MARCHA DESDE CARACOLLO A LA PAZ (Foto, La Razón)
MARCHA DESDE CARACOLLO A LA PAZ (Foto, La Razón)
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Tras esporádicos enfrentamientos violentos entre seguidores de Luis Arce y Evo Morales en Ventilla, El Alto y en La Paz, la marcha denominada “para salvar Bolivia” finalizó después de siete días en la avenida Montes de la Sede de Gobierno con un ultimátum: cambio inmediato de ministros.
Desiderio Paredes
25 de septiembre de 2024
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¿“PARA SALVAR BOLIVIA”? Final todavía imprevisible

En el vórtice del conflicto político social, las premoniciones malagüeras de portavoces del gobierno y de la oposición anunciaban golpe de Estado, toma de la Casa Grande del Pueblo y del Tribunal Supremo Electoral; acortamiento de mandato del presidente Arce y gobierno de transición constitucional presidido por Andrónico Rodríguez actual presidente del Senado.

Las temerarias afirmaciones decían también, habrá convocatoria a elecciones anticipadas, un plan para el asesinato de Evo Morales y guerra civil; sencillamente los presentimientos de un lado y otro se esfumaron. La sangre no llegó al rio, pero el conflicto político-electoral tampoco está resuelto.

La crisis interna del MAS-IPSP sólo podrá resolverse o agravarse después de conocer el pronunciamiento oficial del Tribunal Constitucional Plurinacional, TCP, en cuya instancia descansa la resolución de aceptar o rechazar el derecho de Evo Morales para ser candidato en las elecciones presidenciales de agosto 2024.

En la cresta de la ola, el vocal del TSE, Tahuichi Tahuichi Quispe, ratificó que ninguna medida de presión o poder fáctico, refiriéndose a la movilización de Evo Morales, podrá obligar al Órgano Electoral Plurinacional a reconocer el congreso del MAS-IPSP de Lauca Ñ, tampoco suspender las sanciones previstas y la amenaza de anular la personería jurídica de este partido.

En Caracollo se organizó el llamado “Estado Mayor del Pueblo”, conformado por representantes de organizaciones sociales, obreras, mineras y campesinas y se nombró “comandante” a Evo Morales, quien ya ostentaba ese título entre sus seguidores desde el congreso de Lauca Ñ.

El régimen denunció a la comunidad internacional el objetivo de la marcha: imponer la candidatura de Evo Morales, romper el orden constitucional y forzar la renuncia de Arce y Choquehuanca.

Evo Morales tuvo éxito en su marcha del 2000 en defensa de la hoja de coca y buscar despenalizarla de su registro internacional como estupefaciente, sinónimo de cocaína. Los gobiernos neoliberales del MNR y ADN intentaron erradicar por completo la producción de la hoja milenaria con la consigna de “coca cero”. No lograron, entonces, la lucha de Evo tuvo respaldo nacional.

Su reciente marcha con denuncias contra el gobierno de estar involucrado en casos de corrupción, narcotráfico, ineficiencia e incapacidad para resolver la aguda crisis económica tuvo objetivos más personales amenazando convulsionar Bolivia con un bloqueo nacional de carreteras y pretender acortar el mandato presidencial de Arce.

La desarticulada oposición política responsabilizó de la crisis económica y grave daño institucional a Bolivia al propio Evo Morales y Luis Arce, por defender cada uno su propósito de ser candidato presidencial por el MAS-IPSP, poniendo en vilo a la nación. No están lejos de la verdad.

Incluso ironizan la autodestrucción del MAS-IPSP por el enfrentamiento brutal entre “evistas” y “arcistas” como si fuera choque de trenes provocando la desaparición del Estado Plurinacional y el proyecto socialista.

Las invitaciones del gobierno y de la Defensoría del Pueblo para un diálogo en favor de la pacificación del país fueron   rechazadas con torpeza por los dirigentes de la marcha.

