El presidente Luis Arce transcurre 100 días al frente del Estado con desafíos perentorios extremadamente impostergables: vencer la emergencia sanitaria por la pandemia del C19 con la prometida vacunación masiva de once millones de habitantes, reactivar la economía del sector productivo público y privado, recuperar los empleos perdidos y generar más condiciones de trabajo dignamente rentables.
Arce, sobrepasa el límite esperado por la población para valorar la eficacia de su gestión y como varios columnistas señalan hay logros y falencias. Son tres meses de un nuevo gobierno con debilidades y fortalezas como toda gestión pública avanzando con relativa moderación calibrando sus próximos pasos sin medidas precipitadas buscando resolver la aguda crisis estructural, siendo aún una incógnita si otorgará prioridad a la Agenda 20-25 diseñada por el anterior gobierno del que fue parte cuyo enunciado épico es la industrialización de los recursos naturales.
Por ahora, es un hecho favorable la importación desde Corea del Sur de 650 mil pruebas rápidas para detectar la enfermedad mediante antígenos nasales y las primeras 20 mil dosis de la vacuna rusa Sputnik V beneficiando, como debía ser, al personal médico y sanitario en primera línea de hospitales donde se lucha contra la pandemia, además está confirmada la recepción de otras miles de dosis de diferentes laboratorios.
El inicio de labores educativas en la modalidad virtual y probablemente desde abril clases presenciales y semi presenciales de acuerdo a cada región, es un paso decisivo para retomar la enseñanza de miles de niños y jóvenes. Y se anunció en Tarija la futura entrega de computadoras Quipus ensambladas en El Alto a profesores y estudiantes del sistema educativo fiscal a nivel nacional.
También es alentador el informe del Ministerio de Hidrocarburos y Energías sobre el funcionamiento hasta mediados de año de tres parques eólicos en el departamento de Santa Cruz y tres sistemas de ciclos combinados en las plantas termoeléctricas de Cochabamba, Santa Cruz y Tarija para ampliar la producción de electricidad destinada a la exportación de energía eléctrica.
Por otro lado, se logró superar el primer conflicto de proporciones con el poderoso sector del autotransporte por el diferimiento de créditos suscribiendo con sindicatos del transporte libre un período de gracia de seis meses sin pago de intereses ni capital, permitiendo la reprogramación de créditos. Con los federados se declaró cuarto intermedio buscando concertación. El próximo campo de batalla será con los médicos hoy en emergencia tras rechazar la Ley de Emergencia Sanitaria y con los agroindustriales de la soya y el maíz del oriente quienes reclaman mejores precios para sus productos y su incorporación a la biotecnología reclamando ser parte del uso de las semillas transgénicas.
Las falencias se refieren al fracaso del plan de reorganización de la administración de justicia, mil veces criticada por su ambivalencia, postergando una positiva intención del ministro Iván Lima de conformar una comisión de alto nivel con reconocidos juristas dispuestos a cooperar en la reforma. El ministro de Justicia dice que es una “pausa”, ojalá fuera así. También es un error de percepción la presencia casi obligada del Presidente en actos puramente partidarios por la temporada preelectoral de las sub nacionales, aunque es comprensible, no es pertinente hacía el futuro tomando en cuenta que Arce es Presidente de todos los bolivianos.
Todavía quedan resabios de la crisis de estado de 2007 cuando se intentó consumar el denominado golpe cívico-prefectural después de cuyos episodios fue detenido y encarcelado Leopoldo Fernández, de Pando y se autoexiliaron Mario Cossío de Tarija, Manfred Reyes Villa de Cochabamba y el exlíder cívico cruceño Branko Marinkovic, último ex ministro de Economía del gobierno de Áñez. Ellos, hoy gozan de libertad y Reyes Villa, con preferencia electoral para volver a la Alcaldía de la ciudad del Valle.
La existencia de un polo adverso llamado Plataformas que gestó entre 2016 y 2019 la llamada revolución de las pititas con la consigna “Bolivia dijo No” y provocó la desobediencia civil involucrando a la Policía y las FF.AA para desplazar del poder a Evo Morales el 10 de noviembre de 2019 en respuesta a su decisión inconstitucional de intentar prorrogarse, es todavía una amenaza latente y no precisamente forma parte de los partidos tradicionales de oposición. Este fenómeno sería bueno verlo con inteligencia.
Arce, victorioso en las elecciones del 18 de octubre de 2020 con respaldo popular por encima del 55% de legitimidad debe cuidar esa mayoría circunstancial sin derecho equivocarse en el ejercicio de sus funciones como cabeza del Estado siendo leal a su conducta, entendiendo la palabra lealtad, como compromiso de sinceridad consigo mismo y con los demás honrando su palabra con la verdad. El cumplimiento de una buena gestión es subyacente a la credibilidad y capacidad de solucionar situaciones de crisis nacional con suficiente coherencia, en el caso del Presidente, se espera esa posible acción por su experticia como economista y político de larga data.
El escenario político desde 2003 sigue polarizado, a momentos altamente confrontado y explosivo, sin embargo, está vigente la democracia en medio de tensiones y es ponderable la capacidad de las fuerzas políticas antagónicas de profundizar la institucionalidad basada en el cumplimiento de la ley y el orden a la que deben honrar oficialismo y oposición.
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