Una Fraternidad de Morenada de residentes paceños, hace su ingreso en la fastuosa entrada folklorica de la Festividad de la Virgen de Urkupiña, Foto: Daniel James
Una Fraternidad de Morenada de residentes paceños, hace su ingreso en la fastuosa entrada folklorica de la Festividad de la Virgen de Urkupiña, Foto: Daniel James
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Desde hace décadas, Cochabamba acoge a miles de familias del occidente boliviano, muchas del departamento de La Paz. Su idiosincrasia, su cosmovisión, su cultura y el comercio que promueven, se ha fusionado con los valores regionales; creando una comunidad que aporta a la economía local, es orgullosa de llamarse cochabambina y vivir en la Llajta.
Marcos Figueroa Candia
6 de enero de 2025
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UN MUNDO AYMARA QUE ECHA RAICES EN LA LLAJTA, el valor de la Comunidad Paceña en la construcción de Cochabamba

EN BUSCA DE NUEVAS OPORTUNIDADES

Cochabamba, por su estratégica ubicación geográfica, desde tiempos remotos fue lugar de paso e intercambio social, cultural y comercial. Mucho antes que los Quechuas y la cultura Inca colonizaran el Valle de Kanata (actual valle donde está asentado el Eje Metropolitano de Cochabamba), ya habían sido frecuentes visitantes los Aymaras; de ese paso y arraigo todavía hoy muchos nombres de zonas y barrios de la ciudad de Cochabamba y otros municipios tienen origen en este idioma: Queru Queru, Muyurina, Tupuraya, Quillacollo, Coña Coña, K’ara K’ara, Vila Vila, Sipe Sipe.

Festividad de la Virgen del Carmen, 16 de Julio. Foto: Dico Soliz

Esa tradición de trasegar el mundo le depararía a la comunidad Aymara del Collasuyo (hoy territorio del Estado Plurinacional de Bolivia) un nuevo tiempo y los traería nuevamente a estos valles cargando su cultura, sus tradiciones y su forma de progreso. Y es que el fenómeno de las migraciones de comunidades, también, esta íntimamente ligada a la colonización y desarrollo de los pueblos bolivianos, no solo en tiempos remotos sino en la actualidad; de eso dan fe miles de cochabambinos quienes, buscando nuevos horizontes, conforman vastas comunidades de residentes por todo el mundo, destacándose, por su cantidad, las de: Bérgamo-Italia, Madrid-España, Sao Paulo-Brasil, Buenos Aires-Argentina y Virginia-EEUU. De estos valles parten miles y también llegan a él miles.

Como era natural, las migraciones occidentales del siglo XX y parte del XXI encontrarían en el territorio de la ciudad de Cochabamba espacios urbanos consolidados, a esto se sumó la diversidad de oportunidades que ofrecía la región, cuya vocación económica-productiva siempre fue la de prestación de servicios (gastronómicos, comercio formal e informal, hospedajes, transporte, articulación, distribución, etc.). Comenzó, entonces, el periplo de traer a las familias, buscar espacios habitacionales y generar economía para la subsistencia. Así las laderas de las grandes ciudades del Eje Metropolitano y sobre todo la zona sur de la ciudad de Cochabamba empezarían a mostrar asentamientos consolidados, barrios nuevos y una nueva fuerza de trabajo comercial que echaría raíces para crecer.

SER COCHABAMBINOS CON ALMA PACEÑA

Con parte de las necesidades de vivencia cubiertas, la comunidad paceña-cochabambina empieza a destacarse por cultivar un talento único para el comercio y para los servicios. En un breve tiempo mujeres y hombres, por igual, llenan nuestros centros de abasto de nuevos espacios comerciales y una forma peculiar de acrecentar sus negocios, afianzan la fidelidad de sus clientes y visualizan crecer diversificando rubros; como comentan por ahí “Un comerciante paceño, de un clavo hace una ferretería”. Y, a este nuevo fenómeno se suma el alto valor que le dan a la vida en comunidad, un espacio intangible donde se cultiva la amistad, el “compadrerio”, el Ayni (colaboración entre familias y amistades “Hoy por ti, mañana por mi”). Todo lo hacen en comunidad, se apoyan y cuidan en comunidad y siempre vuelven a la comunidad. Este espacio carga su propia cultura, sus manifestaciones sociales, sus danzas, su música, sus comidas y sus creencias; cultivan la vida en comunidad en una comunidad mayor. Son cochabambinos con alma paceña.