En un momento de elevada tensión Evo Morales denunció la existencia de planes para atentar contra su vida y reveló sin dar nombres que oficiales “patriotas” de la Policía y del Ejército le regalaron chalecos blindados antibalas.

Si Evo sufría algún azaroso intento contra su integridad física se hubiera apoderado la histeria colectiva entre los marchistas. Y se hubiera responsabilizado al gobierno de una posible tragedia. En ese instante el líder cocalero significaba para sus fieles seguidores entregar sus propias vidas para proteger a su comandante.

LOS HECHOS

El gobierno aplicó acertadas medidas estratégicas de seguridad del Estado y garantizar la paz y la tranquilidad de la ciudadanía. Pese al clamor de la ciudadanía para aplicar la Constitución en toda su extensión como declarar Estado de Sitio y el uso de la fuerza pública, sólo activó órdenes fiscales para arrestar a los revoltosos.

El despliegue de policías antimotines y barreras de acero de protección en torno a la histórica Plaza Murillo y edificios claves ante un posible violento ingreso de los marchistas, fueron oportunas y las más recomendables.

Evo Morales, considerado “animal político” de manera personal decide retirarse de la marcha en medio de una oleada de críticas y vuelve para reintegrarse a la columna, según él, “obedeciendo a sus bases” y su “Estado Mayor del Pueblo”.

Si es jefe, inspirador y conductor de la marcha, ¿porque decide retirarse y después volver? Simple, ¿es prisionero en su propio laberinto? ¿sería acusado de traidor a sus bases? ¿estrategia para superar enconos en su primer círculo?

Llegó a La Paz, después, pronunció el discurso no esperado por sus seguidores que debía ser “incendiario”. Fue una alocución preconcebida, moderada y hasta tímida. Evo, terminó sus palabras con un lapidario adiós: “mi responsabilidad termina aquí, he cumplido con la marcha, ahora me retiro…”

Evo Morales simboliza en momentos de crisis política y social un poder fáctico con capacidad de movilización, control de carreteras, calles y plazas con obsecuentes militantes de su partido, seguidores y admiradores fieles a su liderazgo indígena y otros ingenuos oportunistas buscando rédito económico.

Logró mostrar su presencia determinante con respaldo de miles de seguidores. Políticamente no está muerto y sigue siendo factor de poder factico que el gobierno sabe cómo medir para no exponer en riego las conquistas del MS-IPSP y las mieles que otorga el control del Estado. La respuesta en ambos lados no es ni victoria ni derrota.

 

El exministro de Gobierno, Carlos Romero Bonifaz y uno de los principales voceros de Evo Morales antes y después de la marcha, dio testimonio de la figura del líder indígena. “Muchos lo consideran un mesías” se animó a decir en una entrevista de prensa.

Otros exministros y cercanos colaboradores del expresidente, Juan Ramón Quintana y Javier Zabaleta, creen que el mejor camino es acortar el mandato del presidente Arce mediante la presión social en las carreteras y las calles.

El exmilitar Quintana, considerado entre sus amigos como el arquetipo de la estrategia militar y civil en entornos de alta tensión, siendo ministro de la Presidencia, no atinó cómo desactivar el golpe en marcha.

Romero, siendo ministro de Gobierno, no se enteró de los preparativos conspirativos de los mandos policiales, tampoco Zabaleta, siendo ministro de Defensa no pudo disuadir a Kaliman, en 2019.

Nadie sabe qué hicieron los tres para evitar el golpe de Estado. No se conoce antecedente histórico de su misión personal e institucional para detener con antelación a los cabecillas rebeldes de la policía y de las FF.AA. coludidos con el líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho, abanderado del cambio de gobierno de ese año.

Hoy están a lado de Evo, inmerecidamente, destilando una vez más, odio y violencia. Llamando a la confrontación, cuando el país reclama paz y tranquilidad. Ellos no estaban a su lado cuando Evo se despedía del poder

Evo Morales, hoy debe elevarse a la altura de los grandes líderes universales que siempre apostaron por la paz duradera y no prestarse al manido juego maquiavélico de sembrar vientos para cosechar tormentas.

