AUTOR DE LA OBRA "CRISTO DE LA CONCORDIA", EL SEGUNDO MAS GRANDE DEL MUNDO.
AUTOR DE LA OBRA "CRISTO DE LA CONCORDIA", EL SEGUNDO MAS GRANDE DEL MUNDO.
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Cuando nació la idea, parecía un simple sueño, un proyecto imposible de realizar, sin embargo, la fe de un grupo de impulsores venció toda dificultad y logró como un verdadero milagro la majestuosa obra que hoy representa el orgullo de Cochabamba para Bolivia y el mundo.
Constantino Rojas Burgos
26 de agosto de 2024
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CÉSAR TERRAZAS PARDO: El escultor del Cristo de la Concordia

“Me acostaba y despertaba con el Cristo, había que tener coraje, fe, creatividad y pasión para impulsar una obra de gran magnitud”, señala César Terrazas Pardo, autor de la idea del emplazamiento del Cristo de la Concordia en el cerro de San Pedro, que, después de 28 años dice estar sorprendido por los resultados que se lograron alcanzar en cuanto a la imagen y la identidad del departamento de Cochabamba.

César Terrazas Pardo, cochabambino de nacimiento y quién dedicó gran parte de su vida a la escultura, recuerda que su papá, profesor de artes plásticas influyó en la decisión en la elección de esta profesión, que le daría muchas satisfacciones a lo largo de su vida.

Familia de cuatro hermanos: Blanca, Raúl, Walter y César; los tres varones terminaron viviendo en Italia, César durante 17 años, Raúl se quedó a vivir definitivamente en París y Walter volvió a Cochabamba después de haber sido beneficiado con un contrato con la UMSS que le permitió viajar a París, junto a sus dos hermanos por decisión del papá que envió a sus tres hijos para logren una especialización.

“Pasé en Paris la mayor parte de la juventud”, recuerda Terrazas, que después de 17 años volvió a Cochabamba con el encargo de los hermanos de vender la casa que estaba abandonada y se quedó hasta el día de hoy porque le gusta la llajta su tierra natal, contrajo matrimonio y tuvo dos hijos.

Otra razón fue su pasión por el Cristo al que dedicó un promedio de tres años y medio desde el diseño primigenio de la obra hasta ver la construcción de lo que hoy constituye el ícono de Cochabamba, gracias al aporte de personas, instituciones, ingenieros civiles, arquitectos y albañiles que le pusieron el hombro en esta construcción monumental.

Recuerda que su hermano Walter también escultor, cuando se enteró del proyecto, le dijo a su hermano Cesar: “¿No sé a qué te estas metiendo?, no tenemos tecnología en Bolivia, yo no podré ayudarte, tengo familia, nietos, es un trabajo largo que llevará varios años”, recuerda el escultor, pero finalmente, Walter terminó ayudando en la construcción de la cabeza que sería parte fundamental del monumento al Cristo que al comenzar se construía en su taller.  

Después la trasladaron a un vistoso espacio de la Feria Internacional de Cochabamba, FEICOBOL, para que los visitantes pudieran ver los avances de esta obra de arte que acabaría levantándose en el cerro de San Pedro.

CESAR TERRAZAS sobre la mano del Cristo, en plena construcción

Terrazas, asegura que el proyecto Cristo de la Concordia, fue un propósito más como homenaje a la llegada del Papa Juan Pablo II, en mayo de 1988. Una comisión organizada para impulsar el proyecto había decidido que el Cristo alcanzaría la altura de 25 metros tomando en cuenta antecedentes del monumento al Cristo del Corcovado, en Rio de Janeiro, Brasil, que medía 33 metros de altura.

César Terrazas viajó al Brasil para conocer la estructura y tomar fotos. Un video elaborado en México hacía conocer que el Cristo del Corcovado medía 33 metros con 60 centímetros. El dato resultó ser equivocado, porque el Corcovado sólo medía 33 metros de altura.

La obra construida en Cochabamba, el Cristo de la Concordia, terminó en 36 metros y 60 centímetros y resulta ser el segundo más alto en el mundo después de otro monumento similar en Polonia, Cristo Rey de Swiebodzin, de 33 metros que tiene en la cabeza una corona dorada de 3 metros.