En la mayoría de las familias que han migrado desde La Paz a estos valles, han nacido hijos e hijos de estos hijos que son una generación parida en Cochabamba, son cochabambinos con los mismos derechos y obligaciones que todos los que habitamos la llajta. Esta camada de hijos de esta tierra, nutre nuestros valores ancestrales y cultura Qhochala con su valiosa cultura de crecimiento y vida en comunidad. Y ya destacan por su bonanza y por sus fastuosas manifestaciones culturales, pues con los años la economía que fomentan y acrecientan contribuye al flujo y al movimiento del comercio, de los servicios y de las actividades de esparcimiento. Invierten en nuestra gente cochabambina, en los grupos folclóricos y tropicales para amenizar sus aclamadas fiestas, en DJ y sus servicios de sonido, en gastronomía y bebidas; cuando se trata de obsequiar, esta valiosa comunidad no repara en gastos para dar lo mejor al homenajeado, y estas compras son hechas a artesanos y vendedores locales. Con este y otros varios ejemplos, se abren espacio en la toma de decisiones locales, pues habitan el territorio y contribuyen a los municipios del Eje con impuestos, para mejorar sus condiciones de vida y la prestación de servicios. Generan economía que impulsa el motor que mueve a Cochabamba, como centro articulador y redistribuidor.

Residentes Paceños que disfrutan el clima, la gastronomía y las bondades de la Llajta

ECHAR RAÍCES EN LA LLAJTA

El valor de la comunidad paceña en Cochabamba no es solo su crecimiento social, económico y productivo; es también su forma de mirar la realidad y su gran capacidad de ser permeables a los cambios y circunstancias. Es una comunidad que vive profundamente su legado cultural Aymara, pero que ha echado raíces en estos valles decidiendo, en la mayoría de los casos, no volver a su tierra de origen, sino mas bien potenciar su estructura social y económica en nuestro territorio, vivir en Cochabamba y sentirse cochabambinos.

Esa tradición de trasegar el mundo le depararía a la comunidad Aymara del Collasuyo (hoy territorio del Estado Plurinacional de Bolivia) un nuevo tiempo y los traería nuevamente a estos valles cargando su cultura, sus tradiciones y su forma de progreso. Y es que el fenómeno de las migraciones de comunidades, también, esta íntimamente ligada a la colonización y desarrollo de los pueblos bolivianos, no solo en tiempos remotos sino en la actualidad; de eso dan fe miles de cochabambinos quienes, buscando nuevos horizontes, conforman vastas comunidades de residentes por todo el mundo, destacándose, por su cantidad, las de: Bérgamo-Italia, Madrid-España, Sao Paulo-Brasil, Buenos Aires-Argentina y Virginia-EEUU. De estos valles parten miles y también llegan a él miles.

Como era natural, las migraciones occidentales del siglo XX y parte del XXI encontrarían en el territorio de la ciudad de Cochabamba espacios urbanos consolidados, a esto se sumó la diversidad de oportunidades que ofrecía la región, cuya vocación económica-productiva siempre fue la de prestación de servicios (gastronómicos, comercio formal e informal, hospedajes, transporte, articulación, distribución, etc.). Comenzó, entonces, el periplo de traer a las familias, buscar espacios habitacionales y generar economía para la subsistencia. Así las laderas de las grandes ciudades del Eje Metropolitano y sobre todo la zona sur de la ciudad de Cochabamba empezarían a mostrar asentamientos consolidados, barrios nuevos y una nueva fuerza de trabajo comercial que echaría raíces para crecer.

