PODER VECINAL, UNA ESTRATEGIA POSTERGADA
PODER VECINAL, UNA ESTRATEGIA POSTERGADA
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El movimiento vecinal unificado no necesita de ningún partido político para llegar al Gobierno Municipal. Surge una nueva visión sobre la participación popular y los poderes locales para acabar con la corrupción.
Simón Alberto Figueroa Reynaga
18 de febrero de 2019
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PODER VECINAL, UNA ESTRATEGIA POSTERGADA

Durante la dictadura militar del Gral. Hugo Banzer, 1976, “desde los barrios marginales de la zona sud de Cochabamba se lanzó por primera vez la idea política de organizar el poder vecinal”, me dijo Flaviano Unzueta Arispe, a quien admiro por su lealtad y consecuencia con sus ideas de servicio a la causa de la justicia y un amor sin límites por su familia.

Flavio, como yo le llamo, se destacó desde muy joven: fue presidente de la FES, estando en secundaria e igual cargo ocupó siendo estudiante de Derecho en la UMSS. Un 20 de agosto de 1971, a pocos días de titularse como abogado, ingresó en la clandestinidad, después estuvo en Argentina como exiliado tras el cruento golpe de Estado de Banzer. Tras retornar a Cochabamba en l976, “fichado como rojo” fue obligado a firmar semanalmente un “acta de buena conducta” bajo la condición de no inmiscuirse en actividades políticas en oficinas de la DIC (Dirección de Investigación Criminal) integrada por militantes de FSB y MNR, partidos del Frente Popular Nacionalista que sustentaban al régimen.

“Luchar contra el abandono y la indiferencia para conseguir a fuerza de permanente presión y movilización, solución a los agudos problemas de sobrevivencia de las familias por la carencia de agua potable, falta de infraestructura sanitaria, pésima salud y educación en los barrios marginales fue mi compromiso de siempre”, recordó. Así tomó contacto con sus antiguas bases en los barrios del sur de la capital. Durante los años de la dictadura las fejuves estaban controladas por FSB. En Cochabamba su presidente era el falangista Fernando Rodas que fue obligado a convocar a elecciones de FEJUVE, bajo amenaza de un bloqueo total en el sud y el norte.

Las juntas vecinales del sur, en 1976, determinaron no concurrir a la marcha del 14 de Septiembre, aniversario cívico de Cochabamba disponiendo el embanderamiento de la enseña patria con crespón negro en acto de protesta por el abandono de sus barrios. Fue La primera colisión contra el orden establecido. Después se realizaron reuniones periódicas en la Parroquia de Loreto, donde los sacerdotes Eduardo Fogarty y Gerardo Müller, encarnaban sus aspiraciones.

Flaviano Unzueta fue elegido presidente de FEJUVE en 1977 con el voto de 98 delegados de un total de 112 acreditados por las juntas vecinales de las cuatro zonas. Una nueva dinámica caracterizó al movimiento vecinal. “Les dije que si queremos progreso tenemos que dar nuestra parte”, me confesó Flavio. El desafío sin precedentes fue recaudar fondos entre los propios vecinos para comprar 1.600 bolsas de cemento destinados al embovedado de la famosa “Serpiente Negra”.

El proyecto presentado al alcalde Humberto Coronel Rivas fue rechazado: “No voy a trabajar con los rojos. A mí me nombraron las FF.AA”, les dijo. Tras recibir semejante respuesta Unzueta, solicitó audiencia y fue recibido por el comandante de la Séptima División de Ejército, Gral. Ramón Azero Sanzetenea, quien solicitó al alcalde Coronel aceptar y atender el proyecto de FEJUVE.

Pese a compromisos de las autoridades municipales y recibir las 1600 bolsas de cemento, las obras comenzaron con retraso bajo amenaza de un bloqueo general de calles en la ciudad. Este ejemplo se replicó en otras zonas donde paulatinamente iban solucionando las necesidades más emergentes. Otro logro de Unzueta fue la edición impresa de un órgano de prensa propio de FEJUVE. Se llamó “Los Barrios” de 12 páginas y a todo color. Los párrocos de Loreto, Fogarty y Müller prestaron dinero para las primeras ediciones hasta lograr su auto financiamiento. “Los Barrios”, inédita y valiosa experiencia fue además un órgano de concientización sobre responsabilidad y liderazgo para decena de jóvenes dirigentes.