Aflora en la memoria de César Terrazas, el trabajo conjunto y de jubileo por devoción a Cristo. Cesar hacía moldes, los ingenieros civiles y arquitectos realizaban cálculos estructurales correspondientes, los albañiles se daban modos de armar los andamios de madera y encontrar soluciones prácticas al trabajo que exigía el armado de piezas que iban de 1.50 x 1.50 y que terminó en una altura de 33.60.

Sólo la cabeza mide cuatro metros y el rostro esculpido con excelencia, muestran e irradian expresión de tranquilidad y serenidad. Terrazas siente la satisfacción de ser el autor de la idea, además de haber participado junto a otros profesionales en la realización de esta obra que ahora representa el ícono más hermoso de Cochabamba en Bolivia y el mundo.

La majestuosa obra, sin duda, es un aporte a la región porque el Cristo de la Concordia es uno de los monumentos más grandes de Bolivia y se convirtió en el primer lugar emblemático cuando se trata de hacer turismo y acrecentar la fe religiosa.

MONUMENTO ICÓNICO

César Terrazas, después de 28 años de haber sido construido el Cristo de Concordia, pondera el aporte económico de los cochabambinos y lamenta que no se haya recibido recursos económicos del Estado, tampoco de la Alcaldía Municipal ni de la Prefectura de entonces.

El aporte vino de personas e instituciones —dice Cesar Terrazas— y recuerda, por ejemplo, la contribución de COBOCE que entregó 12 mil bolsas de cemento y el Sindicato de Trabajadores Manaco de Quillacollo que hizo llegar su aporte económico en el mismo cerro de San Pedro con la presencia de 15 trabajadores que ayudaron a pagar el salario de los albañiles.

FEICOBOL mostró firme compromiso y logró recaudar fondos durante los días de feria y toda esa contribución fue invertida en los costos de construcción. Cientos, quizá miles de personas que subían al Cristo, dejaron su grano de arena, unos llevando picotas, palas, carretillas y aportes económicos personales. La gente dice que el monumento es un milagro de Cristo para Cochabamba que hoy se siente orgullosa y satisfecha.

Terrazas, también aclara que el Cristo en su interior tiene 12 pisos, amplios, anchos y cómodos para pasear en una especie de habitaciones. Estos espacios podrían haber servido para que cada uno de los departamentos del país exponga lo más representativo a nivel religioso, una especie de museo nacional de la fe. Sensiblemente esa idea no se concretó.

La Comisión del Cristo que siempre tuvo problemas económicos dejó que la administración pase a manos de la Alcaldía Municipal de Cochabamba, que actualmente tiene previsto realizar arreglos y mantenimiento de la estructura; construir baños, restaurant, un mirador, parques infantiles y forestación de su entorno. El Cristo de la Concordia debe convertirse en un complejo de gran envergadura para Cochabamba y el mundo,

Terrazas, señala que la estructura no sufrió daños significativos, salvo fisuras que requieren pintado y mantenimiento cada cierto tiempo y que está construida para “ser eterno” a pesar de los sismos que ocurren en Cochabamba y que no son percibidos por la gente.

El Cristo sigue de pie igual que antes, con los brazos abiertos y la esperanza de ser el atractivo turístico más importante de Bolivia.

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Terrazas, asegura que el proyecto Cristo de la Concordia, fue un propósito más como homenaje a la llegada del Papa Juan Pablo II, en mayo de 1988. Una comisión organizada para impulsar el proyecto había decidido que el Cristo alcanzaría la altura de 25 metros tomando en cuenta antecedentes del monumento al Cristo del Corcovado, en Rio de Janeiro, Brasil, que medía 33 metros de altura.

César Terrazas viajó al Brasil para conocer la estructura y tomar fotos. Un video elaborado en México hacía conocer que el Cristo del Corcovado medía 33 metros con 60 centímetros. El dato resultó ser equivocado, porque el Corcovado sólo medía 33 metros de altura.

La obra construida en Cochabamba, el Cristo de la Concordia, terminó en 36 metros y 60 centímetros y resulta ser el segundo más alto en el mundo después de otro monumento similar en Polonia, Cristo Rey de Swiebodzin, de 33 metros que tiene en la cabeza una corona dorada de 3 metros.