SER COCHABAMBINOS CON ALMA PACEÑA

Con parte de las necesidades de vivencia cubiertas, la comunidad paceña-cochabambina empieza a destacarse por cultivar un talento único para el comercio y para los servicios. En un breve tiempo mujeres y hombres, por igual, llenan nuestros centros de abasto de nuevos espacios comerciales y una forma peculiar de acrecentar sus negocios, afianzan la fidelidad de sus clientes y visualizan crecer diversificando rubros; como comentan por ahí “Un comerciante paceño, de un clavo hace una ferretería”. Y, a este nuevo fenómeno se suma el alto valor que le dan a la vida en comunidad, un espacio intangible donde se cultiva la amistad, el “compadrerio”, el Ayni (colaboración entre familias y amistades “Hoy por ti, mañana por mi”). Todo lo hacen en comunidad, se apoyan y cuidan en comunidad y siempre vuelven a la comunidad. Este espacio carga su propia cultura, sus manifestaciones sociales, sus danzas, su música, sus comidas y sus creencias; cultivan la vida en comunidad en una comunidad mayor. Son cochabambinos con alma paceña.

En la mayoría de las familias que han migrado desde La Paz a estos valles, han nacido hijos e hijos de estos hijos que son una generación parida en Cochabamba, son cochabambinos con los mismos derechos y obligaciones que todos los que habitamos la llajta. Esta camada de hijos de esta tierra, nutre nuestros valores ancestrales y cultura Qhochala con su valiosa cultura de crecimiento y vida en comunidad. Y ya destacan por su bonanza y por sus fastuosas manifestaciones culturales, pues con los años la economía que fomentan y acrecientan contribuye al flujo y al movimiento del comercio, de los servicios y de las actividades de esparcimiento. Invierten en nuestra gente cochabambina, en los grupos folclóricos y tropicales para amenizar sus aclamadas fiestas, en DJ y sus servicios de sonido, en gastronomía y bebidas; cuando se trata de obsequiar, esta valiosa comunidad no repara en gastos para dar lo mejor al homenajeado, y estas compras son hechas a artesanos y vendedores locales. Con este y otros varios ejemplos, se abren espacio en la toma de decisiones locales, pues habitan el territorio y contribuyen a los municipios del Eje con impuestos, para mejorar sus condiciones de vida y la prestación de servicios. Generan economía que impulsa el motor que mueve a Cochabamba, como centro articulador y redistribuidor.

ECHAR RAÍCES EN LA LLAJTA

El valor de la comunidad paceña en Cochabamba no es solo su crecimiento social, económico y productivo; es también su forma de mirar la realidad y su gran capacidad de ser permeables a los cambios y circunstancias. Es una comunidad que vive profundamente su legado cultural Aymara, pero que ha echado raíces en estos valles decidiendo, en la mayoría de los casos, no volver a su tierra de origen, sino mas bien potenciar su estructura social y económica en nuestro territorio, vivir en Cochabamba y sentirse cochabambinos.

En las manifestaciones culturales, religioso-paganas y sociales de Cochabamba; la comunidad paceña tiene su lugar ganado y deleita por su fastuosidad y su inusitado amor por las bondades de la llajta, por su clima, su gastronomía y sus oportunidades. Celebran con rigor su 16 de Julio, creen profundamente en Jesús del Gran Poder, en la Advocación Mariana de El Carmen, pero también y con mucha más contundencia, celebran la Advocación Mariana de Urkupiña y el 14 de Septiembre; son orgullosos de su progreso elevando el nivel de la fiesta popular. Fiestas de Fraternidades de Danzas Folclóricas mas grandes, mas renovadas, con una cartelera de grupos nacionales e internacionales desplegando la calidad de su arte, con derroche, con mucho color y elegancia. Aprovechando lo que regalan nuestros valles, ejercen su costumbre ancestral del Ayni, para tener lo necesario o mas y mejores activos y bienes; generan una red de colaboración colectiva…comunitaria, que no permite que falten los recursos y que posibilite el crecimiento.