Llegó el momento de dialogar y dialogar y aunque la Iglesia Católica hubiera sido defenestrada por los actores políticos confrontados, hoy debe ser convocada para ayudar a la reconciliación.

Iremos a las urnas en menos de un año y elegiremos al mejor presidente , el mejor programa de gobierno, y volveremos a confiar en los valores de la democracia para fortalecer la coexistencia pacífica, la unidad en la diversidad y hacer de Bolivia la potencia del futuro por sus ingentes riquezas naturales. Dios nos guarde.

 

ESTADO MAYOR DEL PUEBLO (Imagen Facebook)
¿VICTORIA O DERROTA?

Evo Morales tuvo éxito en su marcha del 2000 en defensa de la hoja de coca y buscar despenalizarla de su registro internacional como estupefaciente, sinónimo de cocaína. Los gobiernos neoliberales del MNR y ADN intentaron erradicar por completo la producción de la hoja milenaria con la consigna de “coca cero”. No lograron, entonces, la lucha de Evo tuvo respaldo nacional.

Su reciente marcha con denuncias contra el gobierno de estar involucrado en casos de corrupción, narcotráfico, ineficiencia e incapacidad para resolver la aguda crisis económica tuvo objetivos más personales amenazando convulsionar Bolivia con un bloqueo nacional de carreteras y pretender acortar el mandato presidencial de Arce.

La desarticulada oposición política responsabilizó de la crisis económica y grave daño institucional a Bolivia al propio Evo Morales y Luis Arce, por defender cada uno su propósito de ser candidato presidencial por el MAS-IPSP, poniendo en vilo a la nación. No están lejos de la verdad.

Incluso ironizan la autodestrucción del MAS-IPSP por el enfrentamiento brutal entre “evistas” y “arcistas” como si fuera choque de trenes provocando la desaparición del Estado Plurinacional y el proyecto socialista.

Las invitaciones del gobierno y de la Defensoría del Pueblo para un diálogo en favor de la pacificación del país fueron   rechazadas con torpeza por los dirigentes de la marcha.

En un momento de elevada tensión Evo Morales denunció la existencia de planes para atentar contra su vida y reveló sin dar nombres que oficiales “patriotas” de la Policía y del Ejército le regalaron chalecos blindados antibalas.

Si Evo sufría algún azaroso intento contra su integridad física se hubiera apoderado la histeria colectiva entre los marchistas. Y se hubiera responsabilizado al gobierno de una posible tragedia. En ese instante el líder cocalero significaba para sus fieles seguidores entregar sus propias vidas para proteger a su comandante.

El gobierno aplicó acertadas medidas estratégicas de seguridad del Estado y garantizar la paz y la tranquilidad de la ciudadanía. Pese al clamor de la ciudadanía para aplicar la Constitución en toda su extensión como declarar Estado de Sitio y el uso de la fuerza pública, sólo activó órdenes fiscales para arrestar a los revoltosos.

El despliegue de policías antimotines y barreras de acero de protección en torno a la histórica Plaza Murillo y edificios claves ante un posible violento ingreso de los marchistas, fueron oportunas y las más recomendables.

Evo Morales, considerado “animal político” de manera personal decide retirarse de la marcha en medio de una oleada de críticas y vuelve para reintegrarse a la columna, según él, “obedeciendo a sus bases” y su “Estado Mayor del Pueblo”.

Si es jefe, inspirador y conductor de la marcha, ¿porque decide retirarse y después volver? Simple, ¿es prisionero en su propio laberinto? ¿sería acusado de traidor a sus bases? ¿estrategia para superar enconos en su primer círculo?