Aflora en la memoria de César Terrazas, el trabajo conjunto y de jubileo por devoción a Cristo. Cesar hacía moldes, los ingenieros civiles y arquitectos realizaban cálculos estructurales correspondientes, los albañiles se daban modos de armar los andamios de madera y encontrar soluciones prácticas al trabajo que exigía el armado de piezas que iban de 1.50 x 1.50 y que terminó en una altura de 33.60.

Sólo la cabeza mide cuatro metros y el rostro esculpido con excelencia, muestran e irradian expresión de tranquilidad y serenidad. Terrazas siente la satisfacción de ser el autor de la idea, además de haber participado junto a otros profesionales en la realización de esta obra que ahora representa el ícono más hermoso de Cochabamba en Bolivia y el mundo.

La majestuosa obra, sin duda, es un aporte a la región porque el Cristo de la Concordia es uno de los monumentos más grandes de Bolivia y se convirtió en el primer lugar emblemático cuando se trata de hacer turismo y acrecentar la fe religiosa.

César Terrazas, después de 28 años de haber sido construido el Cristo de Concordia, pondera el aporte económico de los cochabambinos y lamenta que no se haya recibido recursos económicos del Estado, tampoco de la Alcaldía Municipal ni de la Prefectura de entonces.

El aporte vino de personas e instituciones —dice Cesar Terrazas— y recuerda, por ejemplo, la contribución de COBOCE que entregó 12 mil bolsas de cemento y el Sindicato de Trabajadores Manaco de Quillacollo que hizo llegar su aporte económico en el mismo cerro de San Pedro con la presencia de 15 trabajadores que ayudaron a pagar el salario de los albañiles.

FEICOBOL mostró firme compromiso y logró recaudar fondos durante los días de feria y toda esa contribución fue invertida en los costos de construcción. Cientos, quizá miles de personas que subían al Cristo, dejaron su grano de arena, unos llevando picotas, palas, carretillas y aportes económicos personales. La gente dice que el monumento es un milagro de Cristo para Cochabamba que hoy se siente orgullosa y satisfecha.

Terrazas, también aclara que el Cristo en su interior tiene 12 pisos, amplios, anchos y cómodos para pasear en una especie de habitaciones. Estos espacios podrían haber servido para que cada uno de los departamentos del país exponga lo más representativo a nivel religioso, una especie de museo nacional de la fe. Sensiblemente esa idea no se concretó.

La Comisión del Cristo que siempre tuvo problemas económicos dejó que la administración pase a manos de la Alcaldía Municipal de Cochabamba, que actualmente tiene previsto realizar arreglos y mantenimiento de la estructura; construir baños, restaurant, un mirador, parques infantiles y forestación de su entorno. El Cristo de la Concordia debe convertirse en un complejo de gran envergadura para Cochabamba y el mundo,

Terrazas, señala que la estructura no sufrió daños significativos, salvo fisuras que requieren pintado y mantenimiento cada cierto tiempo y que está construida para “ser eterno” a pesar de los sismos que ocurren en Cochabamba y que no son percibidos por la gente.

El Cristo sigue de pie igual que antes, con los brazos abiertos y la esperanza de ser el atractivo turístico más importante de Bolivia.

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MONUMENTO ICÓNICO
CESAR TERRAZAS sobre la mano del Cristo, en plena construcción

Terrazas, asegura que el proyecto Cristo de la Concordia, fue un propósito más como homenaje a la llegada del Papa Juan Pablo II, en mayo de 1988. Una comisión organizada para impulsar el proyecto había decidido que el Cristo alcanzaría la altura de 25 metros tomando en cuenta antecedentes del monumento al Cristo del Corcovado, en Rio de Janeiro, Brasil, que medía 33 metros de altura.

César Terrazas viajó al Brasil para conocer la estructura y tomar fotos. Un video elaborado en México hacía conocer que el Cristo del Corcovado medía 33 metros con 60 centímetros. El dato resultó ser equivocado, porque el Corcovado sólo medía 33 metros de altura.