Desde una familia nacida en Achacachi que administra un Restaurante Parrillero que deleita nuestros paladares en La Chimba hasta un Propietario de varias unidades de transporte pesado que viene de orillas del lago Titicaca, desde una Comerciante de telas de la populosa Uyustus de La Paz que radica en Quillacollo hasta un Inversor de traje y casco que ya eleva edificios en el cielo cochabambino, desde un Hincha Atigrado o Celeste que concurre al Capriles a apoyar al equipo de sus amores hasta el dueño de un Balneario multipropósito en Vinto Chico, desde una confeccionadora de vestimentas y atuendos típicos paceños hasta un conductor de trufi o taxi. La comunidad paceña ha echado raíces profundas en Cochabamba fortaleciendo nuestra economía, diversificando nuestra cultura y empoderando a su gente con los anhelos y propósitos cochabambinos.

Festividad de la Virgen del Carmen, 16 de Julio. Foto: Dico Soliz
Residentes Paceños que disfrutan el clima, la gastronomía y las bondades de la Llajta

Esa tradición de trasegar el mundo le depararía a la comunidad Aymara del Collasuyo (hoy territorio del Estado Plurinacional de Bolivia) un nuevo tiempo y los traería nuevamente a estos valles cargando su cultura, sus tradiciones y su forma de progreso. Y es que el fenómeno de las migraciones de comunidades, también, esta íntimamente ligada a la colonización y desarrollo de los pueblos bolivianos, no solo en tiempos remotos sino en la actualidad; de eso dan fe miles de cochabambinos quienes, buscando nuevos horizontes, conforman vastas comunidades de residentes por todo el mundo, destacándose, por su cantidad, las de: Bérgamo-Italia, Madrid-España, Sao Paulo-Brasil, Buenos Aires-Argentina y Virginia-EEUU. De estos valles parten miles y también llegan a él miles.

Festividad de la Virgen del Carmen, 16 de Julio. Foto: Dico Soliz

Como era natural, las migraciones occidentales del siglo XX y parte del XXI encontrarían en el territorio de la ciudad de Cochabamba espacios urbanos consolidados, a esto se sumó la diversidad de oportunidades que ofrecía la región, cuya vocación económica-productiva siempre fue la de prestación de servicios (gastronómicos, comercio formal e informal, hospedajes, transporte, articulación, distribución, etc.). Comenzó, entonces, el periplo de traer a las familias, buscar espacios habitacionales y generar economía para la subsistencia. Así las laderas de las grandes ciudades del Eje Metropolitano y sobre todo la zona sur de la ciudad de Cochabamba empezarían a mostrar asentamientos consolidados, barrios nuevos y una nueva fuerza de trabajo comercial que echaría raíces para crecer.

SER COCHABAMBINOS CON ALMA PACEÑA

Con parte de las necesidades de vivencia cubiertas, la comunidad paceña-cochabambina empieza a destacarse por cultivar un talento único para el comercio y para los servicios. En un breve tiempo mujeres y hombres, por igual, llenan nuestros centros de abasto de nuevos espacios comerciales y una forma peculiar de acrecentar sus negocios, afianzan la fidelidad de sus clientes y visualizan crecer diversificando rubros; como comentan por ahí “Un comerciante paceño, de un clavo hace una ferretería”. Y, a este nuevo fenómeno se suma el alto valor que le dan a la vida en comunidad, un espacio intangible donde se cultiva la amistad, el “compadrerio”, el Ayni (colaboración entre familias y amistades “Hoy por ti, mañana por mi”). Todo lo hacen en comunidad, se apoyan y cuidan en comunidad y siempre vuelven a la comunidad. Este espacio carga su propia cultura, sus manifestaciones sociales, sus danzas, su música, sus comidas y sus creencias; cultivan la vida en comunidad en una comunidad mayor. Son cochabambinos con alma paceña.