LA “SERPIENTE NEGRA”

Las reivindicaciones localistas fueron después demandas históricas: lucha por la recuperación de la democracia aniquilada en 1971, retorno de exiliados políticos y sindicales y vigencia plena de las garantías constitucionales. Las FF.AA. denominadas por su Capitán General como la “Institución Tutelar de la Patria”, resquebrajaron su trilogía de “orden, paz y trabajo” y enfrentaron contradicciones internas.

Para 1977, el movimiento vecinal de Cochabamba tenía fuerte influencia en otras ciudades y estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas para organizar la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia, CONALJUVE, me indica Unzueta. Una primera reunión de coordinación se realizó en La Paz con apoyo del alcalde Mario Mercado Vaca Guzmán, quien intentó controlarlas en favor del Gral. Banzer. “Yo le dije al alcalde Mercado. Somos apartidistas. No le gustó la respuesta y retiro todo apoyo”. Pero las juntas vecinales estaban movilizadas y se convocó a una reunión nacional en Cochabamba, donde se organizó CONALJUVE.

Unzueta tomó contacto con líderes de la COB todavía en la clandestinidad y con las emergentes organizaciones campesinas del Altiplano y los valles que gestaban la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB y representantes de la prensa sindicalizada proscrita que respondía a la Federación Democrática de Periodistas de Bolivia coordinada desde México.

“Tuvimos constantes reuniones clandestinas para organizar la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos a mediados de 1977”, afirmó “Desde esa instancia –dice- se organizó la huelga nacional de hambre que debía estallar en enero de 1978 para luchar por la recuperación de la democracia y la amnistía general e irrestricta de presos políticos y exiliados. Domitila Chungara, se adelantó declarando el ayuno voluntario en La Paz con cuatro de sus compañeras mineras amas de casa a fines de l977.

“Es posible construir un verdadero poder vecinal para luchar contra la corrupción”, enfatizó Flaviano. ¿Será posible? Hay tres confederaciones vecinales: 2 en La Paz; una responde al MAS y la otra a Revilla. En El Alto, hay tres federaciones, cada una con tendencias políticas definidas. En Cochabamba hay dos auto tituladas: una responde a Demócratas organizada desde la malograda gestión de José María Leyes y otra al MAS.

¿Qué hacer? “Unificar a las organizaciones vecinales con prescindencia de partidos políticos”, responde Unzueta. “Tenemos que tener una propia doctrina, política, social y económica que no es igual a la doctrina del movimiento obrero o de los sindicatos y centrales campesinas, agrega.

“Los obreros tienen la COB con su propia ideología, los campesinos tienen su tesis revolucionaria y hoy están en el poder”. ¿Qué podría diferenciarlas? “El territorio” –dice Unzueta- Explica luego: “una cuadra de vecinos es un territorio. En un manzano donde viven familias de diferentes condiciones sociales y económicas con propias creencias religiosas y tendencias políticas es un gran territorio”. El territorio es el pilar fundamental de unidad. “No se necesita poder económico ni político para construir el territorio desde la cuadra donde uno vive. En una cuadra hay decenas de excelentes profesionales y vecinos honestos. La junta vecinal hace el territorio y conforma una OTB”.

Unzueta, un ex militante del ELN, que no aceptó privilegios personales en su vida y nunca fue “tira saco de nadie” cree que actualmente hay prevendalismo entre dirigentes vecinales, representantes de comités de vigilancia y controles sociales porque no fiscalizan a sus autoridades que conviven con la corrupción. “Creo que si las juntas vecinales se unifican, sus representantes pueden llegar a ser alcaldes y concejales transparentes sin dinero sospechoso ni influencia de partidos políticos que causaron daños irreversibles. Hoy somos testigos de la comedia y la tragedia que muestran muchos gobiernos municipales por falta de convicción, honestidad y ética”, concluyó.

CONALJUVE EN LA HISTORIA

Las juntas vecinales del sur, en 1976, determinaron no concurrir a la marcha del 14 de Septiembre, aniversario cívico de Cochabamba disponiendo el embanderamiento de la enseña patria con crespón negro en acto de protesta por el abandono de sus barrios. Fue La primera colisión contra el orden establecido. Después se realizaron reuniones periódicas en la Parroquia de Loreto, donde los sacerdotes Eduardo Fogarty y Gerardo Müller, encarnaban sus aspiraciones.