La obra construida en Cochabamba, el Cristo de la Concordia, terminó en 36 metros y 60 centímetros y resulta ser el segundo más alto en el mundo después de otro monumento similar en Polonia, Cristo Rey de Swiebodzin, de 33 metros que tiene en la cabeza una corona dorada de 3 metros.

Aflora en la memoria de César Terrazas, el trabajo conjunto y de jubileo por devoción a Cristo. Cesar hacía moldes, los ingenieros civiles y arquitectos realizaban cálculos estructurales correspondientes, los albañiles se daban modos de armar los andamios de madera y encontrar soluciones prácticas al trabajo que exigía el armado de piezas que iban de 1.50 x 1.50 y que terminó en una altura de 33.60.

Sólo la cabeza mide cuatro metros y el rostro esculpido con excelencia, muestran e irradian expresión de tranquilidad y serenidad. Terrazas siente la satisfacción de ser el autor de la idea, además de haber participado junto a otros profesionales en la realización de esta obra que ahora representa el ícono más hermoso de Cochabamba en Bolivia y el mundo.

La majestuosa obra, sin duda, es un aporte a la región porque el Cristo de la Concordia es uno de los monumentos más grandes de Bolivia y se convirtió en el primer lugar emblemático cuando se trata de hacer turismo y acrecentar la fe religiosa.

MONUMENTO ICÓNICO
CESAR TERRAZAS sobre la mano del Cristo, en plena construcción

César Terrazas, después de 28 años de haber sido construido el Cristo de Concordia, pondera el aporte económico de los cochabambinos y lamenta que no se haya recibido recursos económicos del Estado, tampoco de la Alcaldía Municipal ni de la Prefectura de entonces.

El aporte vino de personas e instituciones —dice Cesar Terrazas— y recuerda, por ejemplo, la contribución de COBOCE que entregó 12 mil bolsas de cemento y el Sindicato de Trabajadores Manaco de Quillacollo que hizo llegar su aporte económico en el mismo cerro de San Pedro con la presencia de 15 trabajadores que ayudaron a pagar el salario de los albañiles.

FEICOBOL mostró firme compromiso y logró recaudar fondos durante los días de feria y toda esa contribución fue invertida en los costos de construcción. Cientos, quizá miles de personas que subían al Cristo, dejaron su grano de arena, unos llevando picotas, palas, carretillas y aportes económicos personales. La gente dice que el monumento es un milagro de Cristo para Cochabamba que hoy se siente orgullosa y satisfecha.

Terrazas, también aclara que el Cristo en su interior tiene 12 pisos, amplios, anchos y cómodos para pasear en una especie de habitaciones. Estos espacios podrían haber servido para que cada uno de los departamentos del país exponga lo más representativo a nivel religioso, una especie de museo nacional de la fe. Sensiblemente esa idea no se concretó.

La Comisión del Cristo que siempre tuvo problemas económicos dejó que la administración pase a manos de la Alcaldía Municipal de Cochabamba, que actualmente tiene previsto realizar arreglos y mantenimiento de la estructura; construir baños, restaurant, un mirador, parques infantiles y forestación de su entorno. El Cristo de la Concordia debe convertirse en un complejo de gran envergadura para Cochabamba y el mundo,

Terrazas, señala que la estructura no sufrió daños significativos, salvo fisuras que requieren pintado y mantenimiento cada cierto tiempo y que está construida para “ser eterno” a pesar de los sismos que ocurren en Cochabamba y que no son percibidos por la gente.

El Cristo sigue de pie igual que antes, con los brazos abiertos y la esperanza de ser el atractivo turístico más importante de Bolivia.

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CESAR TERRAZAS sobre la mano del Cristo, en plena construcción
MONUMENTO ICÓNICO

Terrazas, asegura que el proyecto Cristo de la Concordia, fue un propósito más como homenaje a la llegada del Papa Juan Pablo II, en mayo de 1988. Una comisión organizada para impulsar el proyecto había decidido que el Cristo alcanzaría la altura de 25 metros tomando en cuenta antecedentes del monumento al Cristo del Corcovado, en Rio de Janeiro, Brasil, que medía 33 metros de altura.