Llegó a La Paz, después, pronunció el discurso no esperado por sus seguidores que debía ser “incendiario”. Fue una alocución preconcebida, moderada y hasta tímida. Evo, terminó sus palabras con un lapidario adiós: “mi responsabilidad termina aquí, he cumplido con la marcha, ahora me retiro…”

Evo Morales simboliza en momentos de crisis política y social un poder fáctico con capacidad de movilización, control de carreteras, calles y plazas con obsecuentes militantes de su partido, seguidores y admiradores fieles a su liderazgo indígena y otros ingenuos oportunistas buscando rédito económico.

Logró mostrar su presencia determinante con respaldo de miles de seguidores. Políticamente no está muerto y sigue siendo factor de poder factico que el gobierno sabe cómo medir para no exponer en riego las conquistas del MS-IPSP y las mieles que otorga el control del Estado. La respuesta en ambos lados no es ni victoria ni derrota.

 

El exministro de Gobierno, Carlos Romero Bonifaz y uno de los principales voceros de Evo Morales antes y después de la marcha, dio testimonio de la figura del líder indígena. “Muchos lo consideran un mesías” se animó a decir en una entrevista de prensa.

Otros exministros y cercanos colaboradores del expresidente, Juan Ramón Quintana y Javier Zabaleta, creen que el mejor camino es acortar el mandato del presidente Arce mediante la presión social en las carreteras y las calles.

El exmilitar Quintana, considerado entre sus amigos como el arquetipo de la estrategia militar y civil en entornos de alta tensión, siendo ministro de la Presidencia, no atinó cómo desactivar el golpe en marcha.

Romero, siendo ministro de Gobierno, no se enteró de los preparativos conspirativos de los mandos policiales, tampoco Zabaleta, siendo ministro de Defensa no pudo disuadir a Kaliman, en 2019.

Nadie sabe qué hicieron los tres para evitar el golpe de Estado. No se conoce antecedente histórico de su misión personal e institucional para detener con antelación a los cabecillas rebeldes de la policía y de las FF.AA. coludidos con el líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho, abanderado del cambio de gobierno de ese año.

Hoy están a lado de Evo, inmerecidamente, destilando una vez más, odio y violencia. Llamando a la confrontación, cuando el país reclama paz y tranquilidad. Ellos no estaban a su lado cuando Evo se despedía del poder

Evo Morales, hoy debe elevarse a la altura de los grandes líderes universales que siempre apostaron por la paz duradera y no prestarse al manido juego maquiavélico de sembrar vientos para cosechar tormentas.

Llegó el momento de dialogar y dialogar y aunque la Iglesia Católica hubiera sido defenestrada por los actores políticos confrontados, hoy debe ser convocada para ayudar a la reconciliación.

Iremos a las urnas en menos de un año y elegiremos al mejor presidente , el mejor programa de gobierno, y volveremos a confiar en los valores de la democracia para fortalecer la coexistencia pacífica, la unidad en la diversidad y hacer de Bolivia la potencia del futuro por sus ingentes riquezas naturales. Dios nos guarde.

 

LOS HECHOS
¿VICTORIA O DERROTA?
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SÓLO DIÁLOGO Y DIÁLOGO

Evo Morales tuvo éxito en su marcha del 2000 en defensa de la hoja de coca y buscar despenalizarla de su registro internacional como estupefaciente, sinónimo de cocaína. Los gobiernos neoliberales del MNR y ADN intentaron erradicar por completo la producción de la hoja milenaria con la consigna de “coca cero”. No lograron, entonces, la lucha de Evo tuvo respaldo nacional.

Su reciente marcha con denuncias contra el gobierno de estar involucrado en casos de corrupción, narcotráfico, ineficiencia e incapacidad para resolver la aguda crisis económica tuvo objetivos más personales amenazando convulsionar Bolivia con un bloqueo nacional de carreteras y pretender acortar el mandato presidencial de Arce.

