Del programa “Memorias que Perduran”, recuperamos para la Revista TEMAScbba, en esta ocasión, a personajes del ámbito nacional que han dedicado su tiempo, su trabajo con pasión y esmerada dedicación, a la interpretación y composición de la música nacional, que a lo largo de los años han logrado posicionarse en el público de todo el país, que sigue la producción musical y que alegran su actividad cotidiana, escuchando, bailando, tarareando, cantando o solo deleitándose con los diferentes ritmos que nos entregan a lo largo de los años y que constituyen parte del acervo nacional y que no puede estar al margen del gusto musical de los bolivianos.
Recuerdan cómo surgen, la trayectoria que tienen de participar en festivales folclóricos, de amenizar fiestas, de contribuir con la formación de músicos, en fin, una serie de historias de vida que comparto en la Revista TEMAScbba, para valorar y reconocer su aporte a lo largo de su vida.
LUIS RICO
Testimonios con guitarra y canto de protesta
Sus canciones de crítica social tienen su origen en el año 1967 cuando vivía en Potosí, estudiando la Carrera de Economía en la Universidad Mayor Tomás Frías y tiene relación con la Masacre de San Juan, un hecho ocurrido en el distrito minero de Siglo XX en el Norte de Potosí, bajo la presidencia del general René Barrientos Ortuño, que tuvo especial altercado con los mineros que apoyaban la iniciativa de la Guerrilla de Ernesto Che Guevara. Diríamos que, a partir de este suceso para adelante, Luis Rico empezó a mirar con atención, diferentes hechos ocurridos en el país, para “contarle y cantarle” al público a través de sus canciones, para tomar conciencia de las injusticias y desigualdades que cometía la dictadura militar en función de poder a lo largo de más de dos décadas.
Luis Alberto Rico Arancibia nació en Tupiza el 15 de mayo de 1946, este año cumplirá 78 años de vida, una trayectoria de vida dedicada a recuperar la historia, la cultura, las tradiciones y los sinsabores de la gente de las minas, del altiplano, de los valles y del trópico, donde logró realizar diferentes presentaciones artísticas, además de componer sus canciones fruto de la vivencia y de la interacción con la gente, que constituyen un factor de inspiración, cuyas historias hechas canciones, aportan valores y sentimientos de respeto a la madre naturaleza, a los derechos humanos, a la dignidad de la personas y a la misma democracia avasallada por intereses mezquinos de grupos de poder enraizados en la política boliviana.
Pucha Caray, Coplas de la Sequía, Coraje, el Funeral del rio, el Ultimo Tinku en Paris, Bienvenido General, Juan Cutipa, los Mineros volveremos, Palomitay, Armas de casa, Palliri, el Tío de la Mina, Canción para un continente, Cuando tenga la Tierra, son algunos de los títulos de sus canciones, de una amplia producción musical de más de cincuenta años donde Luis Rico aporta contenidos difundidos en conciertos, en la Peña Naira, en presentaciones artísticas en todo el país.
Rico recuerda la mina de Chorolque, en la provincia Nor Chichas en el departamento de Potosí, donde tuvieron que actuar en el teatro del campamento en pleno invierno, repleto de gente que al principio aplaudía y pedía repetir una y otra canción, tras cuatro horas de concierto, resulta que la gente se quedaba dormida y que no podía regresar a su casa por el intenso frío que incluso desafiaba a la muerte. Luis Rico es el artista que tuvo que salir al exilio del país, acompañada de su esposa Cecilia y sus cuatro hijos. “Con boleto de regreso” aclara en su libro “Luís Rico TESTIMONIOS CON GUITARRA”.
La primera en el Gobierno del coronel Hugo Banzer Suarez con destino a Francia, la segunda en la dictadura militar de Luis García Meza con destino a México, conocer artistas latinoamericanos como Mercedes Sosa, Violeta Parra, Silvio Rodríguez, entre otros y actuar junto a ellos cautivando al público europeo. Es el artista que logró participar de festivales y conciertos de música en países de Europa, Estados Unidos, Centro América, principalmente Nicaragua y Cuba, para después volver a Bolivia, radicar en la ciudad de La Paz y seguir produciendo música de crítica social como aporte a las organizaciones de base del país.
De Luis Rico destacaría también su relación de cercanía y afecto a sacerdotes como el padre Julio Tumiri, Luís Espinal, asesinado por la dictadura militar, el padre Gregorio Iriarte a quien le dedica una canción, a Xavier Albo, músicos como Matilde Casasola, Humberto Leyton, Willy Alfaro, Nilo Soruco de los Montoneros de Méndez, conocer a Domitila Chungara en la Plaza San Francisco con motivo de la Marcha por la Vida, interactuar con dirigentes sindicales como Juan Lechín, Filemón Escobar, Simón Reyes, Víctor López, Edgar Ramírez, dirigentes legendarios de la Federación de Trabajadores Mineros de Bolivia y de la Central Obrera Boliviana.
En el final de la entrevista en “Memorias que Perduran”, Luis Rico levantó su guitarra, mientras conversaba, templó sus cuerdas para interpretarnos una canción que decía “No dejes que me vaya de Bolivia”, una estampa de todas las regiones del país y sus características sociales, demográficas y culturales, que deberían ser motivo para querer a nuestra patria que lo tiene todo.
Brillante redacción que destaca a los clásicos de la música nacional que trascendieron a otros países ĺlevando cosigo el tesoro musical y compartiendo con el mundo las delicias de un agtapi musical.
Muchos crecimos con su música y escucharlos en nuestra vida adulta, nos transporta muchas veces, a momentos dolorosos en la historia de nuestro pais pero tambien a momentos de plena juventud, a ideales y sueños que se construyeron en compañía de un aparato de radio que hacia llegar a nuestros oídos esta música inolvidable de cada uno de ellos y muchos artistas, poetas, músicos, cantantes que perduran en nuestra memoria.
Gracias por deleitarnos y compartir sus historias de vida.
Felicidades Constantino, un gran aporte a la cultura de la historia boliviana.Eres una de las pocas personas que conozco que aprovecha bien.la inteligencia y el xdinamismo emprendedor que Dios te regala. Gracias nievamente.