En la mayoría de las familias que han migrado desde La Paz a estos valles, han nacido hijos e hijos de estos hijos que son una generación parida en Cochabamba, son cochabambinos con los mismos derechos y obligaciones que todos los que habitamos la llajta. Esta camada de hijos de esta tierra, nutre nuestros valores ancestrales y cultura Qhochala con su valiosa cultura de crecimiento y vida en comunidad. Y ya destacan por su bonanza y por sus fastuosas manifestaciones culturales, pues con los años la economía que fomentan y acrecientan contribuye al flujo y al movimiento del comercio, de los servicios y de las actividades de esparcimiento. Invierten en nuestra gente cochabambina, en los grupos folclóricos y tropicales para amenizar sus aclamadas fiestas, en DJ y sus servicios de sonido, en gastronomía y bebidas; cuando se trata de obsequiar, esta valiosa comunidad no repara en gastos para dar lo mejor al homenajeado, y estas compras son hechas a artesanos y vendedores locales. Con este y otros varios ejemplos, se abren espacio en la toma de decisiones locales, pues habitan el territorio y contribuyen a los municipios del Eje con impuestos, para mejorar sus condiciones de vida y la prestación de servicios. Generan economía que impulsa el motor que mueve a Cochabamba, como centro articulador y redistribuidor.

ECHAR RAÍCES EN LA LLAJTA

El valor de la comunidad paceña en Cochabamba no es solo su crecimiento social, económico y productivo; es también su forma de mirar la realidad y su gran capacidad de ser permeables a los cambios y circunstancias. Es una comunidad que vive profundamente su legado cultural Aymara, pero que ha echado raíces en estos valles decidiendo, en la mayoría de los casos, no volver a su tierra de origen, sino mas bien potenciar su estructura social y económica en nuestro territorio, vivir en Cochabamba y sentirse cochabambinos.

Residentes Paceños que disfrutan el clima, la gastronomía y las bondades de la Llajta

En las manifestaciones culturales, religioso-paganas y sociales de Cochabamba; la comunidad paceña tiene su lugar ganado y deleita por su fastuosidad y su inusitado amor por las bondades de la llajta, por su clima, su gastronomía y sus oportunidades. Celebran con rigor su 16 de Julio, creen profundamente en Jesús del Gran Poder, en la Advocación Mariana de El Carmen, pero también y con mucha más contundencia, celebran la Advocación Mariana de Urkupiña y el 14 de Septiembre; son orgullosos de su progreso elevando el nivel de la fiesta popular. Fiestas de Fraternidades de Danzas Folclóricas mas grandes, mas renovadas, con una cartelera de grupos nacionales e internacionales desplegando la calidad de su arte, con derroche, con mucho color y elegancia. Aprovechando lo que regalan nuestros valles, ejercen su costumbre ancestral del Ayni, para tener lo necesario o mas y mejores activos y bienes; generan una red de colaboración colectiva…comunitaria, que no permite que falten los recursos y que posibilite el crecimiento.

Desde una familia nacida en Achacachi que administra un Restaurante Parrillero que deleita nuestros paladares en La Chimba hasta un Propietario de varias unidades de transporte pesado que viene de orillas del lago Titicaca, desde una Comerciante de telas de la populosa Uyustus de La Paz que radica en Quillacollo hasta un Inversor de traje y casco que ya eleva edificios en el cielo cochabambino, desde un Hincha Atigrado o Celeste que concurre al Capriles a apoyar al equipo de sus amores hasta el dueño de un Balneario multipropósito en Vinto Chico, desde una confeccionadora de vestimentas y atuendos típicos paceños hasta un conductor de trufi o taxi. La comunidad paceña ha echado raíces profundas en Cochabamba fortaleciendo nuestra economía, diversificando nuestra cultura y empoderando a su gente con los anhelos y propósitos cochabambinos.

Festividad de la Virgen del Carmen, 16 de Julio. Foto: Dico Soliz

Esa tradición de trasegar el mundo le depararía a la comunidad Aymara del Collasuyo (hoy territorio del Estado Plurinacional de Bolivia) un nuevo tiempo y los traería nuevamente a estos valles cargando su cultura, sus tradiciones y su forma de progreso. Y es que el fenómeno de las migraciones de comunidades, también, esta íntimamente ligada a la colonización y desarrollo de los pueblos bolivianos, no solo en tiempos remotos sino en la actualidad; de eso dan fe miles de cochabambinos quienes, buscando nuevos horizontes, conforman vastas comunidades de residentes por todo el mundo, destacándose, por su cantidad, las de: Bérgamo-Italia, Madrid-España, Sao Paulo-Brasil, Buenos Aires-Argentina y Virginia-EEUU. De estos valles parten miles y también llegan a él miles.