Flaviano Unzueta fue elegido presidente de FEJUVE en 1977 con el voto de 98 delegados de un total de 112 acreditados por las juntas vecinales de las cuatro zonas. Una nueva dinámica caracterizó al movimiento vecinal. “Les dije que si queremos progreso tenemos que dar nuestra parte”, me confesó Flavio. El desafío sin precedentes fue recaudar fondos entre los propios vecinos para comprar 1.600 bolsas de cemento destinados al embovedado de la famosa “Serpiente Negra”.

El proyecto presentado al alcalde Humberto Coronel Rivas fue rechazado: “No voy a trabajar con los rojos. A mí me nombraron las FF.AA”, les dijo. Tras recibir semejante respuesta Unzueta, solicitó audiencia y fue recibido por el comandante de la Séptima División de Ejército, Gral. Ramón Azero Sanzetenea, quien solicitó al alcalde Coronel aceptar y atender el proyecto de FEJUVE.

Pese a compromisos de las autoridades municipales y recibir las 1600 bolsas de cemento, las obras comenzaron con retraso bajo amenaza de un bloqueo general de calles en la ciudad. Este ejemplo se replicó en otras zonas donde paulatinamente iban solucionando las necesidades más emergentes. Otro logro de Unzueta fue la edición impresa de un órgano de prensa propio de FEJUVE. Se llamó “Los Barrios” de 12 páginas y a todo color. Los párrocos de Loreto, Fogarty y Müller prestaron dinero para las primeras ediciones hasta lograr su auto financiamiento. “Los Barrios”, inédita y valiosa experiencia fue además un órgano de concientización sobre responsabilidad y liderazgo para decena de jóvenes dirigentes.

Las reivindicaciones localistas fueron después demandas históricas: lucha por la recuperación de la democracia aniquilada en 1971, retorno de exiliados políticos y sindicales y vigencia plena de las garantías constitucionales. Las FF.AA. denominadas por su Capitán General como la “Institución Tutelar de la Patria”, resquebrajaron su trilogía de “orden, paz y trabajo” y enfrentaron contradicciones internas.

Para 1977, el movimiento vecinal de Cochabamba tenía fuerte influencia en otras ciudades y estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas para organizar la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia, CONALJUVE, me indica Unzueta. Una primera reunión de coordinación se realizó en La Paz con apoyo del alcalde Mario Mercado Vaca Guzmán, quien intentó controlarlas en favor del Gral. Banzer. “Yo le dije al alcalde Mercado. Somos apartidistas. No le gustó la respuesta y retiro todo apoyo”. Pero las juntas vecinales estaban movilizadas y se convocó a una reunión nacional en Cochabamba, donde se organizó CONALJUVE.

Unzueta tomó contacto con líderes de la COB todavía en la clandestinidad y con las emergentes organizaciones campesinas del Altiplano y los valles que gestaban la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB y representantes de la prensa sindicalizada proscrita que respondía a la Federación Democrática de Periodistas de Bolivia coordinada desde México.

“Tuvimos constantes reuniones clandestinas para organizar la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos a mediados de 1977”, afirmó “Desde esa instancia –dice- se organizó la huelga nacional de hambre que debía estallar en enero de 1978 para luchar por la recuperación de la democracia y la amnistía general e irrestricta de presos políticos y exiliados. Domitila Chungara, se adelantó declarando el ayuno voluntario en La Paz con cuatro de sus compañeras mineras amas de casa a fines de l977.

“Es posible construir un verdadero poder vecinal para luchar contra la corrupción”, enfatizó Flaviano. ¿Será posible? Hay tres confederaciones vecinales: 2 en La Paz; una responde al MAS y la otra a Revilla. En El Alto, hay tres federaciones, cada una con tendencias políticas definidas. En Cochabamba hay dos auto tituladas: una responde a Demócratas organizada desde la malograda gestión de José María Leyes y otra al MAS.

¿Qué hacer? “Unificar a las organizaciones vecinales con prescindencia de partidos políticos”, responde Unzueta. “Tenemos que tener una propia doctrina, política, social y económica que no es igual a la doctrina del movimiento obrero o de los sindicatos y centrales campesinas, agrega.