César Terrazas viajó al Brasil para conocer la estructura y tomar fotos. Un video elaborado en México hacía conocer que el Cristo del Corcovado medía 33 metros con 60 centímetros. El dato resultó ser equivocado, porque el Corcovado sólo medía 33 metros de altura.

La obra construida en Cochabamba, el Cristo de la Concordia, terminó en 36 metros y 60 centímetros y resulta ser el segundo más alto en el mundo después de otro monumento similar en Polonia, Cristo Rey de Swiebodzin, de 33 metros que tiene en la cabeza una corona dorada de 3 metros.

Aflora en la memoria de César Terrazas, el trabajo conjunto y de jubileo por devoción a Cristo. Cesar hacía moldes, los ingenieros civiles y arquitectos realizaban cálculos estructurales correspondientes, los albañiles se daban modos de armar los andamios de madera y encontrar soluciones prácticas al trabajo que exigía el armado de piezas que iban de 1.50 x 1.50 y que terminó en una altura de 33.60.

Sólo la cabeza mide cuatro metros y el rostro esculpido con excelencia, muestran e irradian expresión de tranquilidad y serenidad. Terrazas siente la satisfacción de ser el autor de la idea, además de haber participado junto a otros profesionales en la realización de esta obra que ahora representa el ícono más hermoso de Cochabamba en Bolivia y el mundo.

La majestuosa obra, sin duda, es un aporte a la región porque el Cristo de la Concordia es uno de los monumentos más grandes de Bolivia y se convirtió en el primer lugar emblemático cuando se trata de hacer turismo y acrecentar la fe religiosa.

César Terrazas, después de 28 años de haber sido construido el Cristo de Concordia, pondera el aporte económico de los cochabambinos y lamenta que no se haya recibido recursos económicos del Estado, tampoco de la Alcaldía Municipal ni de la Prefectura de entonces.

El aporte vino de personas e instituciones —dice Cesar Terrazas— y recuerda, por ejemplo, la contribución de COBOCE que entregó 12 mil bolsas de cemento y el Sindicato de Trabajadores Manaco de Quillacollo que hizo llegar su aporte económico en el mismo cerro de San Pedro con la presencia de 15 trabajadores que ayudaron a pagar el salario de los albañiles.

FEICOBOL mostró firme compromiso y logró recaudar fondos durante los días de feria y toda esa contribución fue invertida en los costos de construcción. Cientos, quizá miles de personas que subían al Cristo, dejaron su grano de arena, unos llevando picotas, palas, carretillas y aportes económicos personales. La gente dice que el monumento es un milagro de Cristo para Cochabamba que hoy se siente orgullosa y satisfecha.

Terrazas, también aclara que el Cristo en su interior tiene 12 pisos, amplios, anchos y cómodos para pasear en una especie de habitaciones. Estos espacios podrían haber servido para que cada uno de los departamentos del país exponga lo más representativo a nivel religioso, una especie de museo nacional de la fe. Sensiblemente esa idea no se concretó.

La Comisión del Cristo que siempre tuvo problemas económicos dejó que la administración pase a manos de la Alcaldía Municipal de Cochabamba, que actualmente tiene previsto realizar arreglos y mantenimiento de la estructura; construir baños, restaurant, un mirador, parques infantiles y forestación de su entorno. El Cristo de la Concordia debe convertirse en un complejo de gran envergadura para Cochabamba y el mundo,

Terrazas, señala que la estructura no sufrió daños significativos, salvo fisuras que requieren pintado y mantenimiento cada cierto tiempo y que está construida para “ser eterno” a pesar de los sismos que ocurren en Cochabamba y que no son percibidos por la gente.

El Cristo sigue de pie igual que antes, con los brazos abiertos y la esperanza de ser el atractivo turístico más importante de Bolivia.

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CESAR TERRAZAS sobre la mano del Cristo, en plena construcción
MONUMENTO ICÓNICO
CESAR TERRAZAS sobre la mano del Cristo, en plena construcción

Terrazas, asegura que el proyecto Cristo de la Concordia, fue un propósito más como homenaje a la llegada del Papa Juan Pablo II, en mayo de 1988. Una comisión organizada para impulsar el proyecto había decidido que el Cristo alcanzaría la altura de 25 metros tomando en cuenta antecedentes del monumento al Cristo del Corcovado, en Rio de Janeiro, Brasil, que medía 33 metros de altura.

