LA BIBLIOTECA DE FILIPO UNA JOYA POR SIEMPRE
...
La profesora Olga Vásquez, esposa y compañera de Filemón Escobar muestra la biblioteca personal de Filipo ordenada en tres ambientes de su domicilio ubicado en Trojes.
La profesora Olga Vásquez, esposa y compañera de Filemón Escobar muestra la biblioteca personal de Filipo ordenada en tres ambientes de su domicilio ubicado en Trojes.
LA BIBLIOTECA DE FILIPO UNA JOYA POR SIEMPRE
Filemón Escobar trascendió en vida con extraordinaria reputación como histórico teórico revolucionario; consecuente militante obrero, dirigente de la gloriosa Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, asesor de la Central Obrera Boliviana, COB y ex candidato vicepresidencial en dos ocasiones: binomio con Ricardo Catoira (1978) y con Genaro Flores, del Movimiento Revolucionario Túpac Katari de Liberación (1980)
Olga Vásquez, nos permitió una corta visita a su domicilio a iniciativa de mi amigo y colega periodista Ernesto Miranda, de Radio Pio XII, quien se propone redactar un testimonio sobre el discurso pronunciado por Filemón en una histórica asamblea en interior mina un día de agosto de 1986 cuando el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, decretó el cierre de las minas de COMIBOL y posterior relocalización de mineros. Ernesto estuvo a lado de Filipo en esa oportunidad y tiene en su poder el discurso grabado.
Fue precisamente en ese encuentro que tuve el privilegio de conocer la decisión de la profesora Olga Vásquez, quien proyecta escribir la biografía de Filemón Escobar, cuidando detalles sólo inherentes a su personalidad como padre de familia, esposo y abuelo. Abarcar la dimensión humana de un hombre que muy pocos conocemos, quizá, el lado más fuerte de su gran intimidad. La esposa de Filemón, en la oportunidad, aclaró: “Solo escribiré el lado humano de Filipo, no tocaré para nada el análisis político e ideológico”.
Por cierto, me pareció correcta su apreciación de contemplar sólo la semblanza humana del líder minero y quedé impresionado por tan sabia decisión. Siendo su compañera de toda una vida, ¿quién más podría testimoniar sobre él? Entonces, el trabajo de Ernesto Miranda, probablemente sería parte del futuro libro junto a otros artículos firmados por amigos y camaradas de lucha de Filipo.
Muchos prestigiosos historiadores, politólogos, sociólogos, antropólogos ya escribieron una vasta literatura sobre la trascendencia ideológica de Filipo en la gesta sindical y revolucionaria de los mineros contra las dictaduras militares y gobiernos civiles neoliberales. La historia, igual, lo reconoce como inspirador y precursor de los sindicatos de cultivadores de coca del trópico, constructor del Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos, IPSP y del Movimiento al Socialismo, MAS.
CASI UN MUSEO
La casa de Filipo, es una modesta vivienda, pero confortable, con apacibles ambientes cuyos espacios mayormente están ocupados por decenas de estanterías verticales y horizontales repletas de libros apilados y otros ordenados prolijamente en libreros de madera, junto a una hemeroteca. Colecciones de autores de la filosofía comunista, Marx, Lenin, Hegel, Trotski y Mao; obras sobre Teología de la Liberación del sacerdote brasileño Frei Betto, un religioso dominico que luchó contra las dictaduras militares en su país e influyo en América Latina. Obras de autores nacionales como Fausto Reynaga, ideólogo de la liberación del indio, pasando por Carlos Montenegro, Augusto Céspedes que aportaron desde el periodismo a la Revolución Boliviana de 1952 y por supuesto, la colección completa de “Historia del Movimiento Obrero” de Guillermo Lora, jefe del POR, de quien se había distanciado en 1970.
Fue cuando Ernesto, me dijo al oído, “…no sólo es biblioteca, parece un museo. Aquí encuentras de todo…”. Era verdad la afirmación de mi colega. En todos sus ambientes repletos de libros, había pinturas, esculturas, cuadros con fotografías históricas, estatuillas de reconocidos luchadores sociales, pergaminos, diplomas de honor y certificados de reconocimiento a la labor del dirigente minero en diferentes años.
Estuve frente al escritorio y la computadora de Filemón dibujando en mi mente una imagen de él, escribiendo sus libros sobre teoría de la complementariedad y reciprocidad. “Testimonio de un militante obrero” (1984) “La tesis de Catavi” (1986) “La mina vista desde el guardatojo” (1986) “De la Revolución al Pachakuti” (2008) “El evangelio es la encarnación de los derechos humanos” (2011) y “Semblanzas” (2014) son obras que constituyen un verdadero aporte al debate ideológico por siempre.
El “Flaco”, apreciado y respetado por sus compañeros, orientó con certeza la coyuntura política y la crisis de Estado en momentos de aguda tensión sindical y política para el destino de la clase obrera y su vanguardia ideológica: los mineros. Su reducto principal fue interior mina en Siglo XX donde trabajó como perforista y carrero.
Pero su lucha fue abierta como combatiente en Sora Sora, en agosto de 1964, comandando a la columna de mineros de Siglo XX contra el régimen de Víctor Paz Estenssoro. Luego vendría en noviembre su peor enemigo: el Gral. René Barrientos Ortuño. Elocuente defensor de los históricos objetivos de la COB en la Asamblea del Pueblo (1970-1971). Ferviente conductor del destino de las masas populares frente a los gobiernos neoliberales, civiles y militares, por cuya causa fue perseguido, desterrado, encarcelado y exiliado en más de una oportunidad.
Conocí a Filipo en Llallagua en 1969 en la escuela de cuadros políticos del Partido Obrero Revolucionario, POR, (sector Lora) conformado por jóvenes estudiantes y trabajadores de las minas y asumí entonces sus orientaciones filosóficas sobre la importancia de construir el poder obrero bajo la dirección de los mineros como su vanguardia revolucionaria. Hoy puedo decir, estuve en el pasado con un excelso revolucionario a quién siempre consideré mi maestro ideológico.
- Leído: 268 veces -
1 Comentario
Enviar un comentario
También te puede interesar…
Aw, this was an extremely good post. Spending some time and
actual effort to create a great article but what can I say I procrastinate a lot
and don’t manage to get nearly anything done.