“Los obreros tienen la COB con su propia ideología, los campesinos tienen su tesis revolucionaria y hoy están en el poder”. ¿Qué podría diferenciarlas? “El territorio” –dice Unzueta- Explica luego: “una cuadra de vecinos es un territorio. En un manzano donde viven familias de diferentes condiciones sociales y económicas con propias creencias religiosas y tendencias políticas es un gran territorio”. El territorio es el pilar fundamental de unidad. “No se necesita poder económico ni político para construir el territorio desde la cuadra donde uno vive. En una cuadra hay decenas de excelentes profesionales y vecinos honestos. La junta vecinal hace el territorio y conforma una OTB”.

Unzueta, un ex militante del ELN, que no aceptó privilegios personales en su vida y nunca fue “tira saco de nadie” cree que actualmente hay prevendalismo entre dirigentes vecinales, representantes de comités de vigilancia y controles sociales porque no fiscalizan a sus autoridades que conviven con la corrupción. “Creo que si las juntas vecinales se unifican, sus representantes pueden llegar a ser alcaldes y concejales transparentes sin dinero sospechoso ni influencia de partidos políticos que causaron daños irreversibles. Hoy somos testigos de la comedia y la tragedia que muestran muchos gobiernos municipales por falta de convicción, honestidad y ética”, concluyó.

LA “SERPIENTE NEGRA”
CONALJUVE EN LA HISTORIA
PODER VECINAL Y TRANSPARENCIA

Las juntas vecinales del sur, en 1976, determinaron no concurrir a la marcha del 14 de Septiembre, aniversario cívico de Cochabamba disponiendo el embanderamiento de la enseña patria con crespón negro en acto de protesta por el abandono de sus barrios. Fue La primera colisión contra el orden establecido. Después se realizaron reuniones periódicas en la Parroquia de Loreto, donde los sacerdotes Eduardo Fogarty y Gerardo Müller, encarnaban sus aspiraciones.

Flaviano Unzueta fue elegido presidente de FEJUVE en 1977 con el voto de 98 delegados de un total de 112 acreditados por las juntas vecinales de las cuatro zonas. Una nueva dinámica caracterizó al movimiento vecinal. “Les dije que si queremos progreso tenemos que dar nuestra parte”, me confesó Flavio. El desafío sin precedentes fue recaudar fondos entre los propios vecinos para comprar 1.600 bolsas de cemento destinados al embovedado de la famosa “Serpiente Negra”.

El proyecto presentado al alcalde Humberto Coronel Rivas fue rechazado: “No voy a trabajar con los rojos. A mí me nombraron las FF.AA”, les dijo. Tras recibir semejante respuesta Unzueta, solicitó audiencia y fue recibido por el comandante de la Séptima División de Ejército, Gral. Ramón Azero Sanzetenea, quien solicitó al alcalde Coronel aceptar y atender el proyecto de FEJUVE.

Pese a compromisos de las autoridades municipales y recibir las 1600 bolsas de cemento, las obras comenzaron con retraso bajo amenaza de un bloqueo general de calles en la ciudad. Este ejemplo se replicó en otras zonas donde paulatinamente iban solucionando las necesidades más emergentes. Otro logro de Unzueta fue la edición impresa de un órgano de prensa propio de FEJUVE. Se llamó “Los Barrios” de 12 páginas y a todo color. Los párrocos de Loreto, Fogarty y Müller prestaron dinero para las primeras ediciones hasta lograr su auto financiamiento. “Los Barrios”, inédita y valiosa experiencia fue además un órgano de concientización sobre responsabilidad y liderazgo para decena de jóvenes dirigentes.

LA “SERPIENTE NEGRA”

Las reivindicaciones localistas fueron después demandas históricas: lucha por la recuperación de la democracia aniquilada en 1971, retorno de exiliados políticos y sindicales y vigencia plena de las garantías constitucionales. Las FF.AA. denominadas por su Capitán General como la “Institución Tutelar de la Patria”, resquebrajaron su trilogía de “orden, paz y trabajo” y enfrentaron contradicciones internas.

Para 1977, el movimiento vecinal de Cochabamba tenía fuerte influencia en otras ciudades y estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas para organizar la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia, CONALJUVE, me indica Unzueta. Una primera reunión de coordinación se realizó en La Paz con apoyo del alcalde Mario Mercado Vaca Guzmán, quien intentó controlarlas en favor del Gral. Banzer. “Yo le dije al alcalde Mercado. Somos apartidistas. No le gustó la respuesta y retiro todo apoyo”. Pero las juntas vecinales estaban movilizadas y se convocó a una reunión nacional en Cochabamba, donde se organizó CONALJUVE.