César Terrazas viajó al Brasil para conocer la estructura y tomar fotos. Un video elaborado en México hacía conocer que el Cristo del Corcovado medía 33 metros con 60 centímetros. El dato resultó ser equivocado, porque el Corcovado sólo medía 33 metros de altura.

La obra construida en Cochabamba, el Cristo de la Concordia, terminó en 36 metros y 60 centímetros y resulta ser el segundo más alto en el mundo después de otro monumento similar en Polonia, Cristo Rey de Swiebodzin, de 33 metros que tiene en la cabeza una corona dorada de 3 metros.

Aflora en la memoria de César Terrazas, el trabajo conjunto y de jubileo por devoción a Cristo. Cesar hacía moldes, los ingenieros civiles y arquitectos realizaban cálculos estructurales correspondientes, los albañiles se daban modos de armar los andamios de madera y encontrar soluciones prácticas al trabajo que exigía el armado de piezas que iban de 1.50 x 1.50 y que terminó en una altura de 33.60.

Sólo la cabeza mide cuatro metros y el rostro esculpido con excelencia, muestran e irradian expresión de tranquilidad y serenidad. Terrazas siente la satisfacción de ser el autor de la idea, además de haber participado junto a otros profesionales en la realización de esta obra que ahora representa el ícono más hermoso de Cochabamba en Bolivia y el mundo.

La majestuosa obra, sin duda, es un aporte a la región porque el Cristo de la Concordia es uno de los monumentos más grandes de Bolivia y se convirtió en el primer lugar emblemático cuando se trata de hacer turismo y acrecentar la fe religiosa.

César Terrazas, después de 28 años de haber sido construido el Cristo de Concordia, pondera el aporte económico de los cochabambinos y lamenta que no se haya recibido recursos económicos del Estado, tampoco de la Alcaldía Municipal ni de la Prefectura de entonces.

El aporte vino de personas e instituciones —dice Cesar Terrazas— y recuerda, por ejemplo, la contribución de COBOCE que entregó 12 mil bolsas de cemento y el Sindicato de Trabajadores Manaco de Quillacollo que hizo llegar su aporte económico en el mismo cerro de San Pedro con la presencia de 15 trabajadores que ayudaron a pagar el salario de los albañiles.

FEICOBOL mostró firme compromiso y logró recaudar fondos durante los días de feria y toda esa contribución fue invertida en los costos de construcción. Cientos, quizá miles de personas que subían al Cristo, dejaron su grano de arena, unos llevando picotas, palas, carretillas y aportes económicos personales. La gente dice que el monumento es un milagro de Cristo para Cochabamba que hoy se siente orgullosa y satisfecha.

Terrazas, también aclara que el Cristo en su interior tiene 12 pisos, amplios, anchos y cómodos para pasear en una especie de habitaciones. Estos espacios podrían haber servido para que cada uno de los departamentos del país exponga lo más representativo a nivel religioso, una especie de museo nacional de la fe. Sensiblemente esa idea no se concretó.

La Comisión del Cristo que siempre tuvo problemas económicos dejó que la administración pase a manos de la Alcaldía Municipal de Cochabamba, que actualmente tiene previsto realizar arreglos y mantenimiento de la estructura; construir baños, restaurant, un mirador, parques infantiles y forestación de su entorno. El Cristo de la Concordia debe convertirse en un complejo de gran envergadura para Cochabamba y el mundo,

Terrazas, señala que la estructura no sufrió daños significativos, salvo fisuras que requieren pintado y mantenimiento cada cierto tiempo y que está construida para “ser eterno” a pesar de los sismos que ocurren en Cochabamba y que no son percibidos por la gente.

El Cristo sigue de pie igual que antes, con los brazos abiertos y la esperanza de ser el atractivo turístico más importante de Bolivia.

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. Redacción:
Constantino Rojas Burgos

Periodista, Investigador y Docente Universitario, miembro de la Sociedad de Editores y Redactores l SER Cochabamba

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