La desarticulada oposición política responsabilizó de la crisis económica y grave daño institucional a Bolivia al propio Evo Morales y Luis Arce, por defender cada uno su propósito de ser candidato presidencial por el MAS-IPSP, poniendo en vilo a la nación. No están lejos de la verdad.

Incluso ironizan la autodestrucción del MAS-IPSP por el enfrentamiento brutal entre “evistas” y “arcistas” como si fuera choque de trenes provocando la desaparición del Estado Plurinacional y el proyecto socialista.

Las invitaciones del gobierno y de la Defensoría del Pueblo para un diálogo en favor de la pacificación del país fueron   rechazadas con torpeza por los dirigentes de la marcha.

En un momento de elevada tensión Evo Morales denunció la existencia de planes para atentar contra su vida y reveló sin dar nombres que oficiales “patriotas” de la Policía y del Ejército le regalaron chalecos blindados antibalas.

Si Evo sufría algún azaroso intento contra su integridad física se hubiera apoderado la histeria colectiva entre los marchistas. Y se hubiera responsabilizado al gobierno de una posible tragedia. En ese instante el líder cocalero significaba para sus fieles seguidores entregar sus propias vidas para proteger a su comandante.

LOS HECHOS

El gobierno aplicó acertadas medidas estratégicas de seguridad del Estado y garantizar la paz y la tranquilidad de la ciudadanía. Pese al clamor de la ciudadanía para aplicar la Constitución en toda su extensión como declarar Estado de Sitio y el uso de la fuerza pública, sólo activó órdenes fiscales para arrestar a los revoltosos.

El despliegue de policías antimotines y barreras de acero de protección en torno a la histórica Plaza Murillo y edificios claves ante un posible violento ingreso de los marchistas, fueron oportunas y las más recomendables.

Evo Morales, considerado “animal político” de manera personal decide retirarse de la marcha en medio de una oleada de críticas y vuelve para reintegrarse a la columna, según él, “obedeciendo a sus bases” y su “Estado Mayor del Pueblo”.

Si es jefe, inspirador y conductor de la marcha, ¿porque decide retirarse y después volver? Simple, ¿es prisionero en su propio laberinto? ¿sería acusado de traidor a sus bases? ¿estrategia para superar enconos en su primer círculo?

Llegó a La Paz, después, pronunció el discurso no esperado por sus seguidores que debía ser “incendiario”. Fue una alocución preconcebida, moderada y hasta tímida. Evo, terminó sus palabras con un lapidario adiós: “mi responsabilidad termina aquí, he cumplido con la marcha, ahora me retiro…”

Evo Morales simboliza en momentos de crisis política y social un poder fáctico con capacidad de movilización, control de carreteras, calles y plazas con obsecuentes militantes de su partido, seguidores y admiradores fieles a su liderazgo indígena y otros ingenuos oportunistas buscando rédito económico.

Logró mostrar su presencia determinante con respaldo de miles de seguidores. Políticamente no está muerto y sigue siendo factor de poder factico que el gobierno sabe cómo medir para no exponer en riego las conquistas del MS-IPSP y las mieles que otorga el control del Estado. La respuesta en ambos lados no es ni victoria ni derrota.

 

El exministro de Gobierno, Carlos Romero Bonifaz y uno de los principales voceros de Evo Morales antes y después de la marcha, dio testimonio de la figura del líder indígena. “Muchos lo consideran un mesías” se animó a decir en una entrevista de prensa.

Otros exministros y cercanos colaboradores del expresidente, Juan Ramón Quintana y Javier Zabaleta, creen que el mejor camino es acortar el mandato del presidente Arce mediante la presión social en las carreteras y las calles.

El exmilitar Quintana, considerado entre sus amigos como el arquetipo de la estrategia militar y civil en entornos de alta tensión, siendo ministro de la Presidencia, no atinó cómo desactivar el golpe en marcha.

Romero, siendo ministro de Gobierno, no se enteró de los preparativos conspirativos de los mandos policiales, tampoco Zabaleta, siendo ministro de Defensa no pudo disuadir a Kaliman, en 2019.