Unzueta tomó contacto con líderes de la COB todavía en la clandestinidad y con las emergentes organizaciones campesinas del Altiplano y los valles que gestaban la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB y representantes de la prensa sindicalizada proscrita que respondía a la Federación Democrática de Periodistas de Bolivia coordinada desde México.

“Tuvimos constantes reuniones clandestinas para organizar la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos a mediados de 1977”, afirmó “Desde esa instancia –dice- se organizó la huelga nacional de hambre que debía estallar en enero de 1978 para luchar por la recuperación de la democracia y la amnistía general e irrestricta de presos políticos y exiliados. Domitila Chungara, se adelantó declarando el ayuno voluntario en La Paz con cuatro de sus compañeras mineras amas de casa a fines de l977.

“Es posible construir un verdadero poder vecinal para luchar contra la corrupción”, enfatizó Flaviano. ¿Será posible? Hay tres confederaciones vecinales: 2 en La Paz; una responde al MAS y la otra a Revilla. En El Alto, hay tres federaciones, cada una con tendencias políticas definidas. En Cochabamba hay dos auto tituladas: una responde a Demócratas organizada desde la malograda gestión de José María Leyes y otra al MAS.

¿Qué hacer? “Unificar a las organizaciones vecinales con prescindencia de partidos políticos”, responde Unzueta. “Tenemos que tener una propia doctrina, política, social y económica que no es igual a la doctrina del movimiento obrero o de los sindicatos y centrales campesinas, agrega.

“Los obreros tienen la COB con su propia ideología, los campesinos tienen su tesis revolucionaria y hoy están en el poder”. ¿Qué podría diferenciarlas? “El territorio” –dice Unzueta- Explica luego: “una cuadra de vecinos es un territorio. En un manzano donde viven familias de diferentes condiciones sociales y económicas con propias creencias religiosas y tendencias políticas es un gran territorio”. El territorio es el pilar fundamental de unidad. “No se necesita poder económico ni político para construir el territorio desde la cuadra donde uno vive. En una cuadra hay decenas de excelentes profesionales y vecinos honestos. La junta vecinal hace el territorio y conforma una OTB”.

Unzueta, un ex militante del ELN, que no aceptó privilegios personales en su vida y nunca fue “tira saco de nadie” cree que actualmente hay prevendalismo entre dirigentes vecinales, representantes de comités de vigilancia y controles sociales porque no fiscalizan a sus autoridades que conviven con la corrupción. “Creo que si las juntas vecinales se unifican, sus representantes pueden llegar a ser alcaldes y concejales transparentes sin dinero sospechoso ni influencia de partidos políticos que causaron daños irreversibles. Hoy somos testigos de la comedia y la tragedia que muestran muchos gobiernos municipales por falta de convicción, honestidad y ética”, concluyó.

CONALJUVE EN LA HISTORIA
LA “SERPIENTE NEGRA”

Las juntas vecinales del sur, en 1976, determinaron no concurrir a la marcha del 14 de Septiembre, aniversario cívico de Cochabamba disponiendo el embanderamiento de la enseña patria con crespón negro en acto de protesta por el abandono de sus barrios. Fue La primera colisión contra el orden establecido. Después se realizaron reuniones periódicas en la Parroquia de Loreto, donde los sacerdotes Eduardo Fogarty y Gerardo Müller, encarnaban sus aspiraciones.

Flaviano Unzueta fue elegido presidente de FEJUVE en 1977 con el voto de 98 delegados de un total de 112 acreditados por las juntas vecinales de las cuatro zonas. Una nueva dinámica caracterizó al movimiento vecinal. “Les dije que si queremos progreso tenemos que dar nuestra parte”, me confesó Flavio. El desafío sin precedentes fue recaudar fondos entre los propios vecinos para comprar 1.600 bolsas de cemento destinados al embovedado de la famosa “Serpiente Negra”.

El proyecto presentado al alcalde Humberto Coronel Rivas fue rechazado: “No voy a trabajar con los rojos. A mí me nombraron las FF.AA”, les dijo. Tras recibir semejante respuesta Unzueta, solicitó audiencia y fue recibido por el comandante de la Séptima División de Ejército, Gral. Ramón Azero Sanzetenea, quien solicitó al alcalde Coronel aceptar y atender el proyecto de FEJUVE.