Residentes Paceños que disfrutan el clima, la gastronomía y las bondades de la Llajta

Como era natural, las migraciones occidentales del siglo XX y parte del XXI encontrarían en el territorio de la ciudad de Cochabamba espacios urbanos consolidados, a esto se sumó la diversidad de oportunidades que ofrecía la región, cuya vocación económica-productiva siempre fue la de prestación de servicios (gastronómicos, comercio formal e informal, hospedajes, transporte, articulación, distribución, etc.). Comenzó, entonces, el periplo de traer a las familias, buscar espacios habitacionales y generar economía para la subsistencia. Así las laderas de las grandes ciudades del Eje Metropolitano y sobre todo la zona sur de la ciudad de Cochabamba empezarían a mostrar asentamientos consolidados, barrios nuevos y una nueva fuerza de trabajo comercial que echaría raíces para crecer.

SER COCHABAMBINOS CON ALMA PACEÑA

Con parte de las necesidades de vivencia cubiertas, la comunidad paceña-cochabambina empieza a destacarse por cultivar un talento único para el comercio y para los servicios. En un breve tiempo mujeres y hombres, por igual, llenan nuestros centros de abasto de nuevos espacios comerciales y una forma peculiar de acrecentar sus negocios, afianzan la fidelidad de sus clientes y visualizan crecer diversificando rubros; como comentan por ahí “Un comerciante paceño, de un clavo hace una ferretería”. Y, a este nuevo fenómeno se suma el alto valor que le dan a la vida en comunidad, un espacio intangible donde se cultiva la amistad, el “compadrerio”, el Ayni (colaboración entre familias y amistades “Hoy por ti, mañana por mi”). Todo lo hacen en comunidad, se apoyan y cuidan en comunidad y siempre vuelven a la comunidad. Este espacio carga su propia cultura, sus manifestaciones sociales, sus danzas, su música, sus comidas y sus creencias; cultivan la vida en comunidad en una comunidad mayor. Son cochabambinos con alma paceña.

Festividad de la Virgen del Carmen, 16 de Julio. Foto: Dico Soliz
Residentes Paceños que disfrutan el clima, la gastronomía y las bondades de la Llajta
Festividad de la Virgen del Carmen, 16 de Julio. Foto: Dico Soliz

Esa tradición de trasegar el mundo le depararía a la comunidad Aymara del Collasuyo (hoy territorio del Estado Plurinacional de Bolivia) un nuevo tiempo y los traería nuevamente a estos valles cargando su cultura, sus tradiciones y su forma de progreso. Y es que el fenómeno de las migraciones de comunidades, también, esta íntimamente ligada a la colonización y desarrollo de los pueblos bolivianos, no solo en tiempos remotos sino en la actualidad; de eso dan fe miles de cochabambinos quienes, buscando nuevos horizontes, conforman vastas comunidades de residentes por todo el mundo, destacándose, por su cantidad, las de: Bérgamo-Italia, Madrid-España, Sao Paulo-Brasil, Buenos Aires-Argentina y Virginia-EEUU. De estos valles parten miles y también llegan a él miles.

Como era natural, las migraciones occidentales del siglo XX y parte del XXI encontrarían en el territorio de la ciudad de Cochabamba espacios urbanos consolidados, a esto se sumó la diversidad de oportunidades que ofrecía la región, cuya vocación económica-productiva siempre fue la de prestación de servicios (gastronómicos, comercio formal e informal, hospedajes, transporte, articulación, distribución, etc.). Comenzó, entonces, el periplo de traer a las familias, buscar espacios habitacionales y generar economía para la subsistencia. Así las laderas de las grandes ciudades del Eje Metropolitano y sobre todo la zona sur de la ciudad de Cochabamba empezarían a mostrar asentamientos consolidados, barrios nuevos y una nueva fuerza de trabajo comercial que echaría raíces para crecer.

. Redacción:
Marcos Figueroa Candia

Director General de TEMAScbba y creador del concepto de la Revista. Miembro de la Sociedad de Editores y Redactores SER Cochabamba

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