Nadie sabe qué hicieron los tres para evitar el golpe de Estado. No se conoce antecedente histórico de su misión personal e institucional para detener con antelación a los cabecillas rebeldes de la policía y de las FF.AA. coludidos con el líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho, abanderado del cambio de gobierno de ese año.

Hoy están a lado de Evo, inmerecidamente, destilando una vez más, odio y violencia. Llamando a la confrontación, cuando el país reclama paz y tranquilidad. Ellos no estaban a su lado cuando Evo se despedía del poder

Evo Morales, hoy debe elevarse a la altura de los grandes líderes universales que siempre apostaron por la paz duradera y no prestarse al manido juego maquiavélico de sembrar vientos para cosechar tormentas.

Llegó el momento de dialogar y dialogar y aunque la Iglesia Católica hubiera sido defenestrada por los actores políticos confrontados, hoy debe ser convocada para ayudar a la reconciliación.

Iremos a las urnas en menos de un año y elegiremos al mejor presidente , el mejor programa de gobierno, y volveremos a confiar en los valores de la democracia para fortalecer la coexistencia pacífica, la unidad en la diversidad y hacer de Bolivia la potencia del futuro por sus ingentes riquezas naturales. Dios nos guarde.

 

¿VICTORIA O DERROTA?
ESTADO MAYOR DEL PUEBLO (Imagen Facebook)
LOS HECHOS

Evo Morales tuvo éxito en su marcha del 2000 en defensa de la hoja de coca y buscar despenalizarla de su registro internacional como estupefaciente, sinónimo de cocaína. Los gobiernos neoliberales del MNR y ADN intentaron erradicar por completo la producción de la hoja milenaria con la consigna de “coca cero”. No lograron, entonces, la lucha de Evo tuvo respaldo nacional.

Su reciente marcha con denuncias contra el gobierno de estar involucrado en casos de corrupción, narcotráfico, ineficiencia e incapacidad para resolver la aguda crisis económica tuvo objetivos más personales amenazando convulsionar Bolivia con un bloqueo nacional de carreteras y pretender acortar el mandato presidencial de Arce.

La desarticulada oposición política responsabilizó de la crisis económica y grave daño institucional a Bolivia al propio Evo Morales y Luis Arce, por defender cada uno su propósito de ser candidato presidencial por el MAS-IPSP, poniendo en vilo a la nación. No están lejos de la verdad.

Incluso ironizan la autodestrucción del MAS-IPSP por el enfrentamiento brutal entre “evistas” y “arcistas” como si fuera choque de trenes provocando la desaparición del Estado Plurinacional y el proyecto socialista.

Las invitaciones del gobierno y de la Defensoría del Pueblo para un diálogo en favor de la pacificación del país fueron   rechazadas con torpeza por los dirigentes de la marcha.

En un momento de elevada tensión Evo Morales denunció la existencia de planes para atentar contra su vida y reveló sin dar nombres que oficiales “patriotas” de la Policía y del Ejército le regalaron chalecos blindados antibalas.

Si Evo sufría algún azaroso intento contra su integridad física se hubiera apoderado la histeria colectiva entre los marchistas. Y se hubiera responsabilizado al gobierno de una posible tragedia. En ese instante el líder cocalero significaba para sus fieles seguidores entregar sus propias vidas para proteger a su comandante.

¿VICTORIA O DERROTA?
ESTADO MAYOR DEL PUEBLO (Imagen Facebook)

El gobierno aplicó acertadas medidas estratégicas de seguridad del Estado y garantizar la paz y la tranquilidad de la ciudadanía. Pese al clamor de la ciudadanía para aplicar la Constitución en toda su extensión como declarar Estado de Sitio y el uso de la fuerza pública, sólo activó órdenes fiscales para arrestar a los revoltosos.