Pese a compromisos de las autoridades municipales y recibir las 1600 bolsas de cemento, las obras comenzaron con retraso bajo amenaza de un bloqueo general de calles en la ciudad. Este ejemplo se replicó en otras zonas donde paulatinamente iban solucionando las necesidades más emergentes. Otro logro de Unzueta fue la edición impresa de un órgano de prensa propio de FEJUVE. Se llamó “Los Barrios” de 12 páginas y a todo color. Los párrocos de Loreto, Fogarty y Müller prestaron dinero para las primeras ediciones hasta lograr su auto financiamiento. “Los Barrios”, inédita y valiosa experiencia fue además un órgano de concientización sobre responsabilidad y liderazgo para decena de jóvenes dirigentes.

CONALJUVE EN LA HISTORIA

Las reivindicaciones localistas fueron después demandas históricas: lucha por la recuperación de la democracia aniquilada en 1971, retorno de exiliados políticos y sindicales y vigencia plena de las garantías constitucionales. Las FF.AA. denominadas por su Capitán General como la “Institución Tutelar de la Patria”, resquebrajaron su trilogía de “orden, paz y trabajo” y enfrentaron contradicciones internas.

Para 1977, el movimiento vecinal de Cochabamba tenía fuerte influencia en otras ciudades y estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas para organizar la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia, CONALJUVE, me indica Unzueta. Una primera reunión de coordinación se realizó en La Paz con apoyo del alcalde Mario Mercado Vaca Guzmán, quien intentó controlarlas en favor del Gral. Banzer. “Yo le dije al alcalde Mercado. Somos apartidistas. No le gustó la respuesta y retiro todo apoyo”. Pero las juntas vecinales estaban movilizadas y se convocó a una reunión nacional en Cochabamba, donde se organizó CONALJUVE.

Unzueta tomó contacto con líderes de la COB todavía en la clandestinidad y con las emergentes organizaciones campesinas del Altiplano y los valles que gestaban la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB y representantes de la prensa sindicalizada proscrita que respondía a la Federación Democrática de Periodistas de Bolivia coordinada desde México.

“Tuvimos constantes reuniones clandestinas para organizar la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos a mediados de 1977”, afirmó “Desde esa instancia –dice- se organizó la huelga nacional de hambre que debía estallar en enero de 1978 para luchar por la recuperación de la democracia y la amnistía general e irrestricta de presos políticos y exiliados. Domitila Chungara, se adelantó declarando el ayuno voluntario en La Paz con cuatro de sus compañeras mineras amas de casa a fines de l977.

PODER VECINAL Y TRANSPARENCIA

“Es posible construir un verdadero poder vecinal para luchar contra la corrupción”, enfatizó Flaviano. ¿Será posible? Hay tres confederaciones vecinales: 2 en La Paz; una responde al MAS y la otra a Revilla. En El Alto, hay tres federaciones, cada una con tendencias políticas definidas. En Cochabamba hay dos auto tituladas: una responde a Demócratas organizada desde la malograda gestión de José María Leyes y otra al MAS.

¿Qué hacer? “Unificar a las organizaciones vecinales con prescindencia de partidos políticos”, responde Unzueta. “Tenemos que tener una propia doctrina, política, social y económica que no es igual a la doctrina del movimiento obrero o de los sindicatos y centrales campesinas, agrega.

“Los obreros tienen la COB con su propia ideología, los campesinos tienen su tesis revolucionaria y hoy están en el poder”. ¿Qué podría diferenciarlas? “El territorio” –dice Unzueta- Explica luego: “una cuadra de vecinos es un territorio. En un manzano donde viven familias de diferentes condiciones sociales y económicas con propias creencias religiosas y tendencias políticas es un gran territorio”. El territorio es el pilar fundamental de unidad. “No se necesita poder económico ni político para construir el territorio desde la cuadra donde uno vive. En una cuadra hay decenas de excelentes profesionales y vecinos honestos. La junta vecinal hace el territorio y conforma una OTB”.

Unzueta, un ex militante del ELN, que no aceptó privilegios personales en su vida y nunca fue “tira saco de nadie” cree que actualmente hay prevendalismo entre dirigentes vecinales, representantes de comités de vigilancia y controles sociales porque no fiscalizan a sus autoridades que conviven con la corrupción. “Creo que si las juntas vecinales se unifican, sus representantes pueden llegar a ser alcaldes y concejales transparentes sin dinero sospechoso ni influencia de partidos políticos que causaron daños irreversibles. Hoy somos testigos de la comedia y la tragedia que muestran muchos gobiernos municipales por falta de convicción, honestidad y ética”, concluyó.

