento popular-nacional en una Bolivia polarizada, donde hoy, los poderes mediático y religioso tomaron abierta posición política. Las crónicas periodísticas, reflejan testimonios propios, entrevista a los actores de los hechos y citas textuales tomadas de la rica bibliografía existente; videos, documentales y gráficas de dataset donde el observador puede consultar y verificar la certidumbre del relato.
Cada capítulo de “Rebato” será publicado semanalmente como un modesto aporte al amplio bagaje histórico de las luchas populares y un mensaje de esperanza a las nuevas generaciones para no olvidar que es posible una Bolivia, con justicia, dignidad y soberanía.
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