¿Cuándo han visto ustedes que los turistas se saquen fotos a lado de un basurero?
Yo logro que se saquen una foto, porque los basureros tienen la forma de un huevo de dinosaurios y eso atrae y llama atención de la gente. Eso me da mucha satisfacción, señala Juan García Guzmán, un escultor que pudo emplazar el Parque Cretácico, la Era del Hielo y ahora se encuentra trabajando en la Era Planetaria con financiamiento del Gobierno Autónomo Municipal de Sacaba.
Juan García, es oriundo de Oruro, tiene un promedio de 20 años trabajando como escultor, construye monumentos de personalidades regionales o nacionales, además de construir obras de gran magnitud como los dinosaurios del Parque Cretácico.
Fue, en realidad, una de las propuestas más osadas al haber comprometido su idea para que la Alcaldía de Sacaba asumiera la decisión de apoyar esa iniciativa y no hubo ninguna equivocación, porque ahora el parque genera ingresos económicos por la afluencia de turistas regionales que visitan Sacaba, incluso del interior del país.
La Era del Hielo, ubicada al frente del Parque Cretácico, entre la idea y la ejecución de la obra, según García, implicó un promedio de siete años, iniciativa que surgió del municipio y que se fue trabajando en conjunto, con el propósito de generar más espacios de diversión y entretenimiento para la gente que visita Sacaba.
Los visitantes tienen la oportunidad de rememorar la historia a través de la presencia de monumentos de animales y los volcanes, que, en conjunto, contribuyen con información educativa para niños y padres de familia que llegan al parque.
Una vez recorrido el Parque Cretácico para ingresar al sector de la Era del Hielo, uno debe acercarse al dinosaurio que se encuentra con la boca abierta al extremo y que permite cruzar el río Maylanco donde el dinosaurio hace de puente con una distancia de 50 metros. En su interior existen unos huecos ovalados que permiten el ingreso de luz para que los turistas puedan caminar y tomarse fotos.
García, estudió en la Escuela Superior de Artes Plásticas Raúl G. Prada de Cochabamba, aprendió dibujo, pintura y escultura. Recuerda a su profesora Silvia Salazar quien señaló que en el país solo existían seis famosos escultores y él había respondido en su interior: “Yo quiero ser el séptimo”. Y así fue.
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