El despliegue de policías antimotines y barreras de acero de protección en torno a la histórica Plaza Murillo y edificios claves ante un posible violento ingreso de los marchistas, fueron oportunas y las más recomendables.

Evo Morales, considerado “animal político” de manera personal decide retirarse de la marcha en medio de una oleada de críticas y vuelve para reintegrarse a la columna, según él, “obedeciendo a sus bases” y su “Estado Mayor del Pueblo”.

Si es jefe, inspirador y conductor de la marcha, ¿porque decide retirarse y después volver? Simple, ¿es prisionero en su propio laberinto? ¿sería acusado de traidor a sus bases? ¿estrategia para superar enconos en su primer círculo?

Llegó a La Paz, después, pronunció el discurso no esperado por sus seguidores que debía ser “incendiario”. Fue una alocución preconcebida, moderada y hasta tímida. Evo, terminó sus palabras con un lapidario adiós: “mi responsabilidad termina aquí, he cumplido con la marcha, ahora me retiro…”

Evo Morales simboliza en momentos de crisis política y social un poder fáctico con capacidad de movilización, control de carreteras, calles y plazas con obsecuentes militantes de su partido, seguidores y admiradores fieles a su liderazgo indígena y otros ingenuos oportunistas buscando rédito económico.

Logró mostrar su presencia determinante con respaldo de miles de seguidores. Políticamente no está muerto y sigue siendo factor de poder factico que el gobierno sabe cómo medir para no exponer en riego las conquistas del MS-IPSP y las mieles que otorga el control del Estado. La respuesta en ambos lados no es ni victoria ni derrota.

 

SÓLO DIÁLOGO Y DIÁLOGO

El exministro de Gobierno, Carlos Romero Bonifaz y uno de los principales voceros de Evo Morales antes y después de la marcha, dio testimonio de la figura del líder indígena. “Muchos lo consideran un mesías” se animó a decir en una entrevista de prensa.

Otros exministros y cercanos colaboradores del expresidente, Juan Ramón Quintana y Javier Zabaleta, creen que el mejor camino es acortar el mandato del presidente Arce mediante la presión social en las carreteras y las calles.

El exmilitar Quintana, considerado entre sus amigos como el arquetipo de la estrategia militar y civil en entornos de alta tensión, siendo ministro de la Presidencia, no atinó cómo desactivar el golpe en marcha.

Romero, siendo ministro de Gobierno, no se enteró de los preparativos conspirativos de los mandos policiales, tampoco Zabaleta, siendo ministro de Defensa no pudo disuadir a Kaliman, en 2019.

Nadie sabe qué hicieron los tres para evitar el golpe de Estado. No se conoce antecedente histórico de su misión personal e institucional para detener con antelación a los cabecillas rebeldes de la policía y de las FF.AA. coludidos con el líder cívico cruceño Luis Fernando Camacho, abanderado del cambio de gobierno de ese año.

Hoy están a lado de Evo, inmerecidamente, destilando una vez más, odio y violencia. Llamando a la confrontación, cuando el país reclama paz y tranquilidad. Ellos no estaban a su lado cuando Evo se despedía del poder

Evo Morales, hoy debe elevarse a la altura de los grandes líderes universales que siempre apostaron por la paz duradera y no prestarse al manido juego maquiavélico de sembrar vientos para cosechar tormentas.

Llegó el momento de dialogar y dialogar y aunque la Iglesia Católica hubiera sido defenestrada por los actores políticos confrontados, hoy debe ser convocada para ayudar a la reconciliación.

Iremos a las urnas en menos de un año y elegiremos al mejor presidente , el mejor programa de gobierno, y volveremos a confiar en los valores de la democracia para fortalecer la coexistencia pacífica, la unidad en la diversidad y hacer de Bolivia la potencia del futuro por sus ingentes riquezas naturales. Dios nos guarde.

