“Me acostaba y despertaba con el Cristo, había que tener coraje, fe, creatividad y pasión para impulsar una obra de gran magnitud”, señala César Terrazas Pardo, autor de la idea del emplazamiento del Cristo de la Concordia en el cerro de San Pedro, que, después de 28 años dice estar sorprendido por los resultados que se lograron alcanzar en cuanto a la imagen y la identidad del departamento de Cochabamba.
César Terrazas Pardo, cochabambino de nacimiento y quién dedicó gran parte de su vida a la escultura, recuerda que su papá, profesor de artes plásticas influyó en la decisión en la elección de esta profesión, que le daría muchas satisfacciones a lo largo de su vida.
Familia de cuatro hermanos: Blanca, Raúl, Walter y César; los tres varones terminaron viviendo en Italia, César durante 17 años, Raúl se quedó a vivir definitivamente en París y Walter volvió a Cochabamba después de haber sido beneficiado con un contrato con la UMSS que le permitió viajar a París, junto a sus dos hermanos por decisión del papá que envió a sus tres hijos para logren una especialización.
“Pasé en Paris la mayor parte de la juventud”, recuerda Terrazas, que después de 17 años volvió a Cochabamba con el encargo de los hermanos de vender la casa que estaba abandonada y se quedó hasta el día de hoy porque le gusta la llajta su tierra natal, contrajo matrimonio y tuvo dos hijos.
Otra razón fue su pasión por el Cristo al que dedicó un promedio de tres años y medio desde el diseño primigenio de la obra hasta ver la construcción de lo que hoy constituye el ícono de Cochabamba, gracias al aporte de personas, instituciones, ingenieros civiles, arquitectos y albañiles que le pusieron el hombro en esta construcción monumental.
Recuerda que su hermano Walter también escultor, cuando se enteró del proyecto, le dijo a su hermano Cesar: “¿No sé a qué te estas metiendo?, no tenemos tecnología en Bolivia, yo no podré ayudarte, tengo familia, nietos, es un trabajo largo que llevará varios años”, recuerda el escultor, pero finalmente, Walter terminó ayudando en la construcción de la cabeza que sería parte fundamental del monumento al Cristo que al comenzar se construía en su taller.
Después la trasladaron a un vistoso espacio de la Feria Internacional de Cochabamba, FEICOBOL, para que los visitantes pudieran ver los avances de esta obra de arte que acabaría levantándose en el cerro de San Pedro.
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