POLICIAS PRECIPITAN LA CAIDA
POLICIAS PRECIPITAN LA CAIDA
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La presente crónica es otro capítulo del libro “Rebato”, del periodista y escritor Desiderio Paredes sobre la crisis político-electoral de octubre-noviembre de 2019 en Bolivia. Foto, Los Tiempos.
Desiderio Paredes
25 de junio de 2023
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POLICIAS PRECIPITAN LA CAIDA

Cientos de civiles bloquean las esquinas Baptista y España, a 30 metros del cuartel policial de la UTOP (Unidad Táctica de Operaciones Policiales) situado en la populosa avenida Heroínas en Cochabamba. De pronto la multitud grita alborozada viendo la figura de policías armados y cubiertos el rostro con pasamontañas en la terraza del edificio policial levantando fusiles y ondeando banderas bolivianas. El reloj marca las 18.00 horas del viernes 8 de noviembre.

¡¡Motín policíal!!… ¡¡Motín policíal!!

Los uniformados, gritan a voz en cuello, levantando sus brazos en alto, algunos con los puños cerrados.

¡¡Policías unidos junto a su pueblo!!, repiten a viva voz y reciben aplausos de la gente arremolinada al frente del cuartel. Muchos presentes responden estribillos coreados consignas expresadas en sus manifestaciones diarias.

¡¡Fraude Electoral!… ¡¡Abajo el dictador!!

¡¡Atención amigos oyentes¡¡…¡¡La policía se ha rebelado!! …¡¡Hay un motín policial en Cochabamba!!, dice a pocos metros de la UTOP el conocido dirigente universitario trotskista, Samuel Álvarez, mediante el pequeño micrófono de su celular informando a su plataforma digital de Youtube conducida desde algún lugar de la ciudad por su camarada de partido, Alejandro Montaño.

Camarógrafos de cadenas televisivas apuntan sus cámaras a los techos del edificio donde son vistos policías en apronte. Un delegado de los amotinados cubierto el rostro con un pasamontaña aparece por una puerta del frontispicio del cuartel y habla con la prensa:

Estamos amotinados, Grandy, (Cnl. Raúl Grandy) no es ya nuestro comandante.— Se muestra orgulloso de su acción.

—¡¡La policía ahora está con su pueblo!!— reitera y luego desaparece cerrando la puerta principal.

La insurgencia policial se replica en Potosí, donde los uniformados salen de su cuartel y se juntan con los civiles movilizados en las calles.

“El motín policial parece extenderse a otras capitales”, informa el periodista de una conocida cadena televisiva

Cerca de las 22.00, la Policía de Santa Cruz anuncia su desobediencia al gobierno frente a la presión de grupos cívicos. El principal comando virtualmente está cercado. La muchedumbre grita en coro sin cesar.

¡¡Policía amigo… el pueblo está contigo!!…

En una rotonda bloqueada en la capital oriental, un orador se apodera de un altavoz y lanza una advertencia.

—Pedimos a los militares no enfrentarse con los policías.— ¡¡Nosotros los defenderemos!!”

El Comando de la Policía Boliviana, a la cabeza del Gral. Yuri Calderón designa nuevos comandantes en distritos policiales claves donde los subcomandantes y otros oficiales de menor rango, sin arraigo ni trayectoria entre sus camaradas, asumen inmediatamente cargos superiores. La guarnición policial de La Paz, donde funcionan los centros jerárquicos de elite y la Academia Nacional de Policías, ANAPOL, finalmente toma una aparente posición institucional.

El motín policial sirve de acicate a los grupos hostiles al régimen y sin dudar un instante la noche del 9 de noviembre incendian recintos electorales en Potosí, Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija. El terror llega sin aviso y se ataca y se quema viviendas de algunos prominentes dirigentes del partido de gobierno. Se registran episodios de secuestro, tortura y amenazas de muerte a familiares de algunos directivos del Poder Legislativo para obligarles a presentar inmediata renuncia a sus cargos. Uno de ellos es Víctor Borda, presidente de la Cámara de Diputados.

El comandante general de la Policía Boliviana, Gral. Vladimir Yuri Calderón, no consulta nada con nadie, sólo cumple órdenes superiores y desata condiciones propicias de sedición de sus subordinados para precipitar el objetivo final: la dimisión del Jefe de Estado.

Sus cuadros uniformados armados y entrenados con antelación se amotinan al atardecer del día 8 de noviembre en las ciudades capitales adhiriéndose ardorosamente al alzamiento cívico-popular emplazando la inmediata renuncia del Presidente.

La oposición política y cívica recibe con alborozo el desacato policial y en actitud de victoria anticipada incrementan su presión en las capitales más grandes, donde es más contundente el bloqueo de avenidas, calles, esquinas y principales carreteras. A partir del primer pronunciamiento policial en Cochabamba, al atardecer del día 8 de noviembre, las horas posteriores hasta el medio día del domingo 10, el Alto Mando Policial toma su posición final y tras acuerdos internos se instruye al Gral. Yuri Calderón hacer conocer en conferencia de prensa un cuasi similar pedido ya formulado minutos antes por las FF.AA.

“Nos sumamos al pedido del pueblo boliviano de sugerir al señor presidente Evo Morales presente su renuncia para pacificar al pueblo de Bolivia en estos duros momentos que atraviesa nuestra nación”, dijo el Gral. Calderón.

Calderón utiliza el término “pedido del pueblo” dando por hecho el clamor de los cabildos cívicos convocados noche tras noche en varias plazas del país exigiendo la renuncia del Presidente.

La capacidad de respuesta del Presidente y del entorno palaciego frente a la sugerencia militar y el pedido policial, es débil, casi de resignación, pese al permanente respaldo de la COB y el Consejo Nacional por el Cambio, CONALCAM, símbolos de Estado Mayor del Pueblo, integrado por organizaciones sindicales, obreras, campesinas, profesionales, juntas vecinales y gremiales representando una amplia base de sustento popular del Presidente.

En otras circunstancias, la posición de la COB como máxima organización del proletariado organizado, hubiera sido la convocatoria a una huelga general indefinida, bloqueo de carreteras y medidas de excepción frente a la amenaza del golpe denunciada con anticipación por el propio Presidente en reiteradas ocasiones en actos públicos.

“Está en marcha un golpe de estado”, dice Evo Morales en una concentración de militantes y simpatizantes de su partido realizado en la plaza 14 de Septiembre de Cochabamba. Extrañamente, ninguna medida de fuerza y disuasión se había tomado desde el gobierno contra sus opositores. El golpe se esperaba, pero nadie sabía cómo enfrentarlo, menos frenarlo.

. Redacción:
Desiderio Paredes

Sociólogo, miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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