 

ESTADO MAYOR DEL PUEBLO (Imagen Facebook)
LOS HECHOS

Evo Morales tuvo éxito en su marcha del 2000 en defensa de la hoja de coca y buscar despenalizarla de su registro internacional como estupefaciente, sinónimo de cocaína. Los gobiernos neoliberales del MNR y ADN intentaron erradicar por completo la producción de la hoja milenaria con la consigna de “coca cero”. No lograron, entonces, la lucha de Evo tuvo respaldo nacional.

Su reciente marcha con denuncias contra el gobierno de estar involucrado en casos de corrupción, narcotráfico, ineficiencia e incapacidad para resolver la aguda crisis económica tuvo objetivos más personales amenazando convulsionar Bolivia con un bloqueo nacional de carreteras y pretender acortar el mandato presidencial de Arce.

La desarticulada oposición política responsabilizó de la crisis económica y grave daño institucional a Bolivia al propio Evo Morales y Luis Arce, por defender cada uno su propósito de ser candidato presidencial por el MAS-IPSP, poniendo en vilo a la nación. No están lejos de la verdad.

Incluso ironizan la autodestrucción del MAS-IPSP por el enfrentamiento brutal entre “evistas” y “arcistas” como si fuera choque de trenes provocando la desaparición del Estado Plurinacional y el proyecto socialista.

Las invitaciones del gobierno y de la Defensoría del Pueblo para un diálogo en favor de la pacificación del país fueron   rechazadas con torpeza por los dirigentes de la marcha.

En un momento de elevada tensión Evo Morales denunció la existencia de planes para atentar contra su vida y reveló sin dar nombres que oficiales “patriotas” de la Policía y del Ejército le regalaron chalecos blindados antibalas.

Si Evo sufría algún azaroso intento contra su integridad física se hubiera apoderado la histeria colectiva entre los marchistas. Y se hubiera responsabilizado al gobierno de una posible tragedia. En ese instante el líder cocalero significaba para sus fieles seguidores entregar sus propias vidas para proteger a su comandante.

El gobierno aplicó acertadas medidas estratégicas de seguridad del Estado y garantizar la paz y la tranquilidad de la ciudadanía. Pese al clamor de la ciudadanía para aplicar la Constitución en toda su extensión como declarar Estado de Sitio y el uso de la fuerza pública, sólo activó órdenes fiscales para arrestar a los revoltosos.

El despliegue de policías antimotines y barreras de acero de protección en torno a la histórica Plaza Murillo y edificios claves ante un posible violento ingreso de los marchistas, fueron oportunas y las más recomendables.

Evo Morales, considerado “animal político” de manera personal decide retirarse de la marcha en medio de una oleada de críticas y vuelve para reintegrarse a la columna, según él, “obedeciendo a sus bases” y su “Estado Mayor del Pueblo”.

Si es jefe, inspirador y conductor de la marcha, ¿porque decide retirarse y después volver? Simple, ¿es prisionero en su propio laberinto? ¿sería acusado de traidor a sus bases? ¿estrategia para superar enconos en su primer círculo?

Llegó a La Paz, después, pronunció el discurso no esperado por sus seguidores que debía ser “incendiario”. Fue una alocución preconcebida, moderada y hasta tímida. Evo, terminó sus palabras con un lapidario adiós: “mi responsabilidad termina aquí, he cumplido con la marcha, ahora me retiro…”

Evo Morales simboliza en momentos de crisis política y social un poder fáctico con capacidad de movilización, control de carreteras, calles y plazas con obsecuentes militantes de su partido, seguidores y admiradores fieles a su liderazgo indígena y otros ingenuos oportunistas buscando rédito económico.

Logró mostrar su presencia determinante con respaldo de miles de seguidores. Políticamente no está muerto y sigue siendo factor de poder factico que el gobierno sabe cómo medir para no exponer en riego las conquistas del MS-IPSP y las mieles que otorga el control del Estado. La respuesta en ambos lados no es ni victoria ni derrota.

 

. Redacción:
Desiderio Paredes

Sociólogo, miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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