El TSE, sin embargo, hizo prevalecer —a la fecha— la Ley Electoral sin privilegios ni excepciones rechazando con apoyo del TCP diferentes recursos judiciales y presiones violentas que intentaban paralizar el proceso electoral.
En la cuarta cumbre multipartidaria y de los cuatro poderes del Estado realizada en Santa Cruz el 12 de junio 2025 se comprometió fortalecer la democracia aplicando medidas punitivas contra quienes pretendan sabotear los comicios nacionales.
El TSE demostró seriedad en sus actos por encima de presiones psicológicas y amenazas contra la vida de sus integrantes provenientes de sectores políticos radicales, que, aún persisten.
El viernes 6 de junio, 2025, el TSE publicó la nómina oficial de candidatos y aprobó la papeleta multicolor y multisigno, dando mayor certidumbre sobre el futuro de las elecciones.
Son tiempos difíciles para la democracia, alerto el presidente del TSE, Oscar Hassenteuffel, quien pidió al pueblo boliviano defender el proceso electoral y llegar al día de los comicios presidenciales en ambiente de paz,
Y las muestras publicadas sobre intención de voto por empresas encuestadoras y cadenas de televisión revelan al presente una pálida respuesta de la imagen de candidatos y ofertas electorales. Los mensajes todavía no entusiasman.
El precario apoyo a los bloques popular y conservador (izquierda y derecha) más los supuestos votos blancos y nulos que configuran una mayoría en los porcentajes parciales, puede anticipar una probable abstención.
Obviamente, encuestas posteriores clarificarán la preferencia electoral después de los debates presidenciales, considerados muy importantes para medir la talla, imagen y capacidad de los candidatos.
Las urnas y el voto secreto —en definitiva— son expresiones de conciencia y poder determinante del soberano (el pueblo) para premiar o castigar a los candidatos presidenciales tras un escrupuloso escrutinio silencioso.
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