LA “SERPIENTE NEGRA”

Las juntas vecinales del sur, en 1976, determinaron no concurrir a la marcha del 14 de Septiembre, aniversario cívico de Cochabamba disponiendo el embanderamiento de la enseña patria con crespón negro en acto de protesta por el abandono de sus barrios. Fue La primera colisión contra el orden establecido. Después se realizaron reuniones periódicas en la Parroquia de Loreto, donde los sacerdotes Eduardo Fogarty y Gerardo Müller, encarnaban sus aspiraciones.

Flaviano Unzueta fue elegido presidente de FEJUVE en 1977 con el voto de 98 delegados de un total de 112 acreditados por las juntas vecinales de las cuatro zonas. Una nueva dinámica caracterizó al movimiento vecinal. “Les dije que si queremos progreso tenemos que dar nuestra parte”, me confesó Flavio. El desafío sin precedentes fue recaudar fondos entre los propios vecinos para comprar 1.600 bolsas de cemento destinados al embovedado de la famosa “Serpiente Negra”.

El proyecto presentado al alcalde Humberto Coronel Rivas fue rechazado: “No voy a trabajar con los rojos. A mí me nombraron las FF.AA”, les dijo. Tras recibir semejante respuesta Unzueta, solicitó audiencia y fue recibido por el comandante de la Séptima División de Ejército, Gral. Ramón Azero Sanzetenea, quien solicitó al alcalde Coronel aceptar y atender el proyecto de FEJUVE.

Pese a compromisos de las autoridades municipales y recibir las 1600 bolsas de cemento, las obras comenzaron con retraso bajo amenaza de un bloqueo general de calles en la ciudad. Este ejemplo se replicó en otras zonas donde paulatinamente iban solucionando las necesidades más emergentes. Otro logro de Unzueta fue la edición impresa de un órgano de prensa propio de FEJUVE. Se llamó “Los Barrios” de 12 páginas y a todo color. Los párrocos de Loreto, Fogarty y Müller prestaron dinero para las primeras ediciones hasta lograr su auto financiamiento. “Los Barrios”, inédita y valiosa experiencia fue además un órgano de concientización sobre responsabilidad y liderazgo para decena de jóvenes dirigentes.

Las reivindicaciones localistas fueron después demandas históricas: lucha por la recuperación de la democracia aniquilada en 1971, retorno de exiliados políticos y sindicales y vigencia plena de las garantías constitucionales. Las FF.AA. denominadas por su Capitán General como la “Institución Tutelar de la Patria”, resquebrajaron su trilogía de “orden, paz y trabajo” y enfrentaron contradicciones internas.

Para 1977, el movimiento vecinal de Cochabamba tenía fuerte influencia en otras ciudades y estaban dadas las condiciones objetivas y subjetivas para organizar la Confederación Nacional de Juntas Vecinales de Bolivia, CONALJUVE, me indica Unzueta. Una primera reunión de coordinación se realizó en La Paz con apoyo del alcalde Mario Mercado Vaca Guzmán, quien intentó controlarlas en favor del Gral. Banzer. “Yo le dije al alcalde Mercado. Somos apartidistas. No le gustó la respuesta y retiro todo apoyo”. Pero las juntas vecinales estaban movilizadas y se convocó a una reunión nacional en Cochabamba, donde se organizó CONALJUVE.

Unzueta tomó contacto con líderes de la COB todavía en la clandestinidad y con las emergentes organizaciones campesinas del Altiplano y los valles que gestaban la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, CSUTCB y representantes de la prensa sindicalizada proscrita que respondía a la Federación Democrática de Periodistas de Bolivia coordinada desde México.

“Tuvimos constantes reuniones clandestinas para organizar la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos a mediados de 1977”, afirmó “Desde esa instancia –dice- se organizó la huelga nacional de hambre que debía estallar en enero de 1978 para luchar por la recuperación de la democracia y la amnistía general e irrestricta de presos políticos y exiliados. Domitila Chungara, se adelantó declarando el ayuno voluntario en La Paz con cuatro de sus compañeras mineras amas de casa a fines de l977.

. Redacción:
Simón Alberto Figueroa Reynaga

Periodista, Editor General de TEMAScbba, Miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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